Afirma a la CNMV que «está revisando las sinergias de costes operativos y de financiación que se podrían materializar durante los primeros tres años», en los que el Gobierno no le permite fusionar las entidades
Los accionistas de Sabadell aprueban la venta de su filial británica y el megadividendo que complican la OPA del BBVA
El banco BBVA reconoce que la decisión de Sabadell de vender su negocio en el Reino Unido trastoca sus planes en la oferta de compra (OPA) que ha lanzado por su rival y que, si esta no sale, eso puede conllevar un daño reputacional.
El banco explica a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que la venta de TSB y el megadividendo de 2.500 millones que va a propiciar y que este miércoles aprobaron los accionistas del banco catalán afectan a sus previsiones y a las sinergias que prevé y que, en su momento, calculó en 850 millones de euros brutos anuales.
“En el caso de que la oferta se liquidase, BBVA no puede asegurar que se alcancen algunos o todos los beneficios esperados con la operación, incluidos la reducción de costes y las sinergias de financiación”, asume la entidad presidida por Carlos Torres en un suplemento a los folletos de emisión, que ha registrado este jueves en la CNMV.
“BBVA está revisando las sinergias de costes operativos y de financiación que se podrían materializar durante los primeros tres años (o eventualmente, cinco primeros años) como consecuencia de la toma de control de Banco Sabadell y aquellas que se podrían materializar una vez que la condición del Consejo de Ministros deje de estar en vigor y se pueda llevar a cabo la fusión”, enumera. Hay que recordar que el Gobierno dio luz verde a la OPA, pero siempre que no haya esa fusión entre las entidades, en principio, en tres años, pero que pueden ampliarse a cinco ejercicios.
También recalca al supervisor del mercado que “tiene intención de promover la fusión cuando la condición del Consejo de Ministros deje de estar en vigor”, lo que podría durar entre seis u ocho meses, en principio. Si no se da ese escenario y no puede haber fusión, por que no cuente con la aprobación del Gobierno, derivaría en “un proceso de integración complejo con un mayor consumo de tiempo y recursos del inicialmente previsto” y podría “dificultar también en mayor medida el poder alcanzar ahorros de costes y otras eficiencias operativas. En el caso de que la fusión no se completara por cualquier motivo, podría dar lugar a la imposibilidad de materializar gran parte de los beneficios esperados de la oferta, incluidos los ahorros de costes y otras eficiencias operativas”.
Un proceso donde admite que “la integración operativa de Banco Sabadell (incluida la migración del sistema informático de Banco Sabadell a BBVA)”, una vez pase ese periodo de tres o de cinco años “podría resultar especialmente difícil y compleja, podría desviar sustancialmente el tiempo, la atención y los recursos de la dirección, y podría suponer más costes, requerir más tiempo y recursos de lo previsto”.
Las adquisiciones son arriesgadas
“Las adquisiciones son inherentemente arriesgadas por las dificultades que pueden surgir en la integración del personal, de las actividades y las tecnologías”, una vez pase ese periodo de tres años, por lo que “no es posible garantizar que los negocios que el grupo BBVA adquiera puedan integrarse con éxito o que, una vez integrados, tengan una evolución positiva, o que BBVA, tras la liquidación de la oferta y en la medida permitida por la condición del Consejo de Ministros, consiga coordinar los negocios de BBVA y Banco Sabadell, racionalizar las funciones administrativas duplicadas o generar ahorros en costes de financiación”, enumera.
“Asimismo, los resultados de explotación del grupo BBVA podrían verse perjudicados por contingencias y gastos relacionados con la adquisición y podrían darse potenciales impactos negativos derivados de la pérdida de clientes como consecuencia de su solapamiento y las estrategias de captación de clientes por parte de competidores”, resume.
Pese a todo lo anterior, BBVA vuelve a decir que mantiene, al menos de momento, la OPA, aunque hace unos días ya dijo que se reservaba su derecho a retirarla tras la venta de TSB y el megadividendo. “BBVA considera que la toma de control de Banco Sabadell y su integración en el grupo BBVA crea valor para los accionistas de ambas entidades, a pesar de que la condición del Consejo de Ministros retrasaría la implementación de las sinergias derivadas de la fusión”, asume. “Es posible que el grupo no concluya la oferta u otras operaciones en curso o futuras, en el momento oportuno”.
Y, si al final no sale la OPA, eso puede tener un daño reputacional. “Si la oferta no llegase a liquidarse, el precio de la acción de BBVA podría verse afectado o ser objeto de fluctuaciones”, apunta. “Además, la imposibilidad de liquidar la oferta podría afectar de forma negativa a la reputación de BBVA y generar reacciones adversas en inversores y clientes, así como afectar negativamente a la relación de BBVA con sus empleados y sus clientes”.