jueves, junio 19 2025

Boric enfila la recta final de su mandato en Chile con una agenda ambiciosa y la extrema derecha pisando fuerte

A cinco meses de las elecciones presidenciales, dos proyectos marcan el final de la legislatura del presidente progresista: el del aborto legal hasta la semana 14 y la reconversión de una cárcel con privilegios para criminales de la dictadura

Philippe Sands y la impunidad de los dictadores: “España buscó con Pinochet la justicia que no hizo con Franco”

A cinco meses de las elecciones presidenciales en Chile, el Gobierno del progresista Gabriel Boric encara la recta final de su mandato con dos proyectos encima de la mesa: el del aborto legal hasta la semana 14 y la reconversión de una cárcel con privilegios para violadores de derechos humanos de la dictadura de Augusto Pinochet.

Boric, que llegó al poder en marzo de 2022, anunció a principios de mes en el Parlamento que convertirá la acomodada cárcel de Punta Peuco, donde cumplen su pena más de 130 condenados por crímenes del régimen de Augusto Pinochet (1973-1990), en un penal común y corriente. “He instruido al Ministerio de Justicia modificar el decreto que creó dicho establecimiento, abandonando su condición especial y transformándolo en un penal común”, dijo ante los diputados, en su último discurso anual de rendición de cuentas ante la cámara.

Ubicada 50 kilómetros al norte de Santiago, la cárcel de Punta Peuco, mucho mejor equipada que el resto de instalaciones penitenciarias, ha sido polémica desde su construcción.

La decisión de Boric ha sido criticada por la oposición que defiende que la mayoría de los reos que permanecen ahí tienen más de 80 años y que la polémica retrotrae temas del pasado “que causarán más violencia interna en la discusión”, como dijo el presidente del Senado, Manuel José Ossandón, de la derecha tradicional.

El tema, que cada vez que resurge refleja la polarización social sobre el pasado reciente de Chile, se ha instalado en la precampaña electoral de los comicios de noviembre. De momento, la candidata de la derecha tradicional, la exalcaldesa Evelyn Matthei, de la coalición Chile Vamos e hija de un exministro de Pinochet, dijo que “no cuesta nada revertir” la medida, en caso de llegar a La Moneda.

El abanderado de la extrema derecha, José Antonio Kast, calificó el anuncio de “provocación”. En los últimos días, Kast ha pasado a liderar la intención de voto tras superar a Matthei en una encuesta reciente. El sondeo de Cadem publicado la semana pasada colocó en el primer puesto a Kast con el 17%, un punto más que su rival conservadora.

Aborto legal hasta las 14 semanas

La otra piedra en el zapato para la derecha y la ultraderecha que marcará los últimos meses de gobierno será el proyecto de ley del aborto. La ministra de la Mujer, Antonia Orellana, ha anunciado una propuesta para legalizar el aborto sin causales hasta la semana 14, una de las grandes promesas de Boric y una de las principales demandas de las organizaciones feministas, que quieren ampliar la norma actual.

Aprobada en 2017, bajo el segundo Gobierno de Michelle Bachelet (2014-2018), la ley vigente permite la interrupción voluntaria del embarazo en los casos de riesgo para la madre, inviabilidad fetal y violación.

“Por demasiado tiempo se ha tratado como criminales a las mujeres que han abortado. Son miles al año y se les ha obligado a la clandestinidad”, aseguró el presidente en su discurso, en el que pidió a los legisladores que “no nieguen el debate democrático” sobre el tema.

El proyecto, que ha ingresado al Parlamento sin urgencia, tiene un recorrido difícil. El Gobierno no tiene mayoría y tanto la oposición como los democratacristianos ya han anunciado que votarán en contra. Además, como una señal del enfoque que se dará a la discusión, ha sido excluido de la Comisión de Mujer y solo será analizado en Salud, Constitución y Hacienda. La intención de los parlamentarios conservadores es enterrar el proyecto cuanto antes.

“Modificar el rumbo”

Las expectativas de cambio prometidas por Boric empezaron a desdibujarse pocos meses después de su llegada al poder, con el fracaso del primer proceso constituyente, surgido del estallido social de 2019 y que –con un marcado sello progresista– fue rechazado por una amplia mayoría de la población.

“Al fracasar el primer proceso constituyente, tuvo que introducir cambios importantes en su agenda porque había condicionado parte de su programa de transformaciones al ese proceso”, dice Octavio Avendaño, politólogo de la Universidad de Chile, quien añade que el plan inicial del mandatario quedó “limitado y reducido a reformas muy acotadas”.

Para Jaime Abedrapo, politólogo de la Universidad San Sebastián, el nuevo escenario llevó al presidente a “tomar y aceptar al mundo socialdemócrata” del centroizquierda tradicional, que se integró a la primera línea de su Gobierno.


El presidente de Chile, Gabriel Boric

Además, durante su gestión –cada vez más moderada– ha dado varios “giros” improvisados y cambios de guion que, según Avendaño, se deben a “la falta de apoyo político y de una mayoría parlamentaria”. Para la socióloga de la Universidad de Chile Claudia Heiss, sin embargo, esta capacidad de “reaccionar a cambios de contexto y modificar el rumbo hacia posiciones menos radicales” es “parte de los aciertos” del Ejecutivo progresista.

A pesar de las críticas de la oposición por “ser insuficiente”, Boric ha priorizado temas que a menudo no son señas de identidad de la izquierda, como el crecimiento económico y la seguridad, que inicialmente no tenía tanto peso en su programa.

“Avances sociales importantes”

Uno de los legados de Boric será, según los expertos consultados por elDiario.es, la reforma de pensiones, una de sus principales promesas que llevaba más de una década pendiente. Aunque no se aprobó tal y como le hubiese gustado, como él mismo admitió, la nueva ley destacó por los acuerdos a los que llegaron los distintos sectores políticos. “Estos esfuerzos para conformarse con no hacer grandes reformas estructurales para lograr acuerdos nacionales es de lo más destacable de su mandato”, dice Abedrapo.

Además, añade Heiss, “hizo avances sociales importantes” como la reducción de la jornada laboral a las 40 horas, el aumento del salario mínimo –que este mayo llegará a 529.000 pesos (unos 490 euros)–, o el fin del copago sanitario para recibir atención en el sistema público de salud.

La ley chilena prohíbe a Boric volver a presentarse a las elecciones por la limitación que impide gobernar durante dos mandatos seguidos. Sin embargo, el presidente –que durante prácticamente todo su mandato ha mantenido una aprobación entre el 26 y el 30%– dejará La Moneda con 40 años recién cumplidos y –apunta Heiss– “convertido en un referente de la izquierda chilena” (y latinoamericana). “Es probable que lo veamos volver a contiendas presidenciales en el futuro. No sería ninguna sorpresa para nadie”, concluye.