Gracias a esta colaboración internacional, los investigadores han comenzado a desentrañar el complejo panorama molecular de la neurodegeneración, lo que ofrece esperanzas para un diagnóstico más temprano y terapias más específicas
Hemeroteca – Un megaestudio asocia el herpes labial con un mayor riesgo de desarrollar alzhéimer
El análisis de uno de los conjuntos de datos de proteínas más grandes del mundo ofrece nuevos conocimientos sobre las bases biológicas de las principales enfermedades neurodegenerativas, como el alzhéimer y el párkinson, según una investigación presentada por el Consorcio Global de Proteómica de Neurodegeneración (GNPC).
Los hallazgos, publicados este martes en una serie de artículos en Nature Medicine y Nature Aging, revelan biomarcadores proteicos únicos que se correlacionan con las enfermedades neurodegenerativas y el proceso de envejecimiento, y podrían ayudar a la detección temprana y mejorar los resultados de las principales enfermedades neurodegenerativas.
Afortunadamente, grandes avances como las pruebas diagnósticas basadas en sangre y los tratamientos con anticuerpos aprobados finalmente están cambiando el rumbo
“Afortunadamente, grandes avances como las pruebas diagnósticas basadas en sangre y los tratamientos con anticuerpos aprobados finalmente están cambiando el rumbo”, escribe Bill Gates, cofundador y presidente de Gates Venture, escribe en un artículo publicado en Nature Medicine. “Estamos más cerca que nunca del día en que un diagnóstico de alzhéimer deje de ser una sentencia de muerte… El Consorcio Global de Proteómica de Neurodegeneración (GNPC) es un ejemplo perfecto de lo que se puede lograr cuando científicos de todo el mundo trabajan juntos”.
Un desafío global
Las enfermedades neurodegenerativas representan un creciente desafío para la salud mundial, afectando a más de 57 millones de personas en todo el mundo, y se proyecta que esta cifra se duplique cada 20 años. Sin embargo, la búsqueda de tratamientos eficaces se ha visto obstaculizada por dificultades diagnósticas y una comprensión deficiente de los mecanismos de la enfermedad.
Los biomarcadores pueden ayudar a los médicos a identificar y diagnosticar enfermedades neurodegenerativas de forma más temprana y a desarrollar mejores tratamientos, pero las dificultades para recopilar conjuntos de datos amplios y diversos para estos análisis han ralentizado el progreso. Al aprovechar tecnologías avanzadas para estudiar proteínas, los investigadores han comenzado a desentrañar el complejo panorama molecular de la neurodegeneración, lo que ofrece esperanzas para un diagnóstico más temprano y terapias más específicas.
En el artículo principal, Farhad Imam y sus colegas del GNPC presentan uno de los conjuntos de datos proteómicos más extensos, que incluye aproximadamente 250 millones de mediciones únicas de proteínas de más de 35 000 muestras de biofluidos, como plasma sanguíneo y líquido cefalorraquídeo. Estas muestras fueron proporcionadas por 23 comunidades de investigación a nivel mundial e incluyen datos clínicos asociados. A partir de esto, los autores identificaron proteínas específicas asociadas con la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Parkinson, la demencia frontotemporal y la esclerosis lateral amiotrófica.
Estas muestras fueron proporcionadas por 23 comunidades de investigación a nivel mundial e incluyen datos clínicos asociados
Tres artículos asociados del GNPC, también publicados en Nature Medicine, demuestran cómo se pueden aplicar los análisis de este conjunto de datos para abordar preguntas clave en la investigación de enfermedades neurodegenerativas y envejecimiento. Carlos Cruchaga y colegas identificaron perfiles de biomarcadores plasmáticos específicos de la enfermedad y una firma de proteínas en la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Parkinson y la demencia frontotemporal, y revelaron mecanismos distintos y compartidos, destacando posibles proteínas reguladoras y vías para estrategias diagnósticas y terapéuticas.
Catilin Finney, Artur Shvetcov y colegas identificaron una firma de proteína plasmática y de líquido cefalorraquídeo asociada con portadores del alelo APOE ε4, una variante genética conocida que aumenta el riesgo de enfermedad de alzhéimer, y sugieren que esta variante tiene un papel más amplio en otras enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Parkinson, la demencia frontotemporal y la esclerosis lateral amiotrófica.
Tony Wyss-Coray y sus colegas identificaron cambios relacionados con la edad en las proteínas que se correlacionan con la función cognitiva, lo que ofrece nuevos conocimientos sobre cómo los cambios en los niveles de proteínas en el líquido cefalorraquídeo y el plasma se asocian con la salud cognitiva.
Los autores destacan la importancia de la colaboración internacional, el intercambio de datos y el uso de conjuntos de datos diversos para acelerar el descubrimiento en la investigación sobre neurodegeneración. La investigación futura con poblaciones más diversas busca desarrollar nuevas formas de diagnosticar, prevenir y tratar las enfermedades neurodegenerativas, impulsando avances hacia mejores resultados mediante terapias combinadas de precisión optimizadas para los subtipos de enfermedad de cada paciente.