El partido cierra filas con el presidente, con la excepción de Page y la alcaldesa de Palencia, que en una durísima intervención exigió que “el barco cambie de timón” en 2027. Alivio entre los cuadros con la salida de Salazar de Moncloa y Ferraz e inquietud por la continuidad de Serrano, ‘número dos’ de Cerdán
Sánchez promete acabar con la corrupción y mantener el Gobierno: “La decepción es grande, la responsabilidad, mayor”
Si hubiera que poner un título a lo que acontece en el PSOE sería sin duda el de Los diez negritos. Personajes con pecados o crímenes pasados. Acciones con consecuencias, aunque no siempre inmediatas. La inevitable justicia. Humana o divina. El pasado que atrapa. La angustia. La sospecha. La incertidumbre. Personajes que van cayendo uno a uno. Koldo, Ábalos, Cerdán, Salazar…
De repente, el Comité Federal del PSOE se encontró este sábado con un inesperado giro de guion. El previsto cierre de filas con el secretario general pasó por un momento a un segundo plano porque el protagonista del sábado tenía nombre propio, y no era el de Pedro Sánchez. Francisco Salazar, quien iba a ser designado nuevo secretario de Organización en la sombra, pidió ser apartado de sus funciones antes de que su nombramiento fuera ratificado por el máximo órgano entre congresos del partido.
Esa fue la versión oficial. La extraoficial cuenta que se le invitó a hacerlo. Una salida para zanjar un nuevo escándalo adelantado por elDiario.es, sobre la denuncia de varias mujeres por “comportamientos inadecuados” del que había sido su jefe en Moncloa y en el PSOE. Presunto acoso sexual y abuso de poder.
Otro incendio más provocado por otro de los colaboradores más estrechos de Pedro Sánchez, pero que el presidente zanjó en menos de ocho horas. ¿Dudas? En la Moncloa y en Ferraz tuvieron muchas. Pero en tiempos de desconfianza, y el PSOE es hoy un partido en el que todos se miran de reojo, no hay que poner paños calientes a nada. Ni a la corrupción, ni a las actitudes machistas o acosadoras.
“No somos como los otros, ni como los corruptos que han manchado nuestras siglas. Este partido está hecho de gente honrada, de gente humilde que jamás metería la mano en la caja. Por ellos y para ellas actuaremos con la mayor de las contundencias. Nosotros no hacemos la vista gorda, tomamos medidas inmediatas”, afirmó Sánchez, en su discurso.
Los otros son los populares, cuya forma de actuar ante lo primero y lo segundo son completamente distintas a las ejecutadas por el PSOE. Un repaso a la hemeroteca refresca la memoria sobre los meses que Rajoy tardó en comparecer o prescindir de los servicios de su tesorero, Luis Bárcenas, cuando ya se conocía que era titular de una cuenta en Suiza con más de 50 millones. O, sin irse tan atrás, está el caso del alcalde de Algeciras sobre el que pesan graves acusaciones de acoso sexual y ahí sigue en el cargo. O el del consejero gallego investigado por agresión sexual, que fue hace escasas semanas despedido por su partido y el gobierno de la Xunta entre aplausos.
La única referencia velada que hizo Sánchez sobre el caso Salazar fue pedir a las mujeres del partido que utilicen los canales establecidos para este tipo de denuncias, ya que en Moncloa no consta que haya habido alguna de las supuestas víctimas.
La salida obligada de Salazar tanto de la Ejecutiva como de su cargo de secretario general de Coordinación Institucional en Moncloa proyecta en todo caso una imagen de soledad en Sánchez que inquieta en el partido. No en vano, Salazar era el último ‘sanchista’ de la primera hornada que permanecía al lado del presidente del Gobierno desde que en 2017 colaboró en la organización de las primarias en las que Sánchez se midió con Susana Díaz. Un tiempo en el que hizo equipo –y amistad– con Ábalos y Cerdán, con quien Salazar llegó a compartir piso en Madrid durante un año.
En el PSOE, incluso en el ya reducido círculo del presidente, se echa en falta “un equipo con determinación, conocimiento del partido y criterio” tras la salida del gabinete presidencial del ahora ministro Óscar López. Y se aguarda con impaciencia que Sánchez afronte en septiembre una remodelación a fondo del Gobierno para encarar lo que resta de mandato y que haya una conexión profunda entre gobierno y partido. “Hoy, parecemos el ejército de Pancho Villa”, asegura un veterano.
“Que el barco cambie de timón en 2027”
Quienes han estado cerca del presidente en las últimas horas saben que apenas daba crédito a lo publicado por elDiario.es sobre su colaborador, que llovía sobre mojado después de la entrada en prisión de Cerdán y que era la peor de las noticias a pocas horas de un Comité Federal que, según admiten fuentes del partido, se había preparado a conciencia con las federaciones para insuflar ánimo a los cuadros del partido y para que acabara, como finalmente resultó, en un cierre de filas con el presidente.
Con la salvedad, claro, de la petición de Emiliano García-Page para que Sánchez se sometiera a una moción de confianza o convocara elecciones. Fue la única excepción crítica, junto a la de la alcaldesa de Palencia, Miriam de Andrés, que exigió que el barco cambie de timón en 2027, en alusión a la intención de Sánchez de volver a ser candidato en las generales. Esto, después de salir en defensa del castellano-manchego, de Eduardo Madina –que no está ni se le espera, ¿o sí?– y de Felipe González. Sánchez aprovechó el turno de cierre para recordar a la palentina que en el PSOE los candidatos se eligen en primarias.
El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, durante la reunión del Comité Federal del PSOE, en la sede federal del partido, a 5 de julio de 2025, en Madrid (España).
Se da la circunstancia de que en el PSOE de Pedro Sánchez se ha instaurado como costumbre algo que antes no ocurría en los comités federales, y es que los miembros de la Ejecutiva Federal intervengan. Lo hizo Óscar Puente para atacar con extrema dureza a Page, a quien la presidenta del cónclave le negó el turno de réplica. Y otra particularidad, hasta ahora inédita, es que varios secretarios generales como Pilar Alegría, Óscar López, Ángel Víctor Torres o María Jesús Montero son ministros y todos pidieron turno de palabra, claro, para reivindicar la labor del Gobierno y cerrar filas con el presidente.
El secretario general, eso sí, había pedido perdón ante el Comité Federal y asumido el error de designar a Ábalos y Cerdán, pero dejó claro que no tiene ninguna intención de dimitir porque cree que queda mucha tarea por delante. También intentó, no con demasiado éxito, insuflar ánimo a un partido alicaído por los casos de corrupción, al tiempo que reivindicó lo que se había hecho en el Gobierno en los últimos siete años.
“El capitán –afirmó solemne– no se desentiende cuando viene mala mar, se queda a capear el temporal y a llevar la nave a puerto. ”Comparezco con el corazón tocado, pero con la determinación intacta, con las mismas ganas de afrontar la adversidad y volver a superarla. La traición sufrida es dolorosa, al fin y al cabo fui yo quien confió en ellos, pero la sombra de este error no puede hacernos renunciar a nuestra responsabilidad“, dijo. Fue su manera de justificar que no era el momento de dimitir, sino de afrontar los problemas y resolverlos.
Luego enumeró un primer paquete de medidas anticorrupción, en el marco del partido, antes de que el próximo miércoles anuncie una segunda tanda de iniciativas, en este caso legislativas, ante el pleno del Congreso. El objetivo es reforzar los controles internos en el partido, desconcentrar el poder en la cúpula de Ferraz o implantar un protocolo antifraude a imagen y semejanza del que tiene el partido hermano, el PSC.
Precisamente la intervención de Salvador Illa fue de las más aplaudidas, junto a la de la alcaldesa de A Coruña, Inés Rey. El primero defendió que “esta decepción no va a empañar siete años de Gobierno espectacular”, que los escándalos habían sido “muy dolorosos y decepcionantes, un golpe muy duro para todos y para el secretario general”. “Pero basta ya: hemos reaccionado y hemos pedido perdón a las horas”, añadió. Y la segunda por poner en valor a las mujeres “que no son solo bomberas que vienen a apagar fuegos”. Lo hizo en alusión al nombramiento de la secretaria de Organización, Rebeca Torró. Por lo demás, la jornada acabó con las filas del socialismo a la expectativa de lo próximo que pueda suceder. Ley de Murphy.