lunes, julio 14 2025

Explosivos caseros, pintadas y ataques a decenas de sedes del PSOE por toda España

Los actos vandálicos contra sucursales del partido socialista y sus ‘Casas del Pueblo’ se suceden por el país mientras el PP nacional se resiste a condenar la violencia contra sus rivales

El PSPV-PSOE denuncia el ataque a su sede en València con pintura y una sábana con el logo del partido tachado

Decenas de sedes del PSOE han sufrido actos vandálicos en los últimos meses. Desde un ataque con artefactos explosivos en Cantabria hasta las pintadas negras en los cuarteles socialistas de València, las agresiones a sucursales del PSOE se concentran y suben de intensidad mientras la contienda política también sube el volumen en el Parlamento y los platós. Un fenómeno que no es nuevo y que no tiene como víctima exclusiva al partido de Pedro Sánchez pero que se ha recrudecido en los últimos dos años y que ha incorporado esvásticas, amenazas y mensajes que aluden al debate político y judicial: las revelaciones del ‘caso Koldo’ o la ley de amnistía.

La llegada del PSOE al Palacio de La Moncloa en el verano de 2018 y sus primeras medidas fueron el pistoletazo de salida para este tipo de acciones por parte de la extrema derecha. “El valle no se toca” fue el mensaje que organizaciones de extrema derecha, como las juventudes falangistas, pintaron en decenas de sedes de PSOE y Podemos por una exhumación de los restos de Franco del Valle de los Caídos que finalmente se llevó a cabo a finales del año siguiente. Ya en 2021, integrantes de un grupo neonazi atacaron la sede de Podemos en Cartagena.

La lista de ataques a sedes de partidos políticos –también del Partido Popular en casos como el de Móstoles en 2023 o el de Torrelodones, ambas en Madrid– o a lugares como el Ateneo Republicano de Valladolid es larga y son tratados como casos aislados por la Policía y los juzgados. El repunte de ataques a sedes del PSOE en el último año no permite hablar de una acción coordinada pero sí de un vandalismo reactivo a la contienda política y la actualidad judicial. Las pintadas y mensajes aparecidas en sucursales socialistas, decenas en los últimos meses, aluden últimamente al ‘caso Koldo’, las investigaciones por corrupción o la puesta en marcha de la amnistía.

Pocos de estos ataques llevan firma. El perpetrado sobre la sede del PSOE en València hace unos días, con pintura negra y una pancarta con el logotipo tachado del partido, ha sido reivindicado por Juventud Combativa, una organización política juvenil que se declara “contraria al régimen del 78” y que muestra su afinidad con el Frente Obrero y sus discursos antiinmigración y antifeministas pero sin relación orgánica con el mismo. “La juventud ya no se cree vuestro circo”, dice la organización sobre una acción en una ciudad y una comunidad autónoma gobernadas por el PP.

Las sedes del PSOE en Cantabria han sido objetos de varios ataques en los últimos meses. Uno de ellos, en abril, fue protagonizado por el lanzamiento de explosivos caseros al interior del edificio de la calle Vargas de Santander mientras dentro 70 personas celebraban un acto sobre memoria histórica. Los recipientes con el explosivo tenían un mensaje: “Frente a las mentiras y el revanchismo, PSOE = Satanás”. A día de hoy no hay ni detenidos ni acusados por el ataque.

Meses después, ya en junio, la misma sede del PSOE cántabro amaneció atestada de basura y con una pintada en la puerta: “Mafia”. Parte del eslogan con el que el PP reunía una semana antes a miles de personas en la Plaza de España de Madrid.

“Puteros” es otra de las palabras grabadas con pintura en sedes y ‘Casas del Pueblo’ de todo el país. Sucedió hace unos días en las localidades madrileñas de Rivas y Leganés, en León o en municipios valencianos como Aldaia, entre otros. Alusiones a las revelaciones del caso Koldo y cómo José Luis Ábalos y su asesor, por lo que se desprende del sumario y los mensajes intervenidos, acudían a encuentros con mujeres a las que se referían con calificativos como “la colombiana nueva”.

De las sedes a la filtración de datos personales

El ministro Óscar Puente intervino hace unos días en TVE para poner cifras a la cadena de ataques y actos vandálicos hasta 170 incidentes de mayor o menor gravedad. “Forma parte de una estrategia concertada de acoso y derribo a un Gobierno y un partido democrático”, dijo para después apuntar a la calle Génova. “Lo grave es el silencio de formaciones políticas como el PP. Que no haya condenado ni uno solo de estos ataques ya nos dice que su posición es que le vale todo”, lamentó.

El Partido Popular, al menos a nivel nacional, no ha emitido ninguna condena o pronunciamiento de solidaridad y solo se ha referido a estos hechos cuando ha podido oponer que sedes de su partido también han sido atacadas. Es el caso de la Comunitat Valenciana, donde el president Carlos Mazón ha calificado de “casi ridículo” que el PSOE responsabilice a la agresividad del PP de estos asaltos, el líder regional ha hablado de un “ataque injustificable e injustificado”.

El PP rechaza con energía que el PSOE apunte a su escalada dialéctica como catalizador de los actos vandálicos contra sus sedes, pero dice exactamente lo mismo cuando las sedes atacadas son las suyas. Sucedió precisamente en la misma ciudad cuando el pasado mes de abril la sede del PPCV de la calle Embajador Vich amaneció con pintadas de “asesinos” recordando el número de víctimas de la DANA.

“Se trata de un ataque anónimo y cobarde como resultado de la crispación social y política que, de manera irresponsable, vienen alimentando determinados partidos políticos y que, desde el PPCV, hemos denunciado en numerosas ocasiones”, dijeron entonces los conservadores valencianos.

El aumento de ataques y actos vandálicos a sedes, principalmente del PSOE a nivel nacional, viene acompañado de una escalada de la intensidad en el acoso directo a políticos y periodistas, sobre todo del espectro progresista. Después de episodios como el hostigamiento ultra que decenas de personas ejecutaron durante meses en 2021 frente a la casa de Pablo Iglesias e Irene Montero, la Audiencia Nacional investiga la filtración de datos como teléfonos o matrículas de coche de miembros del Gobierno, algunos políticos del PP y periodistas.

La derecha y la extrema derecha parlamentarias conviven a distancia prudente, mientras tanto, con este tipo de ataques que reproducen textualmente frases y expresiones sacadas de sus discursos. El PP, ante las críticas de no haber condenado el ataque a la sede del PSOE cántabro con explosivos, salió a explicar que Alberto Núñez Feijóo se había “interesado” por el tema en un encuentro con el ministro Félix Bolaños en Roma.

A nivel regional, como sucedió en valencia, la presidenta cántabra María José Sáenz de Buruaga (PP) rechazó de forma contundente el ataque. A nivel nacional, PP y Vox contemplan desde la barrera unos ataques y actos vandálicos que suben de intensidad y aumentan su frecuencia mientras el discurso político de la oposición y de grupos de extrema derecha sin representación parlamentaria también asciende. Dirigentes del PP se felicitan, entretanto, de que los dirigentes socialistas “no puedan salir a la calle” mientras la extrema derecha alienta directamente concentraciones casi permanentes ante la sede del PSOE en Ferraz desde la aprobación de la ley de amnistía.