La empresa liderada por Agudelo acaba de ser reconocida con el Premio Princesa de Girona por Julieta, un aparato portátil capaz de detectar precozmente anomalías en los senos a un bajo coste de forma indolora y no invasiva
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Valentina Agudelo, de 28 años, junto a su start-up Salva Health, ha dedicado casi siete años de esfuerzo para avanzar el diagnóstico precoz del cáncer de mama. Con su dispositivo Julieta, que usa la tecnología y la inteligencia artificial para detectar anomalías en el tejido de los senos, esta emprendedora ha creado un paso medio de tamizaje que facilita la priorización de pacientes y que acerca las pruebas médicas a las zonas más alejadas de Colombia.
Esta empresaria y su equipo ya recibieron el premio Unlock Her Future el pasado 2024 por parte del programa DO GOOD de The Bicester Collection. También han logrado otros reconocimientos como el Startup Battlefield de TechCrunch en San Francisco, siendo la primera mujer latinoamericana en lograrlo. Ahora, Agudelo acaba de recibir el premio Princesa de Girona.
Su empresa, Salva Health, no se cierra a expandirse, tanto a nivel geográfico como médico. Ya están trabajando para que Julieta esté disponible en otros países como Perú o Venezuela e incluso en tener el aprobado para llegar a Estados Unidos o Europa. Además, quieren, en el futuro, crear dispositivos que puedan detectar precozmente otras enfermedades y patologías para facilitar el trabajo de los médicos y poder hacer llegar la salud a todas las personas.
¿Cuál es el objetivo y el origen de Salva Health?
La empresa tiene como objetivo ayudar a salvar vidas y reducir la mortalidad de las enfermedades a través de la detección temprana, apoyándose siempre en la tecnología. Empezamos con un primer producto que se llama Julieta, enfocado en reducir la mortalidad del cáncer de mama a través de la detección temprana con un dispositivo que nos permite identificar a las mujeres que tienen riesgo de cáncer de manera precoz.
Nosotros diseñamos Julieta enfocado sobre todo en la población que hoy en día es desatendida, ya sea porque no tienen acceso físico a los exámenes tradicionales o porque tienen unas barreras mucho más íntimas que les impide hacerse exámenes preventivos de cáncer de mama. Buscábamos un dispositivo que atienda a esa necesidad.
¿Cómo funciona Julieta?
Es un dispositivo pequeño, cabe en la palma de la mano y tiene unos cables que se conectan al seno de la mujer por medio de unos electrodos que son similares a los de un electrocardiograma. Se colocan alrededor del seno y lo que hacemos es empezar a enviar pequeños choques de energía eléctrica en un voltaje muy bajito, para que sea muy seguro, y medimos la resistencia del tejido a esa excitación eléctrica.
Esencialmente, cuando el tejido está sano, tiene una conducción de energía específica. Cuando empieza a haber malformaciones, esa conducción se altera. Nosotros podemos medir esos cambios.
Es un dispositivo que es portátil, la lectura dura menos de cinco minutos, no necesita internet, no necesita estar conectado a la energía de manera continua, es indoloro y como usamos conductividad eléctrica tampoco exponemos a las mujeres a radiación como lo hacen otros exámenes, entonces puede hacerse de manera más recurrente y en la mayor gama de la población. Todo pensado para que podamos darle a cualquier mujer una alternativa de detección y cribado temprano y sobre todo en cualquier lugar.
Julieta no es un sustituto de las pruebas tradicionales, ¿no?
Sí, exacto, está diseñado para las mujeres que hoy en día no se están realizando las pruebas tradicionales, ya sea porque no tienen acceso o porque no les gusta, y lo que hacemos nosotros es poder hacerles un cribado rápido y además a muy bajo costo para que así podamos identificar a las mujeres que tenemos que priorizar para un examen complementario.
Por ejemplo, cuando nosotros vamos a jornadas al Amazonas, que es un lugar en Colombia donde realmente no hay acceso a nada, podemos hacer un cribado de toda la población de una comunidad. De ahí identificamos a la población que necesita un examen complementario y les montamos una ruta para que puedan desplazarse e ir al hospital más cercano a realizarse una mamografía o una ecografía.
Es un complemento perfecto en el que podemos expandir y masificar el alcance real de los exámenes tradicionales sin reemplazarlos, porque nosotros al final la información que le estamos dando a la paciente es si hay hallazgos relevantes o no, en ningún momento le hablamos de cáncer, en ningún momento le hablamos de ninguna malignidad, es simplemente decirle si debe o no hacer el esfuerzo adicional de acudir al médico por una mamografía.
Valentina Agudelo mostrando a Julieta, el dispositivo de detección precoz del cáncer de mama
¿Y por qué decidieron enfocar un producto hacia el cáncer de mama? ¿Hay alguna razón concreta?
Yo no soy médica ni ingeniera, soy administradora de empresas, y cuando estaba en la universidad teníamos una clase de emprendimiento en la que me uní con dos amigas y decidimos que queríamos hacer un proyecto de mujeres para mujeres. A raíz de eso empezamos a explorar temas de salud femenina y, cuando llegamos al cáncer de mama en específico, entendimos que hoy en día la mortalidad del cáncer de mama ya no es un problema médico, porque cuando se detecta temprano tiene una tasa de supervivencia altísima.
Eso lo que nos dice es que los médicos ya saben tratar el cáncer de mama. Lo que pasa es que, sobre todo en países en desarrollo como lo es Colombia, la gran mayoría de las veces se detecta tarde porque hay una brecha de acceso a los exámenes y eso hace que la mortalidad se despegue. Cuando el problema es de acceso y no médico, ahí hay una oportunidad para que un emprendedor empiece a unir los dos factores porque es absurdo que las mujeres se sigan muriendo de una enfermedad que ya se curó.
¿Y hay otros aspectos de la medicina enfocada a la mujer que creéis que tienen esta brecha de acceso?
Yo creo que todavía hay muchísimos caminos por optimizar. Sin duda hay otras enfermedades a las que se les ha dado mucha prioridad. Por ejemplo el cáncer de cuello uterino y el virus del papiloma (VPH) han tenido una trayectoria muy grande, tienen muchos más programas de educación. Pero sin duda falta mucha investigación sobre todo enfocada en las poblaciones femeninas.
Cuando uno sale incluso de las dolencias que en su mayoría afectan a las mujeres y lo ve en un espectro global de enfermedades, analizando las investigaciones, la mayoría tienen muestras de la población que son hombres blancos de Estados Unidos. Por naturaleza los desarrollos que estamos teniendo en investigación están excluyendo gran parte de la población sobre todo femenina. Entonces no es solo ponerles atención a las enfermedades directamente relacionadas o que influyen sobre todo a mujeres, sino también agregarle un componente de educación y complementarlo con investigación sin discriminación.
Vuestro proyecto empieza en Colombia, pero tenéis intención de extenderlo por Latinoamérica. ¿Cómo está yendo el proceso?
Nuestro dispositivo no deja de ser médico. Es de muy bajo riesgo y eso permite que sea más ágil el proceso regulatorio, pero de todos modos nos obliga a pasar una serie de aprobaciones en cada país para poder operar. En este momento tenemos nuestro registro del INVIMA (Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimento de Colombia) y estamos trabajando en el de Perú, en el de México y en el de Estados Unidos.
Tenemos un cliente piloto también en Venezuela y nuestro objetivo es este año y el próximo expandirnos muy rápido por Latinoamérica mientras en paralelo continuamos reforzando nuestra aprobación de la FDA en Estados Unidos y de la marca CE en Europa porque esas son las dos entidades regulatorias que realmente nos permiten agilizar muchísimo nuestro despliegue a nivel mundial.
¿Tenéis pensado hacer otros dispositivos para otras enfermedades o condiciones?
Claro, y ahí es donde se empieza a separar un poco Salva Health de Julieta. Todo el proyecto lo empezamos pensando en Julieta y en el momento que decidimos ponerle como esa sombrilla de la empresa Salva fue porque nos dimos cuenta de que en todo este proceso no solo habíamos creado un dispositivo, habíamos aprendido cómo se fabrican dispositivos médicos. Ahora lo que queremos hacer es empezar a replicarlo en distintas enfermedades.
Además, con Julieta también entendimos que hay una oportunidad muy grande en enfocarse en esas enfermedades que son muy sensibles a la detección temprana y que son de alto costo sistémico. El cáncer de mamá como tiene una incidencia tan alta en el mundo, tiene un costo sistémico muy alto cuando se detecta tarde y como eso es tan recurrente resulta una enfermedad a la que se le pone mucho interés en a nivel mundial.
Si nosotros nos enfocamos en esas enfermedades que cuando se detectan temprano pueden salvar más vidas, ahí hay una oportunidad muy grande de seguir creando dispositivos médicos enfocados en el cribado temprano para la priorización de pacientes. Siempre hemos dicho que, si hay un Julieta para mujeres, pues debería haber un Romeo para cáncer de próstata.
Siendo una persona joven emprendedora, ¿se ha encontrado con algún obstáculo particular de haber sido joven y mujer?
Sí, yo creo que eso no es un secreto para nadie. El mundo del emprendimiento siempre ha sido dominado por hombres. Hoy si uno ve las cifras de inversión en emprendimientos, solo el 2% de la inversión a nivel mundial de Venture Capital va alocado a mujeres emprendedoras y cuando una a eso le agrega que es emprendedora latinoamericana y joven, pues se añaden unos grados de dificultad muchísimo más grandes.
Nosotros personalmente nos hemos apoyado mucho en otro tipo de inversiones y de financiación como lo son el premio Unlock Her Future que recibimos el año pasado de Bicester Collection en el que precisamente se reconocen esas barreras que hay para que las mujeres puedan emprender y ayudan a financiarlo con subvenciones y con premios.
Otra barrera que también nos toca afrontar a diario es de credibilidad. Siempre que voy a una reunión con nuestro líder técnico asumen que él es el jefe y no yo, eso pasa siempre, no solo porque soy mujer sino porque tengo una cara un poco joven afortunadamente, entonces sí son barreras, pero al final creo que también son temas culturales que uno o lo construye o lo deconstruye.
A veces hay que hacer como a un lado todo ese ruido y demostrarle al mundo de quién es la oportunidad.
Valentina Agudelo en el Hospital Clínic de Barcelona el pasado 25 de julio
Tengo entendido que el nombre Julieta no viene del personaje de William Shakespeare, ¿de dónde viene?
Le pusimos Julieta precisamente porque cuando empezamos a investigar y desarrollar este proyecto parte de las barreras que encontramos es que las mujeres no se sienten cómodas con los exámenes tradicionales. Son exámenes que son muy complejos, muy intimidantes, que tienen nombres horribles y lo que queríamos era personificar un poco más este proceso.
Julieta decidimos que era una persona porque es una mujer que te cuida, que te entiende, que está ahí para ti, que está poniendo primero a la paciente en el centro y después construyéndole una solución que se acomoda a ella.
Llegamos a ese nombre porque durante nuestra investigación nos topamos con la historia de Julieta Lanteri que era una argentina que fundó el primer concepto de Médicos Sin Fronteras en el mundo, y dedicó toda su vida a llevar la medicina a mujeres y niños en zonas remotas de Argentina. Cuando empezamos a leer sobre ella nos enamoramos de su historia. Era valiente, disruptiva, rompió barreras, cuestionó la institución, puso primero a las mujeres y puso su privilegio en el servicio de la sociedad y eso es lo que queríamos que nuestro producto hiciera.
Haber recibido el premio Princesa de Girona este año y Unlock Her Future el pasado 2024, ¿qué significa para vuestro emprendimiento?
Son de los premios que más nos han impulsado en el tiempo, sin duda, nos han dado una visibilidad increíble, nos han abierto puertas en Europa que normalmente es como una brecha muy difícil de saltar viniendo desde Latinoamérica para poder tener credibilidad acá.
Por supuesto que la financiación también ayuda, pero es mucho más sobre la red que se empieza a construir, el alcance que tiene. Es una puerta que solo se abre gracias a que hemos tenido esta visibilidad y este reconocimiento. Es como un recordatorio de que lo que venimos haciendo tiene un propósito que el mundo reconoce.
¿Hay datos de cuántos casos habéis podido derivar a hospitales o detectar de forma temprana?
Hicimos más o menos el cálculo “de servilleta” hace unos días. Si hemos tamizado más o menos entre 3.000 y 3.500 mujeres, de esas, unos 400 o 500 casos salieron con anomalía y de esos más o menos 50-70 casos de cáncer confirmados.
Y he visto también que pedís ayuda a voluntarios ¿cómo está funcionando? ¿Hay gente dispuesta a ayudar con el proyecto de Julieta?
Es una de las cosas más lindas de nuestro proyecto. Nosotros construimos Julieta pensando en que se pudiera utilizar en cualquier lugar, automatizamos toda la gestión del dispositivo. Lo que mostramos con nuestros voluntarios es que cualquier persona lo puede usar, no necesita ser personal especializado. Podemos invitar a cualquier voluntario, en dos horas capacitarlo y esa persona ya está habilitada para utilizar nuestro dispositivo.
En este momento tenemos una alianza con la Liga Contra el Cáncer Colombiana y a su vez con la Fuerza Aérea y volamos mucho con ellos a distintas zonas de Colombia para poder realizar pruebas en zonas rurales. En esos viajes tenemos un grupo de voluntarios de Salva que llevan nuestros dispositivos y acompañan las brigadas, que también es una manera muy linda de dar a conocer nuestra experiencia.
Cuando lanzamos el voluntariado, hace como 4 meses, en la primera semana tuvimos como 20 personas que se inscribieron. Ahora están disparados, es una locura. Tenemos una red de voluntarios por todo Colombia, en 12 ciudades.
Nos agiliza muchísimo la gestión y son embajadores de nuestra marca entonces también es muy lindo porque ellos mismos van dándonos visibilidad, lo publican en sus redes, invitan a sus amigos, convocan mujeres para que se realicen la prueba… Ha sido como una manera muy linda de evangelizar en el propósito de la salud.