Tú no te acuerdas porque eres muy joven, pero hace mucho, mucho tiempo, en una galaxia muy lejana, la derecha en España se oponía al matrimonio igualitario: defendía con uñas y dientes que solo existía un matrimonio-matrimonio, el de un hombre y una mujer, el de toda la vida, sin inventos ni cosas raras. Ni me acuerdo de cuándo fue aquello, hace un siglo por lo menos, Feijóo no había nacido, yo diría que estaba todavía Franco, y hasta los Reyes Católicos, ¡que hablamos del tiempo de Maricastaña! Éramos una sociedad rural, atrasada y cerrada, de moral tradicional, no preparada para un avance en derechos como ese, que además podía conducirnos a la extinción si hombres y mujeres dejaban de casarse y tener hijos como Dios manda.

Ah, pues no. Acabo de mirar la fecha, y resulta que no hace un siglo. Este lunes se cumplen veinte años de la aprobación por el Congreso de los Diputados de la reforma del Código Civil que hizo posible el matrimonio entre personas del mismo sexo. Veinte años. Hace dos días, como quien dice, aunque parece un tiempo remoto por la velocidad e intensidad a la que vivimos últimamente. Pero fue en este mismo siglo: ves los reportajes conmemorativos, y hasta salen políticos y periodistas de derecha que siguen en activo. No me imagino el bochorno tremendo que deben de sentir al publicarse de nuevo los disparates que dijeron en su día. Qué vergüenza.

Es que a un chaval de hoy le cuentas que hace solo veinte años el PP, los obispos, algunos jueces, medios de comunicación, columnistas y tertulianos dieron la batalla contra el matrimonio igualitario en el parlamento, en la calle, en los medios y finalmente en el Constitucional, y no se lo cree. ¿En serio? ¿Por qué les parecía mal un avance que la mayoría de la sociedad ya entonces veía normal, y que una vez aprobado fue rápidamente aceptado y normalizado por la mayoría de quienes se oponían? Pues por la misma razón que décadas antes les pareció mal el divorcio (tal como te lo cuento, no me mires así), el aborto en cualquier supuesto, o más recientemente la eutanasia: porque cada avance social en España se consigue a pesar de la derecha.

Si fuese un problema de hace veinte años, ahí quedaría. Pelillos a la mar, todo el mundo tiene derecho a equivocarse y rectificar, y hay que reconocer que la derecha acabó aceptando por la vía de los hechos el matrimonio igualitario, como antes el divorcio. Pero no es un problema de hace veinte años, sino de hoy mismo: el PP está gobernando, pactando leyes y presupuestos autonómicos y municipales, y dispuesto a acordar el gobierno central si gana las elecciones, con la filial española de Viktor Orbán. Ese partido nacido de una costilla del PP, y que no solo se integra en el mismo grupo europeo que Orbán: es que además recibe financiación del gobierno homófobo de Hungría. A cambio de su apoyo, el PP quita banderas LGTBI de los edificios oficiales y respalda propuestas regresivas de la ultraderecha. Hoy, no veinte años atrás.