Ecologistas apuntan al probable descarte de ejemplares y piden inspecciones submarinas, mientras el Ayuntamiento dice tener pendiente una reunión con los almadraberos, que niegan su responsabilidad
El misterio de los atunes a la deriva en el Estrecho
En las últimas semanas han aparecido en las playas de Tarifa decenas de atunes muertos. La estampa se repite: cuando llega el final de la temporada de almadraba reflotan los atunes, a veces despanzurrados, finalmente arrastrados hasta la orilla de la playa de Los Lances u otras en Tarifa o Barbate para festín de gaviotas. Ecologistas y fuentes del sector hace tiempo que señalan a las poderosas almadrabas como responsables de la muerte y hundimiento de estos ejemplares, que tras caer en las redes serían descartados siguiendo un criterio estrictamente económico: sobran atunes y el que mejor se paga es aquel con la carne en su punto óptimo de grasa y jugosidad. Como hay un límite de capturas, los menos buenos o dañados sobran.
“Es muchísimo; no damos abasto, lo mismo retiramos 60 atunes muertos que cientos de petacas vacías que suministran a las narcolanchas”, lamentó hace un par de semanas Ignacio Trujillo, concejal del Ayuntamiento de Tarifa, en un reportaje sobre el mantenimiento de la playa publicado por La Voz del Sur. Ha sido la declaración más rotunda de un cargo institucional a propósito de la extraordinaria mortalidad de los túnidos en estos meses del año. “Entendemos que son las almadrabas, porque coincide en esa época”, concede el edil en conversación con elDiario.es Andalucía, quien subraya que todos los restos que llegan a la playa son residuo urbano cuya retirada corresponde al Ayuntamiento, y eso supone un problema de gestión. Asegura que han pedido una reunión con la patronal de esta pesquería para abordar el asunto, que aún no se ha agendado.
Las almadrabas siempre han negado su responsabilidad en estas muertes y se reivindican como una pesca sostenible y, precisamente, impulsora de la recuperación de la especie. “Las almadrabas no tienen nada que ver. Los atunes han aparecido siempre varados, y ahora aparecen más porque hay más”, replica Diego Crespo, histórico presidente de la organización de almadraberos de Zahara, Barbate, Conil y Tarifa (OPP51), quien remite a la actual gerencia de la OPP51 para más explicaciones. Este medio ha intentado en repetidas ocasiones contactar con la gerente, sin conseguirlo. La teoría alternativa apunta a los daños que producen en los atunes otros depredadores como las orcas.
Un vídeo con imágenes submarinas
Este año el asunto ha vuelto a la palestra coincidiendo, otra vez, con el fin de las levantás. Las denuncias en redes se han multiplicado desde que hace unos días Verdes de Europa-Tarifa aportó un indicio más. En un vídeo hecho a partir de fotografías submarinas, obtenido de una fuente anónima, se observa al menos seis atunes perfectamente colocados sobre el lecho marino. Sobre uno de ellos, un gancho sujeta una etiqueta en la que se lee: “De la almadraba Tarifa 11 de junio 2025”. El vídeo termina con un mensaje: “No se puede seguir permitiendo esto”.
Imagen del vídeo difundido por Verdes Tarifa
Este medio ya informó de la extraordinaria mortalidad de atunes en época de almadraba en Barbate, Conil y Tarifa hace ahora dos años, cuando decenas de vídeos realizados por pescadores registraron los túnidos flotando a la deriva frente a la costa. En otro vídeo al que tuvo acceso este medio, captado por un buzo, se veía a los ejemplares en el fondo.
“Es algo que se repite periódicamente cuando están las almadrabas puestas, por motivos que desconocemos aparecen multitud de atunes”, explica Javier Gil, de AGADEN-Ecologistas en Acción. “Fuera de temporada no aparecen: esto ocurre sobre todo al final del periodo extractivo. Hay quien dice que el atún se lía, se esmalla, y cuando muere aparece en las playas. Otra posibilidad es que estén heridos y se descarten porque ya no interesen al comprador”. Dicen quienes saben que la carne de estos atunes, dañados por las redes del copo o por otros peces, pierden parte de su jugosidad debido al estrés, de modo que ya no valen tanto.
La coincidencia no es solo temporal. Los ecologistas apuntan también a un encaje geográfico casi perfecto entre las zonas en las que aparecen los atunes, las corrientes y las almadrabas.
1.400 toneladas en capturas y la petición de más cuota
La aparición de cadáveres de atún rojo nuevamente este año vuelve a apuntar a un sector que ha cerrado la temporada capturando 1.402 toneladas y pidiendo un aumento de cuota en vista de la recuperación de la especie en la última década. El inicio de esta campaña estuvo marcado por la huelga de los inspectores de pesca, coincidente con las primeras semanas de las levantás.
El atún es el oro rojo del Mediterráneo. Un manjar que se degusta en los afamados restaurantes de la zona, pero también a decenas de miles de kilómetros de distancia, en el potente mercado japonés, que adquiere en torno al 40% de la producción y es capaz de imponer condiciones y precios. Cada atún pesa en torno a 250 kilos y en 2024 tuvo un precio medio de 9,1 €/kg en las lonjas andaluzas, según las cifras oficiales. Sin embargo, este precio puede triplicarse en el mercado internacional. El negocio de las almadrabas parte, por tanto, de una base mínima que ronda los 14 millones de euros y que probablemente es bastante mayor.
Las almadrabas acumulan un creciente poder económico y social en la zona, donde no abunda el trabajo. Un estudio de la Universidad de Cádiz cifra en alrededor de 500 los empleos directos que genera, y en unos 6.800 los indirectos. Existe todo un turismo gastronómico alrededor del producto. Y el “atún de almadraba” es una marca muy potente que tiene, además, la vitola de pesca sostenible, sin el impacto de la pesca industrial, y tradicional, y que se ha modernizado en los últimos años para incorporar métodos de sacrificio indoloros para los peces.
Aunque los atunes muertos quedan a la vista de todos en cuanto llegan a la playa, las denuncias de lo que ocurre bajo el agua en las almadrabas se han canalizado hasta ahora con extraordinaria prudencia. Este medio ha tenido acceso a algún testimonio directo, pero siempre bajo la condición de que no se identifique la fuente. “La gente siente y sabe que se está maltratando a animales, y, me pregunto cuántos han sido coaccionados con pérdida de trabajo por no soportar esta crueldad”, protesta Rossmarie Hanecke, portavoz del grupo Verdes Europa, quien ha pedido a la Dirección General de Pesca normas de vigilancia más estrictas.
La pesca artesanal reclama más
La exigencia de que se investiguen los posibles descartes no es una reivindicación exclusiva de los ecologistas. Los pescadores de bajura también han protestado por esto. La Federación Andaluza de Pesca Artesanal (FENAPA) hace años que suplica por que se autorice algo más que los escasos 500 kilos de atún al año que tienen asignados algunos buques de artes menores, que cada vez sacan más alga y menos peces, y claman cada vez que ven que las almadrabas parecen despreciar lo que a ellos les ayudaría a capear la crisis. El alga invasora Ruglopterix Okamurae ha esquilmado las capturas de otras especies hasta dejar en los huesos a la flota artesanal.
El ICCAT (siglas en inglés de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico, la organización intergubernamental que establece los topes de captura para velar por la conservación de la especie) autoriza a los barcos españoles capturar 6.783,67 toneladas de atún rojo en 2025. Sobre ese total, el Ministerio reparte entre la almadraba (el 20% del total), la flota de cerco (industrial), la flota de cebo vivo, los cañeros canarios y la flota artesanal, que apenas dispone de 19 toneladas (el 0,28%) para repartir entre unos 40 buques. A unos dos ejemplares por barco. España acogerá la próxima reunión de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico, en la que se fijarán nuevas cuotas de captura para el trienio 2026-2028.
Cada año, FENAPA reitera su solicitud y pide algo más en el reparto de la cuota española que hace el Ministerio. En 2022 presentó a la Secretaría General de Pesca un informe que documentaba la muerte de atunes en las costas gaditanas. No les contestaron. El Ministerio tampoco ha respondido a la consulta de este medio.
Tampoco son transparentes los procesos ni sus actores. El último informe del programa de observadores puesto en marcha por el ICCAT, hecho público en diciembre, recoge 37 incumplimientos en las “granjas y almadrabas europeas” (en conjunto): según el anexo a ese informe, el más habitual ocurre cuando el observador estima que la empresa introduce en la jaula más atunes que los declarados (habitualmente del orden del 20% más). También suele ocurrir que el vídeo es de tan mala calidad que no se puede cuantificar. Es común que el observador no firme, rechazando así lo que le comunica la empresa.
Sin embargo, no es posible saber cuántos de estos incumplimientos de la normativa de control corresponden a España y, de ellos, cuántos a las almadrabas. Hace cuatro años, Verdes Europa empezó a reclamar los informes en bruto elaborados por los observadores que toman nota de las levantás. Primero los pidió a la ICCAT, que les remitió a “las autoridades españolas a través de la Unión Europea”. Cuando llamaron a esa puerta, la Comisión Europea los derivó a las “autoridades españolas”. Y el Ministerio de Agricultura y Pesca, por último, ni les respondió.
Así que se fueron al Consejo de Transparencia, que, tras tirar de la oreja al Ministerio por ignorar a los ecologistas, devolvió a los ecologistas a la casilla de salida: debían buscar en la ICCAT el informe definitivo a partir de los informes de los observadores. Pero estos no son públicos porque tienen “apreciaciones subjetivas” y son meramente “auxiliares”, resolvió Transparencia.
Ahora, Verdes Europa ha reclamado al Ministerio que ponga buzos. A juicio de Rosmarie Hannecke, su portavoz, esta es la única forma de garantizar que las almadrabas no descartan bajo el agua los animales que no son óptimos para su venta al mejor postor y que estos acaben, como cada año, en la playa de Los Lances.