domingo, julio 13 2025

Siempre se ha dicho que los hombres tienen más deseo sexual que las mujeres, pero ¿hay alguna explicación científica?

La sexóloga Núria Cano responde: «No existen evidencias científicas que lo avalen. La idea del deseo se ha construido en base a unos roles de género muy marcados y unas expectativas poco realistas sobre ellos y ellas»

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Nos han dicho siempre que los hombres tienen más deseo sexual que las mujeres y sé que desde el feminismo se desmiente esa afirmación, pero ¿es cierta?, ¿no?, ¿hay alguna explicación científica?

El deseo sexual se manifiesta porque un conjunto de sistemas -nervioso, hormonal, inmune…- sienten que existe un clima favorable para que se dé una respuesta sexual, un contacto íntimo. La expresión del deseo, por tanto, es multifactorial, siendo el resultado de factores fisiológicos y de aspectos psicosociales: autoestima, estrés, cansancio, expectativas, pareja, crianza, etc. Pueden existir diferencias a la hora de expresar este deseo, lo que no queda tan claro es si es consecuencia de aspectos orgánicos o por la socialización de género.

Se ha extendido el mito de que los hombres tienen más deseo sexual que las mujeres, pero no existe una evidencia científica que lo avale al 100%. No hay estudios que señalen una única causa que dé respuesta a tener más o menos deseo sexual. Ni siquiera tener unos valores de testosterona altos o bajos es la clave, ya que esta hormona es un favorecedor de la respuesta sexual, pero no es lo único que influye.

Hay hombres con altos niveles de testosterona que llegan a la consulta de sexología con bajo deseo, porque están teniendo problemas con su pareja o porque están teniendo dificultades con la erección. El miedo a “no cumplir” les quita las ganas de cualquier interacción erótica.

Desde el feminismo también se ha desmentido esta afirmación. El deseo de los hombres, como dice mi compañera sexóloga Laura Cámara, ha sido la norma con la que se ha medido el deseo de las mujeres, generando desigualdades y dificultades a la hora de construir nuestro “yo amante”. Una norma que se ha construido en base a unos roles de género muy marcados, y unas expectativas poco realistas sobre qué se espera de ellos y de ellas en un encuentro sexual.

El deseo de las mujeres no se alienta, y si se expresa o se busca se castiga socialmente (seguro que nos vienen algunos insultos a la cabeza que recibimos las mujeres…). Sin embargo, el de ellos se premia, se potencia, incluso se exige. En la consulta de sexología observamos que algunos hombres heterosexuales sienten mucha presión a la hora de tener sexo. Se les presupone estar siempre dispuestos a tener relaciones sexuales, a tomar la iniciativa, a saber en todo momento qué hacer para satisfacer a su pareja. Comportamientos que cuando no suceden de esa manera, además, la pareja puede traducir como un rechazo, generando un clima de mayor inseguridad que agrava la situación.

Si ellos son “los más deseantes” de la pareja, en la consulta, lo complicado es que ellos entiendan que no pueden enfadarse, ni insistir, ni hacer chantaje a sus parejas para conseguir tener sexo con ellas. Tener más deseo no indica que te guste más tu pareja. Que te encanten las relaciones sexuales con ella y quieras tener más no puede usarse para convencerla de que tenga relaciones contigo.

Estas actitudes justo consiguen lo contrario a lo que a ellos les gustaría: inhiben el deseo de su pareja y cada vez tienen menos ganas. El deseo no se puede forzar, ni es tan sencillo de activar como pulsar un botón.

Sería genial que dejáramos de perpetuar estas creencias y mitos sobre cómo viven la sexualidad y el deseo hombres y mujeres, como si hubiera una norma común o un botón de encendido y apagado. La sexualidad es compleja, es única en cada persona, el deseo es cambiante, y esto va más allá del género con el que te identifiques.