El Ministerio de Cultura cuenta en un libro el periplo de estas pinturas, de las cuales siete ya han sido restituidas a sus descendientes, y próximamente se sumarán dos más
El Ministerio de Cultura devuelve a la familia de Pedro Rico siete cuadros incautados por el franquismo
Incautados primero, robados después, repartidos por toda España más tarde, ahora restituidos. La ardua labor emprendida por el Ministerio de Cultura para inventariar obras incautadas durante la Guerra Civil y los primeros años del franquismo se ha materializado en una lista de 6.000 bienes de los que se había perdido su pista. Entre ellos, aquellos que pertenecieron a Pedro Rico, el primer alcalde republicano de Madrid y considerado víctima de la dictadura. Este socialista huyó de su vivienda en noviembre de 1936. A partir de entonces, sus pertenencias más preciadas vivieron numerosas vicisitudes que hicieron que terminaran repartidas por diversos museos estatales.
Los cuadros que un día decoraron las estancias del hogar situado en la segunda planta del número 41 de la calle Villanueva, en Madrid, terminaron durante el franquismo en centros artísticos repartidos por Madrid, Valencia, Málaga y Asturias. Por el momento, son siete obras que ya han sido restituidas a los descendientes de Rico, y a las que próximamente se sumarán dos más. Desde mayo de este año, la familia del regidor republicano guarda con cariño estos cuadros gracias al inventario del Ministerio liderado por Ernest Urtasun, el único por el momento en realizar un listado de estas características en cumplimiento de la Ley de Memoria Democrática.
Todo empezó cuando el Estado tuvo conocimiento de la localización por parte de la familia de algunos cuadros de la colección personal de Rico en los museos estatales. “Durante el transcurso de la investigación se han localizado cientos de documentos que han permitido reconstruir los detalles de un periodo histórico especialmente relevante para el patrimonio cultural”, explica la subdirectora general de Museos Estatales, dependiente de la Dirección General de Patrimonio Cultural y Bellas Artes, Mercedes Roldán.
El libro que cuenta la investigación
Tanto la historia de Rico como de sus tesoros artísticos ha terminado plasmada en un completísimo libro con una cuidada edición: Villanueva 41, en referencia al número y la calle madrileña en la que vivía el socialista. A partir de un ímprobo trabajo gráfico de la artista Yeyei Gómez, que juega entre el cómic y el collage, sus más de 150 páginas recogen el periplo que sufrió tanto el alcalde como sus cuadros. Sin ir más lejos, la monografía exhibe cerca de 200 documentos y fotografías “para que el lector pueda utilizarlos como fuente de información, pero también como fuente de disfrute de un contenido creativo que acompaña al texto y refuerza su contenido”, completa la subdirectora.
El que fuera el primer alcalde republicano de Madrid, Pedro Rico
Cartas, actas de depósito, fotografías e inventarios componen esta obra en la que las viñetas dibujadas por Yeyei Gómez vienen a imaginar aquellos fragmentos históricos que la investigación documental no puede rellenar, como la salida de Pedro Rico de Madrid y su estancia como refugiado antes de poder salir de España.
Un robo en el Museo del Prado
Tras la huida de Rico de su vivienda, fue la Agrupación Socialista Madrileña quien ocupó el inmueble. Son ellos los que, en junio de 1938, entregan a la Junta de Incautación del Tesoro Artístico (organismo republicano encargado de la protección de patrimonio artístico para ponerlo a salvo de los daños derivados de la situación de guerra) 25 obras y los legajos del archivo, tal y como aparece en el acta de incautación.
Su primer destino fue el depósito que la Junta tenía en el Museo del Prado. Allí permanecieron hasta que, una vez concluida la Guerra y con Franco en el poder, el nuevo Gobierno gestionó su devolución. Sin embargo, el hilo rojo de la historia siempre atraviesa diversos nudos que se entrelazan con otros inesperados. La investigación del Ministerio de Cultura ha desvelado que ese almacén del Museo del Prado sufrió un robo, aunque no conocen la fecha exacta del altercado. Sin embargo, 358 objetos fueron recuperados por la Brigada de Investigación Policial en el almacén de un anticuario en marzo de 1946. Entre ellos había cuatro cuadros de la colección de Pedro Rico.
El ministro de Cultura Ernest Urtasun, junto a las obras devueltas a la familia de Pedro Rico
Según relata Roldán, “los ladrones les habían borrado todo rastro de su origen eliminando la etiqueta que la Junta de Incautación utilizaba para identificar a los cuadros y señalar su procedencia”, así que una vez recuperados no se supo que pertenecían a Rico. Por este motivo, la documentación no permite establecer con exactitud el destino de los bienes, aunque parece que pudieron pasar al entonces Museo Nacional de Etnología.
El 22 de mayo de 2025, el Ministerio de Cultura restituyó a la familia de Rico los cuadros que obraban en su poder y que estaban dispersos por cinco museos: La romería, que se encontraba en el Museo Nacional del Romanticismo; El viático y El bautizo en el Museo del Traje; Romería, en el Museo de Bellas Artes de Valencia; Salida de toreros en el Museo de Málaga; y Escena de majos y celestina y Asalto a la diligencia en el Museo del Prado. Además, otros dos cuadros depositados en el Museo de Bellas Artes de Asturias, Vendedor de periódicos y El merendero, que fueron parte de este mismo proceso jurídico-administrativo, serán devueltos próximamente a la familia de Pedro Rico en un acto organizado por la comunidad autónoma.
‘El Bautizo, un viaje por seis sedes’
Villanueva 41, el libro que cuenta toda esta historia de represión, incautación y restitución, ahonda en tres de estos cuadros como forma de ilustrar lo sucedido durante décadas. Por ejemplo, El Bautizo terminó sin constancia documental de su paradero tras su recuperación por parte del Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional tras el robo en el Museo del Prado. Fue en los años 50 cuando el restaurador Mariano García Maestro, del Museo Nacional de Etnología, afirmó haber intervenido la obra.
Una de las ilustraciones incluidas en el libro editado por el Ministerio de Cultura
Se sabe que en 1963 El Bautizo ingresó en el Instituto Central de Conservación y Restauración, que tenía sus talleres en el Casón del Buen Retiro. Dos años después, el cuadro fue depositado en el Museo del Pueblo Español. “A partir de este momento su destino quedó ligado al del propio museo, conocido como ”el museo en cajas“ porque no llegó a tener sede propia”, recalca la monografía.
Ya en 1974, para garantizar una mejor conservación se trasladó a la facultad de Medicina de San Carlos en la calle Atocha. En 1987 se trasladan todas las colecciones del Museo del Pueblo Español al edificio del Museo Español de Arte Contemporáneo, actual sede del Museo del Traje. Casi dos décadas después se creó este Museo del Traje, que recibió todas las colecciones del Museo Español de Arte contemporáneo. El año pasado, el cuadro se identificó como uno de los incautados en el domicilio de Pedro Rico en 1938.
‘El Viático’ también terminó en el Museo del Traje
Algo parecido es lo que sucedió con El Viático, aunque no con total exactitud. Esta obra también fue recuperada en 1946 tras el robo del Museo del Prado. Tres años después, la Comisaría General del Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional depositó el cuadro en el Banco de España. Más de 20 años más tarde, en 1970, ese depositó acabó cancelado y el cuadro fue a parar al Museo Arqueológico Nacional.
La artista Yeyei Gómez ha realizado las viñetas que ilustran el libro
Un año más tarde también fue enviado al Casón del Buen Retiro, sede de la Comisaría del Patrimonio Artístico. En 1978, ante la necesidad de desalojar el edificio, El Viático fue entregado al Museo del Pueblo Español. Como ya sucediera con El Bautizo, también en 1987 fue trasladado al actual Museo del Traje, donde ha estado depositado hasta identificarse como una de las obras incautadas a Rico.
‘La Romería’, colgado en el Museo del Romanticismo
Por otra parte, La Romería, firmado por Lucas Villaamil, fue a parar al actual Museo Nacional del Romanticismo tras recalar, como las dos anteriores obras, en el Casón del Buen Retiro. En la década de 1980 y 1990 el cuadro terminó expuesto en la llamada Sala de Restauración.
Una de las viñetas de la artista Yeyei Gómez incluidas en el volumen
El libro ilustrado y diseñado por Yeyei Gómez ahonda en el rastro que dejaron estas obras que tiempos ha tuvieron que alejarse de su legítimo dueño para que no fueran expoliadas por el bando sublevado. Así finaliza la monografía: “El restos de las obras incautadas en el segundo piso de Villanueva 41 siguió un camino similar de dispersión por distintas instituciones y, junto a ellas, muchas otras que, custodiadas en diferentes depósitos procedentes de incautaciones, no fueron devueltas a sus propietarios”.