sábado, abril 19 2025

La ciencia de la buganvilla: cómo mantener sana y florida esta planta (a priori) poco exigente

Diego Olivares, ingeniero agrícola y experto en jardinería, nos explica por qué optar por la buganvilla y las claves para germinarla

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Te has cruzado mil veces con sus flores espectaculares trepando muros y ahora no puedes evitar preguntarte si tú también podrías tener una buganvilla así de impresionante en casa. Puede parecer delicada, con sus brácteas estilo papel de colores vivos, pero lo cierto es que esta planta originaria de América del Sur y descubierta en el siglo XVIII por el explorador francés Louis Antoine de Bougainville tiene una fortaleza admirable. Eso sí: hay que entenderla bien. Vamos a descubrir qué la hace tan especial, por qué a veces se niega a florecer, y cómo puedes ayudarla a convertirse en la protagonista de tu balcón, terraza o jardín.

¿Por qué elegir una buganvilla (y dónde plantarla)?

La buganvilla es una de esas plantas que combina su capacidad de cubrición vertical, resistencia y versatilidad y es una forma sencilla de llenar tu terraza de color sin complicarte mucho la vida. Aunque suele llamarse trepadora, en realidad es una planta sarmentosa: no se adhiere sola como las enredaderas con zarcillos o raíces aéreas, sino que necesita ser guiada. Al crecer, se apoya y enreda con sus ramas largas y algo leñosas sobre estructuras como pérgolas, celosías o barandillas. Para darle la forma adecuada necesita un poco de ayuda para orientarla.

Está claro que si la plantas directamente en el suelo tu Buganvilla crecerá sin limitación, pero es importante que sepas que si elegimos una buena maceta podrá desarrollarse perfectamente y florecer durante meses. Para hacerte una idea, una maceta de 50 cm de diámetro por 50 cm de alto es más que adecuada para una buganvilla adulta. Esto le proporciona aproximadamente 100 litros de volumen de tierra, suficiente para que sus raíces crezcan con libertad y tengan buen drenaje.

La buganvilla en sombra tiende a producir más hojas que flores y puede volverse frágil, con ramas alargadas y menos vigor

Su lugar ideal es en exteriores cálidos, con orientación sur o suroeste, donde reciba abundante sol. Cuanto más espacio tenga para expandirse y más sol reciba, más abundante será su floración. En cambio, si la colocas en sombra o en un lugar que no dé el sol, su crecimiento será mucho más lento y las flores escasearán. La buganvilla en sombra tiende a producir más hojas que flores y puede volverse frágil, con ramas alargadas y menos vigor. Aunque pueda sobrevivir, perderá gran parte de su encanto ornamental. Por eso, si no tienes una ubicación soleada, quizá sea mejor optar por otra especie más adaptada a la sombra.

Cuidados esenciales para una buganvilla feliz


Si le das las condiciones adecuadas, florecerá con una intensidad sorprendente

Cuidar bien una buganvilla implica comprender sus verdaderas necesidades. Si le das las condiciones adecuadas, florecerá con una intensidad sorprendente. Pero si se ve sometida a frío o viento constante, puede verse muy afectada.

Luz solar: necesita al menos cinco horas de sol directo al día. El sol no solo estimula su floración, sino que fortalece su estructura y previene plagas.
Riego moderado: el exceso de agua es uno de sus peores enemigos. Riega solo cuando la tierra esté seca al tacto. En verano puede necesitar entre uno y dos riegos semanales; en invierno, apenas alguno si está en exterior.
Sustrato con buen drenaje: evita el encharcamiento a toda costa. Usa una mezcla que incluya arena si está en maceta.
Poda moderada: realiza una poda ligera a finales del invierno para estimular nuevos brotes y controlar su forma. No la podes drásticamente ni en plena floración.
Abonado equilibrado: durante la época de crecimiento (primavera y verano), aplica un abono específico para floración, con bajo contenido en nitrógeno.

¿Por qué sufre en climas fríos o ventosos?

La buganvilla es una planta de origen tropical y subtropical. No tolera bien las heladas ni los cambios bruscos de temperatura. Por debajo de los 5°C comienza a mostrar síntomas de estrés, y si llega a congelarse, sus ramas pueden morir.

El viento constante también la perjudica: deshidrata las hojas, rompe ramas jóvenes y puede secar los botones florales antes de que lleguen a abrirse. Además, en zonas ventosas pierde más agua por evaporación, lo que obliga a un riego más cuidadoso.

¿Qué hacer si vives en una zona fría o ventosa?

Ubícala en un lugar protegido, como un patio cerrado, junto a una pared orientada al sur, o en un rincón donde reciba sol y esté resguardada del viento.
En maceta, es más fácil moverla a un lugar seguro en invierno o en días de viento fuerte.
Usa mantas térmicas si hay riesgo de heladas, y cúbrela durante la noche si las temperaturas bajan demasiado.

Variedades

Aunque muchos identifican la buganvilla por sus típicas brácteas rojizas o fucsias, lo cierto es que existen variedades en una gama muy amplia de colores. Algunas de las más buscadas son las de tonos distintos al rojo, como el blanco, el amarillo dorado o el rosa claro. Estas variedades no solo aportan originalidad, sino que permiten jugar con combinaciones más suaves en jardines y balcones.


Aunque muchos identifican la buganvilla por sus típicas brácteas rojizas o fucsias, lo cierto es que existen variedades en una gama muy amplia de colores

Aquí tienes algunas opciones interesantes si buscas salirte del clásico fucsia:

Bougainvillea California Gold: produce brácteas de un color amarillo dorado muy luminoso. Ideal para climas cálidos y perfecta si quieres algo diferente y vibrante.
Bougainvillea Singapore Pink: destaca por su tono rosa claro, casi pastel, y su forma compacta. Muy decorativa y adecuada para macetas.
Bougainvillea blanca (White Cascade o Mahara White): elegante y sobria, sus brácteas blancas combinan muy bien en jardines y balcones de estilo minimalista o mediterráneo.

Una forma más compacta, perfecta para jardines pequeños o macetas en balcones es la Bougainvillea arbustiva o enana, creciendo hasta 1-1,5 metros lo que la hace ideal para topiaria o setos bajos. Hay versiones en rosa, blanco, naranja y violeta, así que para gustos, colores.

La buganvilla no es una planta que se domestique a la fuerza. A veces necesita unas semanas (o meses) para adaptarse a su nuevo hogar. Si la trasplantas o cambias de ubicación, puede parecer que se ‘apaga’. Pero si le das luz, espacio y paciencia, renacerá con más fuerza. Y lo mejor es que, una vez establecida, es una planta que crece prácticamente sola casi sin pedir nada a cambio.