sábado, junio 21 2025

50 años de ‘Tiburón’, la película con la que Spielberg cambió Hollywood y enamoró hasta a Fidel Castro

Al cumplirse medio siglo de esta obra maestra, un documental recupera las anécdotas del rodaje y cómo su éxito revolucionó una industria en un momento clave

Sara Montiel, la estrella mundial, moderna y revolucionaria que acabó sepultada por los programas del corazón

Dos notas. Solo dos notas musicales hicieron falta para poner los pelos de punta. Mi y Fa. Mi y Fa. Repetidas como si fuera un timbal, un sonido tribal que anticipaba lo que estaba a punto de ocurrir. Es imposible no escucharlas y pensar rápidamente en Tiburón. La banda sonora compuesta por John Williams es una de las más imitadas, repetidas e influyentes, y es solo un ejemplo más de cómo la película de Steven Spielberg se convirtió, sin preverlo y sin que nadie confiara en ella, en una de las más importantes de la historia del cine.

Lo es no solo por su calidad. Por su manejo de la tensión. Por la puesta en escena magistral de Spielberg que jugó a insinuar más que a mostrar. Lo es porque con Tiburón cambia todo. Spielberg reventó las normas de Hollywood. Su éxito, descomunal y desproporcionado —ajustando a la inflación su taquilla estaría en los 1.500 millones de dólares— demostró que el verano era una buena temporada para el cine y sus consecuencias se siguen sintiendo cuando se cumplen 50 años de su estreno el 20 de junio de 1975.

Hasta entonces, como ocurre con el cine español, las vacaciones se veían como veneno para la taquilla. Sol, terrazas, viajes… nadie quería estrenar sus películas en ese trimestre. Hasta que llegó Spielberg, que con menos de 30 años y apenas experiencia estrenó su Tiburón en pleno comienzo de temporada estival y destrozó cualquier predicción. La gente abarrotó las salas. Acudían en masa e incluso repetían una y otra vez.

Aquello revolucionó el tablero comercial para un Hollywood que estaba en pleno cambio. El modelo de estudios se tambaleaba, el nuevo Hollywood llegaba con fuerzas y las multisalas comenzaban a abrirse paso acabando con el antiguo modelo de exhibición de las películas. Nadie pensaba que un director con apenas experiencia sería quien encontrara la fórmula mágica y convertiría aquella película en una de las primeras franquicias comerciales de Hollywood y en el título que cambia la forma de producir y consumir cine.

Lo cuenta el documental 50 años de Tiburón, que ha estrenado Movistar Plus+ y que repasa las claves del filme. Muestra imágenes del público enloquecido, y analiza el contexto de la industria y cómo aquella película hizo que los distribuidores, que intentaban adaptarse a los tiempos, vieron las posibilidades de proyectar la misma película en cinco salas al mismo tiempo. Fue el comienzo del prototipo de taquillazo diseñado para el verano, y desde entonces los estudios configuran su parrilla dando prioridad a los meses estivales. Es ahí donde colocan sus grandes apuestas.

De aquellos polvos, estos lodos, y solo hay que mirar a la cartelera actual y de las próximas semanas para ver que las normas establecidas por Tiburón siguen en marcha. Un nuevo Superman, una nueva entrega de Parque Jurásico… también alguna intentona de mantener ese espíritu de encontrar nuevas gallinas de los huevos de oro, como la película sobre la F1 que junta a Bardem y Brad Pitt y que nace de la unión de Apple y Warner como distribuidora. Aquella obra maestra consiguió lo imposible, el equilibrio entre el autor y lo comercial, pero también crearía una máquina trituradora con la que Hollywood pasaría a pensar en franquicias y taquillazos y cuyo resultado se basa en una campaña de marketing desorbitada.

¿Una película anticapitalista?

Todo el mundo cayó rendido ante Tiburón, y muchos vieron en ella mucho más que un simple entretenimiento que jugaba con nuestros miedos más primitivos. En el sheriff que prefería mantener todo abierto en vez de defender la seguridad de su pueblo (algo que posteriormente puede recordar a las políticas liberalistas durante el confinamiento pandémico en la Comunidad de Madrid), muchos dijeron que era una crítica al capitalismo feroz que ya asolaba EEUU, a pesar de que Spielberg nunca haya sido el director más comprometido del mundo.

Algunos analistas vieron en Tiburón un filme que capturaba el zeitgeist, el espíritu de su tiempo. Unos años marcados por el asesinato de Sharon Tate, Nixon, el Watergate y el trauma post Vietnam. Incluso en la relación entre los tres protagonistas, Roy Scheider, Richard Dreyfuss y Robert Shaw, una metáfora de la lucha de clases. De hecho, el documental de Movistar Plus+ recuerda, y da como válida, una de las leyendas urbanas más populares en torno al filme, y es que Fidel Castro era un defensor de ella porque criticaba las sociedades modernas y los sistemas capitalistas. Unos dicen que se lo dijo a Oliver Stone, otros a Coppola, muchos citan a una entrevista de la que no hay registro… solo alguien parece tener la clave sobre el amor del comandante Castro a la película, y ese es el escritor del libro en el que se basa, uno de los héroes que siempre se olvidan en esta historia.


Robert Shaw en el rodaje de ‘Tiburón’

Porque el origen de Tiburón hay que encontrarlo en un libro que Universal compra antes de que saliera publicado y en el que el autor, Peter Benchley, marca las bases de lo que sería luego la película y cuya influencia cita en Un enemigo del pueblo, de Ibsen. Es el propio Benchley el que en una reedición de su novela, que fue un éxito de ventas, confirma la anécdota de Fidel Castro diciendo que Tiburón hablaba de la “corrupción del capitalismo”. No imaginaba Castro que su adaptación cinematográfica inauguraba la peor versión del capitalismo en Hollywood.

Un rodaje accidentado

Que confiaran la película en un director desconocido que entonces tenía 27 años ya decía mucho de la esperanza que tenían en el proyecto. En 1974 Spielberg todavía no había estrenado Loca evasión (lo haría ese año) y su filmografía solo contaba con un telefilme, El diablo sobre ruedas. Fue precisamente aquel trabajo por el que le eligieron, ya que de alguna forma ese camión que amenaza a los protagonistas actuaba de la misma forma en la que debería hacerlo el tiburón blanco que Spielberg llamaría Bruce, como su abogado.


Roy Scheider en el set de ‘Tiburón’

El rodaje estuvo a punto de ser un fiasco. A los accidentes imprevistos y las inclemencias del tiempo se juntó la desconfianza de su propio equipo. El rodaje se aceleró ante el éxito de la novela y se comenzó sin que el tiburón mecánico estuviera listo y con el guion sin terminar. Se crearon tres tiburones para el rodaje, y el primero de ellos se estropeó al principio, ya que el agua salada se infiltró en los componentes eléctricos de la creación dejándolo inservible durante varias semanas. Spielberg hizo de la necesidad virtud, y su puesta en escena se decantó, de forma obligatoria, en sugerir en vez de mostrar.

Con todo ello el rodaje se alargó más del doble de días, y el productor tuvo que manifestar su confianza en la película y en un Steven Spielberg del que decían que daba la impresión de estar sobrepasado y no tener nada bajo control. En el documental se ven las entrevistas de los actores durante el rodaje y cómo incluso dejaban entrever que podrían abandonarlo. “Como actor ha sido un error”, dijo Richard Dreyfuss ante la televisión. Está claro que cambió de opinión. Dreyfuss protagonizaría la siguiente película de Spielberg, Encuentros en la tercera fase, y años después Always (Para siempre) cuando el cineasta ya no tenía nada que demostrar y cuando ya había cambiado a la industria para siempre.