domingo, enero 19 2025

La OMS declara la emergencia sanitaria internacional por la viruela del mono ante la explosión de casos en África

Un año y tres meses después de poner fin a la alerta declarada en 2022, el organismo de las Naciones Unidas reactiva el mecanismo tras medio millar de muertes en el continente este año y una nueva variante

Tres preguntas y respuestas sobre la viruela de los monos

Los brotes actuales de viruela del mono, también llamada mpox, vuelven a ser una emergencia de salud pública de importancia internacional. Así lo ha declarado este miércoles la Organización Mundial de la Salud (OMS) en una reunión del Comité de Emergencia tras el aumento de casos sin precedentes en diversos países africanos. Se trata del mayor nivel de alerta recogido por el Reglamento Sanitario Internacional y ya fue declarado para este virus en 2022 tras expandirse por 70 países. Pero el 11 de mayo de 2023 se puso fin a la alerta mundial. Hasta hoy. “Requiere una respuesta internacional para salvar vidas”, ha comunicado el director general del organismo de Naciones Unidas, Tedros Adhanomn, en una conferencia de prensa.

La decisión de la OMS llega un día después de que el principal organismo de salud pública de África (CDC, por sus siglas en inglés) haya declarado también la emergencia sanitaria por la expansión del virus. En los dos últimos años los casos detectados no han dejado de aumentar en ese continente: desde enero de 2022 se han diagnosticado 38.465 casos de viruela de los monos y se han producido 1.465 fallecimientos con un aumento de la prevalencia del 79% en 2023 respecto a 2022, según los datos de CDC África.

En lo que llevamos de año, se han registrado un 160% más de infecciones que en el mismo periodo del año pasado y han muerto 524 personas, según los datos ofrecidos por el director general del organismo de Naciones Unidas. El infradiagnóstico es muy elevado, coinciden los expertos, de manera que estas cifras pueden ser solo la punta del iceberg. El epicentro se sitúa en República Democrática del Congo, el país con más problemas –especialmente entre los niños, donde se concentra la mayor mortalidad–, aunque en el último mes se han reportado casos en Burundi, Kenia, Ruanda y Uganda.

La OMS pone en marcha la emergencia internacional cuando valora que existen implicaciones para la salud pública que van más allá de la frontera de los países afectados. Se han declarado alertas de este tipo en ocho ocasiones, con esta, desde principios de los 2000. Antes fue la COVID-19, la gripe porcina, la poliomelitis, el ébola o el zika. Una vez activada la emergencia, las recomendaciones de la OMS son temporales y requieren revisiones cada tres meses.

El motivo de preocupación es una nueva variante (clado I) surgida en septiembre de 2023 sobre la que hay sospechas de mayor letalidad que la variante que afectó al planeta en 2022 (clado II) y que sigue siendo la mayoritaria en el brote global.

“Esta nueva mutación parece haberse iniciado en un prostíbulo en República Democrática del Congo (RDC) y al poder transmitirse por contacto sexual y también directo entre personas está afectando a adultos y niños”, aseguraba la semana pasada el director del Instituto Universitario de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias, Jacob Lorenzo-Morales, a este medio.

Según el experto, el clado I es más letal, “con mortalidades de entorno al 10% en niños y con una clínica más compleja y prolongada que deja ampollas durante más tiempo”, aunque todavía hay bastantes limitaciones en la comprensión de la epidemiología y la transmisión, admiten los CDC africanos. Además, el continente africano tiene dificultades para establecer contramedidas a la epidemia como la vacunación, los diagnósticos o los tratamientos. Además, la situación debe gestionarse a la vez que otros brotes, como cólera y ébola, junto a otros problemas sociopolíticos que atraviesan algunos países.

La viruela del mono es una zoonosis (enfermedad transmitida entre animales vertebrados y el ser humano) producida por un virus ADN que es endémica en África Central y Occidental. Produce síntomas y tiene una presentación similar a los de la viruela –una enfermedad erradicada desde 1980–, pero presenta menor gravedad, transmisibilidad y mortalidad.

En países como España, la vigilancia y la vacunación permitieron controlar la transmisión en unos meses. De los más de 7.500 casos detectados en nuestro país en 2022 se pasó a algo más de 300 en 2023. Este año, no obstante, se ha producido un ligero repunte en España que recuerda que la enfermedad no se ha eliminado en los países desarrollados. De hecho, el Ministerio de Sanidad recordó la semana pasada la importancia de completar la pauta de vacunación. Solo lo han hecho la mitad de las personas (20.000 de 40.000).