El periodista y escritor divulga el libro que una presentadora le envía desde el año 2149, con la voluntad de evitar la desaparición de la memoria del futuro y de advertir de los riesgos de nuestro presente
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Carlos Hernández lo ha vivido casi todo como periodista. Cubrió información parlamentaria durante años, la guerra de Kosovo, la de Afganistán, la invasión y ocupación ilegal de Irak, fue testigo directo del asesinato del periodista José Couso en Bagdad por tropas estadounidenses y, en los últimos años, ha realizado investigaciones sobre la represión del franquismo y las víctimas republicanas de la dictadura española y del nazismo, materializadas en tres excelentes libros: Los últimos españoles de Mauthausen, Los campos de concentración de Franco y Deportado 4443, este último un cómic ilustrado por Ioannes Ensis. Además, es colaborador habitual de elDiario.es.
Hernández ha estado en primera línea de algunos de los acontecimientos más importantes de las últimas décadas. El futuro es de las pocas cosas que le faltaban por cubrir. No hay forma de hacerlo para un periodista de hoy, a no ser que cuente con una fuente de información capaz de enviarle datos desde el año 2149. Y eso es lo que le ha ocurrido. O lo que ha imaginado. O, quizá, ambas cosas.
En una novela única, tan única que “no es una novela”, se lanza un mensaje de advertencia desde el futuro, escrito en torno al año 2149 por Anne Watts y enviado por email a Carlos Hernández, que dice haberlo recibido este 2024 y ejercer de simple mensajero, trasladándonoslo en forma de libro. Su título, Créeme. No es una novela. Es vuestro futuro. Ya está disponible en varias plataformas y el 1 de enero llegará a las librerías.
Vuestro futuro
En esa fecha, mediados del siglo XXII, el 15% de la población se ha injertado un microprocesador que les permite integrar su cerebro en la Red. Las estadísticas oficiales indican que el 99,9% de ellos no solo han incrementado su rendimiento laboral, sino que manifiestan sentirse mucho más felices en su vida cotidiana. La gente se cree libre, pero las cosas no son como la narrativa oficial del futuro les cuenta.
En el fondo, todos sabemos que las democracias se están yendo a la mierda, pero quizás necesitamos que alguien nos lo diga ‘desde el futuro’ para ser realmente conscientes
Anne es una periodista conocida, presentadora de un informativo de televisión, con ética y sentido de la responsabilidad social. Vive contrariada por algunas de las mismas inquietudes que afectan a Carlos Hernández en la vida real, sobre los retos y obstáculos del periodismo. Ella siente que “el verdadero periodismo murió hace más de un siglo”, cuando aún se informaba y se analizaban los hechos como si se “escribieran libros de Historia”. Anne admira aquel “periodismo en estado puro”, como el que practicaron “los compañeros que cubrieron las guerras que se sucedieron en aquellos siglos”.
Tras la llamada Guerra Total, en la que murieron unos 5.000 millones de personas y medio planeta fue arrasado por las bombas nucleares, en 2149 el mundo lleva un siglo sin conflictos bélicos, sin pobreza y sin gobernantes: se gestiona de la forma más democrática posible, votando cada decisión como en una gigantesca asamblea. Eso es, al menos, lo que la gente cree. Pero la realidad irá descubriéndose diferente. El modelo aparentemente perfecto es, en realidad, una dictadura capaz de disfrazarse de democracia.
Los dirigentes de ese sistema operan en la sombra, y uno de sus grandes logros ha sido el de reescribir la Historia, el de borrar la información real y la memoria colectiva, herramientas esenciales para el periodismo y el conocimiento, instrumentos con los que Watts y Hernández han trabajado toda su vida. Una sociedad mal informada y sin memoria histórica es fácilmente manipulable.
Si sabes que pueden hacerlo, ¿por qué crees que no lo harán?
Carlos Hernández ha indagado sobre esto a lo largo de su carrera, y ahora lo hace, de la mano de Watts, en el tiempo futuro, convencido de que la larga carta que ella le envía desde 2149, con apariencia de distopía, puede acabar “siendo una predicción realista de lo que está por venir”, como explica a elDiario.es.
Hernández cree en el relato de Anne Watts, y por eso ha publicado “esta no novela”, en la que “todo lo que ella cuenta es tan terrible como factible”. Como buenos periodistas, ambos se preocupan por la defensa de los hechos frente a los bulos y las mentiras, en dos contextos, nuestro presente y el año 2149, marcados por numerosos riesgos. “Hemos normalizado que, encuesta tras encuesta, cada vez haya más ciudadanos a los que no les importaría vivir en una dictadura. Hemos asumido como algo inevitable el odio, los insultos y el tsunami de bulos que nos impide, cada vez más, distinguir la mentira de la verdad”, reflexiona en conversación con este medio.
La historia del futuro en Créeme obliga a pensar en los retos del presente sobre los límites de nuestra intimidad, las redes sociales, la capacidad de las empresas tecnológicas para conocer nuestra ubicación, nuestros gustos, vicios, virtudes y también nuestra ideología con todos sus matices.
Información facilitada por la editorial que publica «Créeme»
“Queremos pensar, porque es lo más cómodo, que toda esa información y ese poder tecnológico nunca se va a utilizar para hacer el mal; nunca se va a usar contra nosotros. Quizás hoy no, pero ¿y mañana? ¿Qué pasaría si ese casi infinito poder fuera controlado por un régimen tiránico? A esa pregunta responde detalladamente Anne Watts y lo que relata es más que inquietante”, señala Hernández.
Créeme es una continuación de su trabajo sobre la memoria histórica. En sus anteriores libros el autor indagó en nuestro pasado reciente, el de España y el de Europa. Ahora profundiza en un futuro en el que el pasado ha sido borrado o manipulado para que la gente no conozca la magnitud de la tiranía en la que vive, ni el dramático y violento camino que condujo hasta ella.
Una vez más, la importancia de la memoria y de la verdad configuran el eje vertebral del relato de Hernández, que invita a reflexionar sobre los retos y obstáculos de nuestra actualidad. “En el fondo, todos sabemos que las democracias se están yendo a la mierda, pero quizás necesitamos que alguien nos lo diga ”desde el futuro“ para ser realmente conscientes de lo que está por venir si no lo evitamos”, advierte el autor.
A lo largo de su carrera Hernández ha trabajado para transmitir los hechos y la memoria histórica de nuestro presente; ahora indaga en ellos en el futuro
Créeme invita también a reflexionar sobre el mal uso que puede hacerse de la tecnología, sobre quién controla al controlador. Una frase clave en el relato de Anne Watts lo resume así: “Si sabes que pueden hacerlo, ¿por qué crees que no lo harán?”. El libro cuenta con su propia página web (Noesunanovela.com) y ya tiene promoción en redes sociales a través de un vídeo en el que Watts habla a la sociedad de nuestro presente.
Watts es una periodista lista, hábil, con olfato, dispuesta a todo por desentrañar los hechos y rescatar la memoria sepultada. Quienes conocemos o hemos trabajado con Hernández en situaciones de alto riesgo, bajo proyectiles y bombas, sabemos que se puede confiar en él, que hará cualquier cosa para contar lo que ocurre, para denunciar la injusticia, para proteger a sus compañeros. Es probable que, por eso, Watts lo eligiera como destinatario de su envío desde el año 2149, sabiendo que él no dudaría en entenderlo y divulgarlo. Yo, como ella, también le habría elegido.