domingo, junio 22 2025

Os lo dije

Es absolutamente imprescindible que personas formadas, con principios, honestas y trabajadoras, dentro de la esfera socialdemócrata puedan liderar un proyecto limpio y digno que podamos volver a respaldar

Pero esta es la verdad, un público que poco exige
Se vuelve igual de estúpido que con lo que transige

Solitario (rapero)

El informe de la UCO no es sino la aparición de Jesús, estando las puertas cerradas, en la que tras darle la paz a los discípulos tomó la mano de Tomás y la llevó dentro de los agujeros que habían dejado los clavos y la lanza en el costado. Tomás el incrédulo que no estando cuando sus compañeros decían haber visto al resucitado se cerró en banda: “Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en el costado no me lo creo”. Ante la contumacia en la incredulidad Cristo les dijo: “¡Bienaventurados los que crean sin haber visto!”. La cita bíblica tiene su sentido no sólo por lo de meter el dedo en la llaga sino por el vía crucis que se avecina dentro del partido socialista y en el gobierno. En el pecado llevan la penitencia.

Ahora que hay llaga en la que meter hasta el puño, da hasta pudor insinuar que se lo dije, que llevo tiempo avanzando la deriva de un líder y un partido que hace tiempo que perdió pie no sólo con los principios socialdemócratas sino con los más básicos principios de la honestidad y la decencia. ¿Es peor robar dinero que robar votos engañando sobre lo que vas a hacer, cambiando de opinión, comportándote de forma contraria a tu ideario y tu programa? ¿Es peor enchufar a mujeres prostituidas, amañar obra pública que funcionar maquiavélicamente aferrado al amoral principio de que el fin justifica los medios (en su conjugación engañosa de hacer de la necesidad virtud)? ¿Es mayor pecado designar a impresentables para controlar puestos de suma responsabilidad y para purgar todo atisbo de discrepancia o de decencia que poner tu rúbrica en leyes que revientan toda la trayectoria anterior de tu partido o que ponen en riesgo las propias instituciones democráticas? ¿Es peor venderte por dinero que por poder? Habrá quien diga que depende, porque hay listones que se ponen tan bajos que son rodapiés.

Oía esta semana a unas cuantas socialistas desgranando las actuaciones atrabiliarias e injustas de un señor que mandaba mucho ahora caído en desgracia judicial. Me alegro porque se hayan visto reivindicadas aunque no me pidan que las llame valientes. El coraje no se tiene cuando el cadáver de tu enemigo pasa frente a tu puerta sino cuando el enemigo aún es poderoso y se alza entre ti y la decencia como un coloso. Esto tiene consecuencias, está claro. Nadie dijo que ser valiente fuera una bicoca. Fíjense las cosas que nos relatan de los héroes clásicos que no son sino un arquetipo de los comportamientos inmutables de los humanos. Lo suyo es criticar las cosas cuando suceden, apartarse cuando es menester. Sobre esto último podían tomar nota algunos ministros y los socios de gobierno. “Habrá que aprovechar lo que dure” es una frase de una inmoralidad palmaria, una máxima rufianesca.

Cuando las cosas empiezan a no ser ejemplares ya no admiten medias tintas. La aprobación de una ley impuesta por la minoría que obligatoriamente tienes en el gobierno, sin que te dé ya el insomnio que proclamas, que contraviene toda la trayectoria histórica feminista de tu partido no es una anécdota. Purgar y represaliar a las militantes que te lo afean, tampoco. Tal vez aquí empecé a despertar yo misma. Ir a las elecciones diciendo una cosa y dos semanas después estar haciendo la contraria es una deshonestidad con tu electorado que demuestra muy bien qué son para ti las elecciones y no es precisamente un contrato de lealtad con tu electorado (y miren que yo ni siquiera me oponía a una amnistía, sí a que se hiciera en claro fraude al electorado). Y así todo. Luego vino negar las evidencias, atacar a las instituciones de check and balance sin importar las consecuencias y porque te interesaba, los relatos en vez de los argumentos, el nepotismo y el clientelismo, las fricciones con la prensa que estaba publicando muchas de las cosas que ahora se comprueban metiendo el dedo en las pruebas (como ya le pasó en su día a Felipe) y todo el resto de cosas que yo no he dejado de contar en los últimos tiempos gracias al compromiso con la pluralidad de este diario. Me han insultado por ello y hasta han pedido que pierda mi trabajo. Eso no invalida que cada uno tenga que posicionarse honestamente donde cree que debe estar.

Les decía el otro día que nada es sorpresivo, se empieza por no tener principios en cosas que pueden parecer irrelevantes y se acaba hundido en la ponzoña. A mí no me preocupa tanto cómo se irá Sánchez, que tendrá que irse de una forma u otra porque ya no tiene futuro político, sino el futuro de la idea de la socialdemocracia, por la que me siento concernida, y la del gran partido que la representa y que es absolutamente sistémico en nuestra democracia. Me preocupa menos, honestamente se lo digo, lo que se quemen o se ensucien los partidos minoritarios que sustentan al gobierno ligando sus siglas con una soga a lo que hay y a lo que queda por salir de este episodio obsceno de patrimonialización corrupta de lo público. Podemos lo ha visto desde el momento uno. Defender lo público es también recordar que lo público no es patrimonio de quien tiene el poder y que bajo ningún concepto puede utilizarse como si lo fuera, tanto si es para quedarse con dinero como si es para ganar votos o apoyos cautivos.

Es una lástima, una verdadera lástima, que un experimento esperanzador y con potencial para mejorar la sociedad siguiendo los principios de honestidad y libertad que caracterizan al pensamiento progresista haya vuelto a caer en las más bajas simas de credibilidad. Es absolutamente imprescindible que personas formadas, con principios, honestas y trabajadoras, dentro de la esfera socialdemócrata puedan liderar un proyecto limpio y digno que podamos volver a respaldar.

Os lo dije, pero nadie es profeta en su tierra y menos si esa tierra es progresista.