martes, julio 15 2025

Urbanistas contra un «precario» concurso de ideas lanzado por Almeida: «Si repartes cacahuetes, vas a tener monos»

Una convocatoria municipal otorga tres premios que solo suman 6.000 euros para repensar hasta ocho espacios de gran importancia en la ciudad, como plaza de Castilla. «Asume la autoexplotación y falta rigor», denuncian profesionales del sector, mientras el Gobierno de Almeida justifica que los jóvenes «se suman al debate sobre el Madrid del futuro»

El Ayuntamiento de Madrid busca ideas de jóvenes urbanistas con un concurso sobre Plaza Castilla y siete espacios más

El concurso Sueña Madrid 2025, con el que el Ayuntamiento de Madrid pretende repensar y reformar ocho espacios de la capital, ha generado un fuerte rechazo entre profesionales de la arquitectura y el urbanismo de Madrid. La escasa dotación económica de los premios y el reconocimiento a tan solo tres de las propuestas (ni siquiera uno por entorno) ha despertado las críticas ante un modelo que, según fuentes del sector, “precariza y degrada el valor del urbanismo como servicio público”.

Lo denuncia en un duro comunicado la Agrupación de Jóvenes Arquitectos y Arquitectas de Madrid (MAJA), entidad creada en marzo en el seno del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM). El concurso, abierto del 1 al 30 de septiembre y convocado por el área de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad que lidera el concejal Borja Carabante, ofrece tres galardones por valor de 3.000, 2.000 y 1.000 euros. Los trabajos reconocidos por el jurado “según su calidad, innovación y capacidad para responder a los retos de la ciudad” serán presentados en un acto institucional. Asimismo, una selección de las ideas más destacadas formará parte de una exposición.

“¿Quién puede soñar así? ¿Quién puede permitirse dedicar tanto esfuerzo al análisis urbano, diagnóstico social, exploración tipológica, conceptualización de espacio público y composición gráfica a cambio de una recompensa meramente simbólica?”, se preguntan desde MAJA. “Este concurso propone intervenir en ocho espacios urbanos de enorme complejidad mediante una recogida de ideas dirigida a jóvenes y estudiantes, sin garantías técnicas, sin honorarios, sin compromiso de desarrollo”.

“Estamos hablando de 1.750.000 metros cuadrados de ciudad puestos sobre la mesa a cambio de tres premios que suman 6.000 euros. La cuenta es tan demoledora como injusta: ni un solo céntimo por metro cuadrado”, lamenta la entidad en un escrito remitido a los medios de comunicación. Desde su punto de vista, “lo que se presenta como una oportunidad para imaginar la ciudad del futuro es, en realidad, un procedimiento que trivializa el trabajo profesional”.

La fuerte reacción a unas condiciones “sangrantes” y unas bases cuestionadas

Lucía Bentué y Beatriz Pallarés son dos de las integrantes de este grupo del COAM, orientado a los intereses de jóvenes arquitectos y arquitectas de Madrid. “Los concursos suelen implicar de por sí que casi regalas tu trabajo, pero en este caso es totalmente así. Resulta sangrante por las bajas cuantías”, dice Pallarés en conversación con Somos Madrid. “El grado de complejidad no se corresponde con la prestación. Nos ha hecho reaccionar porque es fácil pensar que aquí deberían entregarse ocho primeros premios. La convocatoria de Sueña Madrid nos ha despertado”, apostilla su compañera.

Destacan que el llamamiento ni siquiera habla explícitamente de jóvenes, al menos en sus bases. “Solo parece enfocado a jóvenes porque la remuneración es lamentable. Sí lo dicen en sus campañas y en declaraciones públicas, pero oficialmente lo que se recoge es que el concurso está abierto tanto a estudiantes como a personas en activo”, asegura Lucía. Las críticas al concurso no se quedan ahí y apunta al apartado técnico: “Sorprende que las bases establezcan una puntuación numérica para juzgar algo tan genérico y poco definido. También que la convocatoria no recoja información adicional de cada emplazamiento, aunque asea un pequeño dossier”.

Los ocho lugares escogidos han sido seleccionados por la Oficina de la Estrategia Urbana 360 después de un análisis estratégico que según el Consistorio ha identificado “su alto potencial de regeneración y transformación”. Se trata de la plaza de Castilla (Chamartín), el intercambiador de Aluche (Latina), la avenida de Herrera Oria en su conexión con el polígono industrial de Fuencarral (Fuencarral-El Pardo), el entorno del nudo de Canillejas (San Blas-Canillejas, Hortaleza y Barajas), la Colonia de la Esperanza (Hortaleza), la plaza de Oporto (Carabanchel), un solar ubicado en el número 27 de la calle Antonio López junto a Madrid Río (Carabanchel) y la zona suroeste del barrio de Bellas Vistas (Tetuán).


Zona de Carabanchel para el concurso de ideas ‘Sueña Madrid 2025’

Las integrantes de MAJA hablan de “un escaparate institucional desconectado del urbanismo, que asume la autoexplotación del talento joven como vía natural de acceso a la independencia profesional que la mayoría de las veces no se traducen en oportunidades reales”. En este marco, “pensar en el modelo de ciudad se convierte en una herramienta de recopilación de ideas voluntaristas y aisladas que nada tienen que ver con los procesos rigurosos que Madrid necesita”. Beatriz califica el planteamiento del concurso como “cutre y vago”.

Las arquitectas aseguran a este periódico que diversos integrantes del comité asesor urbanístico de Sueña Madrid (un ente en el que se encuentra el propio decano del COAM, Sigfrido Herráez) “desconocían las condiciones con las que el Ayuntamiento ha promovido el concurso”. En este organismo consultivo se encuentran profesionales como Carlos Rubio, Rafael de La-Hoz o Beatriz Matos. También el propio concejal de Urbanismo, Borja Carabante.

“No basta con imaginar paseos bonitos o plazas peatonales. Hace falta rigor, hace falta entender las dinámicas económicas, sociales y logísticas que sostienen una ciudad, hace falta profesionalidad. Y la profesionalidad debe reconocerse económicamente”, argumentan desde MAJA. “Defendemos los concursos de ideas como herramientas imprescindibles para abrir oportunidades y dar acceso a encargos reales. De hecho, reclamamos más. Pero eso solo ocurre si están bien planteados: bases claras, jurados cualificados, compensaciones/remuneraciones justas y compromiso institucional. Cuando hay garantías de que el esfuerzo invertido no se evapora en un panel expuesto dos semanas y un titular en prensa”, añaden.

Hace falta rigor, hace falta entender las dinámicas económicas, sociales y logísticas que sostienen una ciudad, hace falta profesionalidad. Y la profesionalidad debe reconocerse económicamente

“¿Para qué se cree el Ayuntamiento que sirven los concursos?”, se pregunta Lucía. “En origen, aunque no fuesen un compromiso firme de contratación posterior, era un inicio para un posible desarrollo futuro”. Al mismo tiempo, cada vez proliferan más los concursos de proyecto y obra, que requieren de una solvencia económica inalcanzable para urbanistas o estudios todavía no asentados: “Casi ningún joven los puede acometer”. Para terminar de rizar el rizo, Beatriz recuerda que se han reducido drásticamente las convocatorias. Al haber menos puertas, cada vez más jóvenes dejan de intentar abrirlas: “Yo no puedo presentarme porque necesito garantizar ingresos”.

Desde el área de Urbanismo justifican las características de la convocatoria en declaraciones a este diario: “Es un concurso de ideas dirigido fundamentalmente a estudiantes y recién licenciados [aunque las bases no lo restringen a este perfil ni establecen límites de edad]. Su objetivo esencial es fomentar el debate sobre los grandes retos a los que se enfrentan las ciudades a través de propuestas en ocho enclaves”. En el Gobierno de José Luis Martínez-Almeida vinculan el proyecto con “el proceso participativo que el Consistorio viene desarrollando hace un año con mesas de trabajo, grupos especializados, sesiones en los distritos, la creación de un consejo asesor de expertos y el lanzamiento de la web Sueña Madrid”.

El propósito, afirman, es que “el futuro Plan Estratégico Municipal cuente con la mayor colaboración posible, que sea hecho de arriba hacia abajo y de fuera hacia dentro”. Para ello, dicen, resulta “esencial la participación de los jóvenes”. Recalcan que las propuestas ganadoras y otras que el Ayuntamiento considere “interesantes” darán forma a una exposición. Estos argumentos sirven al Ejecutivo municipal para aseverar que “no hay, por tanto, precarización en ningún proceso, sino deseo de que los jóvenes se sumen al debate sobre el diseño del Madrid del futuro”.

Críticas al “Black Friday de los concursos de ideas”

Pero son muchos los profesionales que se han lanzado contra la propuesta en declaraciones públicas. Es el caso del arquitecto David García-Asenjo, que en sus redes califica el primer premio de 3.000 euros como “una absoluta vergüenza”. Considera que “el Ayuntamiento de Madrid tiene muy poco respeto por el trabajo de los jóvenes arquitectos y urbanistas”.

Llama la atención, en particular, sobre la inclusión en el listado de una reforma tan ambiciosa como la de plaza de Castilla. Un nodo clave del transporte madrileño pero hostil para muchos ciudadanos donde convergen el Paseo de la Castellana, la Avenida de Asturias, la Calle Bravo Murillo y la Autovía A-1: “Migajas para resolver uno de los espacios más importantes del norte de la ciudad. Y cantidades ridículas para el resto de soluciones”, critica García-Asenjo. Varias respuestas al mensaje contrastan las cuantías del galardón con los contratos de miles de euros a figuras afines al Partido Popular que participan en festejos municipales, tales como DJ Pulpo o Mario Vaquerizo. Las Fiestas de Chamberí reportarán al primero más de 3.000 euros y al segundo unos 13.800.

Jesús San Vicente, presidente de la agrupación NexoCoam, arremete igualmente contra la convocatoria: “Es una broma de mal gusto. Tal vez para un pueblo de 10.000 habitantes y tratándose del rediseño de la plaza de la iglesia, podría asumir que digan venga, pilla dos colegas de clase y hazme unos renders random con neblina y globos aerostáticos en los que conviertes en un vergel un entorno urbano complejísimo. Pero esto es el Black Friday de los concursos de ideas. La romantización de la precariedad juvenil para explotarla y hacer propaganda con su trabajo. Así me lo han trasladado desde el propio consejo asesor de Sueña Madrid”.

San Vicente, derrotado por un estrecho margen en las elecciones a presidir el COAM del pasado mayo, califica el plan municipal de “Europan lowcost”. Se refiere con ello al concurso bienal de proyectos urbanos para arquitectos de toda Europa menores de 40 años. Se convoca desde 1989 y ha servido para elegir ideas para diversos espacios de Madrid. Es uno de los premios de arquitectura más prestigiosos del panorama emergente y una de las escasas posibilidades de las que dispone un estudio joven para conseguir un encargo de escala urbana.

Un jurado internacional valora los trabajos, mientras que las ideas seleccionadas en España son luego financiadas con presupuesto del Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana. Su convocatoria se produce cada dos años y algún proyecto de la capital suele ser agraciado en cada una de ellas, como la reforma de la plaza de Mostenses en la edición de 2023-2024. Lucía puntualiza eso sí que fue el propio Gobierno de Cibeles el que acometió el proyecto definitivo: “Queremos ocuparnos de nuestros propios encargos”, reclama.

Ante estas ambiciosas actuaciones y con otros concursos de prestigio como referencia, desde MAJA exigen a Cibeles “que se replantee profundamente la convocatoria”. Incluyen en su queja un llamamiento a valorar tanto el trabajo que llevan a cabo como la aportación social que este genera: “Pedimos al Ayuntamiento que, si quiere contar con los jóvenes para pensar la ciudad, lo haga con seriedad, rigor y respeto, con procedimientos que reconozcan el trabajo profesional, que aseguren honorarios dignos, que abran puertas a desarrollos posteriores y que entiendan la ciudad como el lugar compartido donde transcurren nuestras vidas”.

“En MAJA vamos a lanzar actividades didácticas para que comprendan la situación. Que si premian ocho ideas con 6.000 euros cada una van a recoger un beneficio mucho mayor que si se limitan a los 6.000 totales. Queremos ser un grupo reivindicativo, pero también propositivo”, expone Beatriz. “Si comparas los costes de soterrar un tramo de la Castellana con una alternativa que evite ese tipo de procedimientos acabas ahorrando. En cambio si repartes cacahuetes, vas a tener monos”, sintetiza Lucía.