jueves, julio 17 2025

Bruselas multiplica por cinco el presupuesto en defensa, recorta la PAC y limita la capacidad de las regiones

La Comisión Europea plantea un impuesto a las empresas que tengan ingresos a partir de 100 millones y que en los borradores era más ambicioso (al afectar a las compañías con ingresos a partir de 50 millones)

España y otros trece países se revuelven contra el plan de Bruselas de centralizar los fondos de cohesión para las regiones

La Comisión Europea ha presentado este miércoles su propuesta de presupuesto de la UE para el periodo 2028-2034. La negociación interna ha sido dura, con reuniones de los equipos de los comisarios, llamadas de la presidenta Ursula von der Leyen a cada uno de los miembros del Colegio, y un encuentro técnico que se prolongó hasta la medianoche hasta el punto de que la reunión del gobierno comunitario se ha retrasado desde las 9 de la mañana hasta las 13 horas, que es cuando finalmente ha arrancado. La intención de Von der Leyen era dar un cambio radical al denominado Marco Financiero Plurianual, que ahora tiene dos años para negociarse con los estados miembros y el Parlamento Europeo, y no será un camino nada fácil. En líneas generales, la propuesta centraliza el presupuesto, dejando menos margen de maniobra a las regiones, que están en pie de guerra, al canalizar el grueso del dinero a través de un macro-fondo; recorta el dinero de la Política Agraria Común, pese a la batalla en las calles de los agricultores, que han viajado a Bruselas también este miércoles; mientras que multiplica por cinco el gasto en seguridad y defensa.

En total, el proyecto de la Comisión Europea supone un presupuesto de dos billones de euros, una cifra superior al que manejó para el periodo 2021-2027 (aunque en este caso, con los fondos Next Generation, se alcanzó prácticamente esa cantidad de movilización). Ese MFP representa el 1,26% de la renta nacional bruta (RNB), frente al 1,13% actual. No obstante, el grueso del incremento (11 centésimas) se destinarán al pago de la deuda de los fondos de recuperación de la pandemia.

Von der Leyen ha imprimido un gran cambio al funcionamiento del presupuesto europeo, que se canalizará mayoritariamente a través de un fondo de 865.000 millones de euros para las grandes políticas de la UE: fondos de cohesión, PAC, migración o gestión de fronteras. La preocupación que expresaron España y otros trece países, además de más de un centenar de regiones, es que Bruselas acabe centralizando aún más la gestión del dinero, ya que ese fondo funcionará a través de planes nacionales y regionales que elaborarán los estados miembros mientras que ahora las regiones tienen capacidad de maniobra y negociación en los programas concretos a los que pueden concurrir. La Comisión Europea reserva 218.000 millones para las regiones más pobres.

A ese fondo estarán adscritos no sólo los fondos de cohesión de las regiones (Feder, Fondo Social Europeo y Fondo de Cohesión) sino también las ayudas de la Política Agrícola Común (PAC). A pesar de que el campo ha sido uno de los quebraderos de cabeza de la UE en los últimos años, con movilizaciones que paralizaron varias capitales, el presupuesto recoge un recorte para la emblemática PAC, que hasta ahora tenía una cuantía total de 378.000 millones de euros que ahora se quedan en 300.000 millones de euros. La otra parte se deja en manos de los estados miembros, que podrán decidir a qué dedican el dinero.

“El concepto de los »planes de asociación nacionales y regionales” propuestos supone un claro retroceso en el interés común europeo, ya que conduce a la renacionalización del presupuesto plurianual de la UE“, ha lamentado la presidenta de los socialdemócratas, Iratxe García, cuyo apoyo es fundamental para que el presupuesto salga adelante en la Eurocámara: ”La Política Agrícola Común y la Política de Cohesión siempre han constituido el núcleo de la identidad de la UE. Su propuesta de fusión en una única dotación nacional supone un duro golpe para el proyecto europeo y su capacidad para demostrar a todos los europeos que el proyecto de la UE funciona para ellos“.

La otra gran partida es el denominado Fondo de Competitividad con el que la UE pretende responder a los grandes desafíos tecnológicos que lastran al bloque frente a potencias como China o EEUU. La cifra se queda en 410.000 millones de euros, aunque las advertencias de, entre otros, Mario Draghi, a quien la UE encargó un informe sobre el estado de su competitividad, apuntan a una necesidad de inversión muy superior: 800.000 millones de euros al año en los próximos ejercicios.

Dentro de ese fondo de competividad se engloban los gastos para defensa, a pesar de que las competencias de la UE son muy limitadas. La intención de Von der Leyen es multiplicar por cinco ese dinero hasta los 131.000 millones de euros en un momento en el que ha elaborado también un ‘plan de rearme’ con el que pretende que los estados miembros disparen hasta los 800.000 millones su gasto en los próximos años a través de la flexibilidad de las reglas fiscales y de una herramienta conjunta de créditos.

La propuesta de Von der Leyen está elaborada bajo la premisa de que los estados miembros no tengan que ampliar sus contribuciones nacionales a las cuentas de la UE, que era una línea roja para Alemania y los frugales, como Países Bajos. Para compensar la necesidad de ampliar el presupuesto, entre otras cosas para pagar los fondos de recuperación, Bruselas propone nuevos recursos propios con los que aspira a engrosar los ingresos en 58.500 millones de euros, fundamentalmente a través de impuestos.

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