viernes, julio 11 2025

¿Merece Leonor la Medalla de Galicia? Ni la oposición ni las encuestas respaldan el supuesto «cariño» que esgrime la Xunta

La decisión del gobierno de Alfonso Rueda de otorgar a la Princesa de Asturias la mayor distinción de Galicia recibe el rechazo del BNG, que no acudirá a la entrega, y no convence al PSOE, que guardará el respeto institucional enviando a una representante de segunda fila

La Xunta de Rueda entregará a la Princesa Leonor la Medalla de Oro de Galicia, la principal distinción de la comunidad

“¡Qué gran noticia!”. Como si fuese una sorpresa —o una decisión que no dependiese de ellos mismos— la cuenta de X del PP gallego celebraba así el anuncio de la concesión a la princesa Leonor de la Medalla de Ouro de Galicia, la máxima distinción de la comunidad autónoma. La Medalla se impone a “personas o instituciones por sus méritos al servicio de Galicia en cualquier aspecto de la realidad social, cultural o económica” que sean “dignos de obtener el reconocimiento del pueblo gallego”. El BNG se opone por completo y no acudirá a la entrega, el próximo lunes 14, diez días antes del acto oficial en el que se impondrán el resto de distinciones, aún por conocer. Los socialistas, que se desvinculan de una elección “exclusiva” de Rueda, mandarán una representación pero de segunda fila. Su líder, sin embargo, sí acudirá a la tradicional ceremonia del día 24.

En el caso de la heredera al trono, el “mérito” que reconoce el gobierno de Alfonso Rueda es su “presencia” en Galicia. Es decir, los cuatro meses que pasó en la Escuela Naval de Marín (Pontevedra) antes de embarcar en el buque escuela Juan Sebastián Elcano. La breve reseña del Consello de la Xunta que aprobó el galardón, este mismo lunes, incluye también “la huella y la relación que la Casa Real mantiene con la comunidad” así como la intención de transmitir “el cariño sincero que la mayoría de los gallegos tiene tanto a la Princesa Leonor como a la Corona”.

Ese cariño del que habla el ejecutivo autonómico no se detecta entre las fuerzas de la oposición. La viceportavoz del BNG, Olalla Rodil, se pregunta “qué mérito contrajo” con la comunidad la heredera del trono, “aparte de que pudiese estar un día aquí”. Cree que su elección no se justifica porque “no hizo nada por Galicia”.

BNG: “Un insulto al país y a la distinción”

Rodil señala además una “cuestión de fondo”: el uso de la máxima distinción de la comunidad para “reconocer a una institución que es antidemocrática por definición”. “No es un cargo que se elija en las urnas, sino por razón de sangre; es hereditario, con preeminencia de los hombres, y tiene carácter vitalicio”. Pero, además de antidemocrática, esta monarquía es, para la nacionalista, “corrupta” como demuestra “el fugado rey anterior”. Un monarca que también recibió la Medalla de Ouro de Galicia, —la segunda, en 1985— cuando ya estaba en ejercicio, y que, precisamente, estos días ha regresado a Galicia para otra competición de regatas, aunque no se le espera el lunes en Santiago.

Por último, Rodil se pregunta cuál es el “grado de sometimiento” de la Xunta cuando hasta la fecha de entrega se adapta “al interés particular” de la galardonada. “Es un insulto al propio país y a la distinción”, concluye. Desde 2014, en lo que presentó como un “homenaje” a las víctimas y los héroes de Angrois, la catástrofe ferroviaria acontecida justo un año antes —y en el que no faltó la polémica por el trato a las víctimas—, Alberto Núñez Feijóo institucionalizó la entrega de las Medallas de Galicia el 24 de julio, la víspera del día grande de la comunidad, en lugar de la propia jornada.

Desde entonces, sólo se movió una vez, y precisamente por compromisos con la Casa Real. En 2021, Felipe VI acudió a Santiago a realizar la ofrenda al Apóstol de ese 25 de julio. En esa ocasión, las Medallas regresaron a su fecha original para acomodarse a la agenda del monarca y que pudiese presidir el acto. Sin embargo, hay otro precedente más reciente que apunta en la misma dirección: el aplazamiento de la toma de posesión de Alfonso Rueda como presidente de la Xunta para no coincidir con la boda del alcalde de Madrid, el madrigallego José Luis Martínez-Almeida.

PSdeG: “Nuestras elecciones serían diferentes”

“Las y los socialistas de Galicia no participamos en la elección de las personas galardonadas con la Medalla de Galicia”. Una portavoz del PSdeG asegura a elDiario.es que “la Xunta ni consensúa ni solicita propuestas” y eso a pesar de tratarse de un reconocimiento que debe otorgarse a “quien hizo de Galicia una razón de vida o prestó servicios merecientes del agradecemiento del pueblo gallego”. “La decisión recae exclusivamente en el presidente de la Xunta y, en algunos casos, nuestras elecciones serían diferentes”. Aunque no lo especifican, parece fácil deducir que éste es uno de esos casos, y seguramente no sería el único.

Justo después de la catástrofe del Prestige, marcada por la errática gestión del Gobierno, que acabó provocando una auténtica crisis ecológica, el gobierno de Manuel Fraga decidió imponer la Medalla de Ouro, en años sucesivos, a Francisco Álvarez Cascos —ministro de Fomento al frente de aquella polémica gestión— y al comisionado del Gobierno, Rodolfo Martín Villa. Martín Villa, como Fraga antiguo ministro franquista, es el primer alto cargo de la dictadura imputado en España por un crimen cometido por el régimen: la muerte de Teófilo del Valle, que se suma a su encausamiento en la llamada Querella Argentina.

Pese a marcar esas distancias con la elección, el PSdeG “respeta las instituciones representativas de Galicia” y, por eso, al acto “específico” de entrega de la Medalla a la Princesa Leonor —como recuerdan, “convocado por la Xunta fuera de la fecha habitual”— acudirá, en representación del grupo parlamentario, la viceportavoz Elena Espinosa. El líder del partido y portavoz en la Cámara gallega, José Ramón Gómez Besteiro, sí estará presente en la ceremonia institucional del 24 de julio, en la que se entregarán las Medallas al resto de personas reconocidas, cuyas identidades aún se desconocen.

La Medalla de la Galicia ¿republicana?

El cariño a Leonor que no manifiesta la oposición tampoco parece sustentarse en datos. Ni el CIS —desde 2015, cuando un recién coronado Felipe VI supendió en la única vez que se preguntó por su figura— ni el Instituto Galego de Estatística (IGE) incluyen entre sus encuestas a la Casa Real. Y las pocas que parten de entidades privadas apuntan, precisamente, en dirección contraria.

En abril, el ElectoPanel de EM-Electomanía situaba a Galicia entre las comunidades más afines a la república, especialmente en las provincias atlánticas, Pontevedra y A Coruña, que rondaban el 57% de partidarios, superando en más de 15 puntos a los monárquicos. Un lustro antes, el sondeo de 40dB para la Plataforma de Medios Independientes reducía la ventaja de los republicanos a un único punto, aunque seguían siendo mayoría. Como lo eran en 2014 cuando, en plena abdicación de Juan Carlos I, Sondaxe —el instituto de opinión del grupo La Voz de Galicia— comprobó que el 50% exacto de los gallegos reclamaba un referendo entre monarquía y república frente al 38% que no lo consideraban necesario. Otras encuestas, como la de Simple Lógica para elDiario.es en 2023 confirman esta tendencia en el ámbito estatal.

La agenda de la princesa

El Pazo de Raxoi, la sede institucional de la Xunta en plena Praza do Obradoiro, es el lugar elegido para imponer a Leonor de Borbón la Medalla el próximo lunes. En el exterior, ha convocado una protesta Galiza Nova, la organización juvenil del BNG, que ya se concentró en Ferrol coincidiendo con la llegada del Elcano.

De allí, la Princesa de Asturias saldrá hacia Marín, donde será nombrada hija adoptiva de la localidad en el salón de plenos del ayuntamiento. Todo esto sucederá a dos días del cierre del curso en la escuela naval, con la ceremonia de entrega de despachos —a la que asistirán los reyes—, y diez días antes de la fecha habitual del acto oficial de las Medallas de Galicia. La heredera se lo perderá porque la víspera, el 23, estará en el Liceu de Barcelona entregando los premios Princesa de Girona y el propio día, visitará una localidad gerundense para “reforzar su vínculo” con la provincia.

Hasta 2014, las Medallas de Galicia se entregaban el propio día 25. Fue Feijóo quien, como presidente, decidió adelantarlo a la víspera, oficialmente para “homenajear” a las víctimas del accidente de Angrois, el siniestro ferroviario que, 365 días antes, dejó 80 muertos y 145 heridos en la curva de A Grandeira, en la periferia de una capital de Galicia que se preparaba para la noche de celebración que precede al día de la comunidad y de su patrón, Santiago Apóstol.

Ese año, la Xunta decidió otorgar la Medalla de Ouro a los vecinos de Angrois por su labor en el rescate de los heridos, a los servicios de emergencia y, también, a las víctimas de la catástrofe. Cuando la plataforma que agrupa a familiares y supervivientes se negó —porque consideraba que el PP estaba vetando la investigación— la respuesta del Gobierno gallego fue movilizar una amplia presencia de antidisturbios para impedirles el acceso al acto, que se celebraba en la Cidade da Cultura.

En 2021, la ceremonia volvió al 25 de julio, presidida por un Felipe VI que, hasta el momento, no la ha recibido. Su padre, el rey emérito Juan Carlos de Borbón, se la colgó en 1985, la segunda que se otorgaba tras la concedida, a título póstumo, a Daniel Rodríguez Castelao, el patriarca del nacionalismo, presidente del Consello de Galicia en el exilio.

La misma “tradición marítima” que la Xunta invocaba en la relación de Galicia con la Casa Real trajo a la vez a la comunidad a nieta y abuelo. El emérito regresó este jueves de nuevo a Sanxenxo para participar, a bordo del Bribón, en las regatas previstas para el fin de semana. Leonor recaló un día antes en Ferrol, a bordo del Elcano, tal y como Felipe VI había hecho 38 años antes, también durante su formación naval. Entonces —quizá por la proximidad en el tiempo a la que recibió su padre o porque aquel gobierno consideró que todavía no había hecho méritos para merecerla—, el actual monarca se fue de Galicia con su real despacho, pero sin ninguna Medalla.