jueves, julio 10 2025

Sánchez arranca una prórroga a sus socios y Feijóo pierde el debate (y los papeles)

El líder del PP vuelve a su registro más inflamado para atacar al presidente con insinuaciones personales y consigue aglutinar a los aliados en torno al Gobierno. “Ha cruzado una línea que no se debe cruzar. Así no podremos acercarnos nunca a ustedes”, le espetó el PNV. Ni Junts, ni ERC, ni Podemos, ni Bildu pidieron tampoco elecciones o moción de confianza, a la espera de si escala el escándalo Cerdán

Sánchez anuncia un plan anticorrupción con más penas para los corruptores y una Agencia de Integridad Pública

El vértigo empieza a formar parte del ADN de Pedro Sánchez. Siempre en el alambre. Siempre a punto de caer al abismo. Siempre con la muerte (política) en los talones. Y siempre aparece un salvador inesperado que le saca del precipicio. Alberto Núñez Feijóo hizo ese papel este miércoles al provocar en los socios parlamentarios del Gobierno el efecto contrario al que buscaba. Lejos de pedir la dimisión del presidente o elecciones anticipadas, estos le otorgaron una prórroga para que siga al mando. Con condiciones, con avisos, con matices y con mayor o menor dureza, pero todos mantienen su apoyo .

Sánchez aguanta y no tira la toalla, aunque en algún momento del último mes se le pasase por la cabeza, después de que se conociera la implicación y posterior ingreso en prisión de su segundo secretario de Organización, Santos Cerdán, por el presunto cobro de mordidas a cambio de la adjudicación de obra pública. Y, aunque el Plan Estatal Anticorrupción que anunció en el Parlamento, y ha trabajado con la OCDE en respuesta al escándalo, no es ni de lejos la solución a sus problemas, el presidente gana tiempo y sus socios se mantienen a la espera de sí la corrupción escala.

Todo ello mientras PP y Vox endurecen aún más si cabe el tono y Alberto Núñez Feijóo pierde el debate y hasta los papeles en una sesión que le era decisiva. El presidente de los populares traspasa la delgada línea que separa el ataque político del personal, y se revuelve contra Sánchez con ataques e insinuaciones sobre su familia política. El jefe de la oposición sabe que no hay nada que desestabilice más al presidente que las agresiones a su entorno familiar y, lo hiciera por impotencia, por frustración o por vileza, lo cierto es que se deslizó con saña por ese terreno: “Ha tenido usted el cuajo de compararse conmigo. ¿Con qué está viviendo usted, pero de qué prostíbulos ha vivido usted, partícipe a título lucrativo del abominable negocio de la prostitución?”, espetó en un evidente plagio del titular de un diario afín a las derechas y en alusión a la actividad profesional del difunto padre de su esposa, Sabiniano Gómez.

Los abucheos de la bancada socialista tronaron en el hemiciclo al escuchar el estruendo de un Feijóo que si algo puso de manifiesto fue que su verdadero registro es el del barro y la inflamación, y no el de la moderación, la transversalidad o el centro reformista con el que despistó a los ingenuos que creyeron que, tras el congreso nacional del PP, volvía el líder de la política para adultos y la serenidad. Fue solo un macguffin.


El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo

“Usted es un político destruido. Un fraude. No vino a limpiar nada, sino a ensuciarlo todo”, cargó contra Sánchez, a quien auguró tras un durísimo alegato que acabará ante la Justicia. Tanto las insinuaciones sobre su suegro como las alusiones sobre la posibilidad de que el presidente del Gobierno acabe sentado en el banquillo son rumores que desde hace semanas se esparcen por los mentideros madrileños a través de dirigentes del PP y de nombres del Viejo Testamento del socialismo que presumen de tener buena información del poder judicial.

De cómo hacer amigos e insultarlos

Feijóo dio por hecho, sin prueba alguna, que Sánchez conocía lo que hacía la trama Ábalos/Koldo/Cerdán y que, pese a ello, los entronizó y lo mismo deslizó sobre los comportamientos inadecuados y de acoso sexual de los que elDiario.es informó el pasado sábado con testimonios de algunas de sus víctimas. “Lo mejor es que confiese lo que sabe, ayude a devolver el botín y convoque elecciones”. Lejos de persuadir a los grupos parlamentarios de que retiren el apoyo a Sánchez, Feijóo logró el efecto contrario: aglutinar a la mayoría que hizo posible la investidura del presidente del Gobierno. Nada que pueda sorprender después de que les llamara “subyugados y subvencionados”, en un papel que recordó al del conocido chiste que arranca con un ciudadano que entra a comprar un libro sobre cómo hacer amigos y lo primero que hace es insultar al dependiente.

“Tirar la toalla no es una opción”

El presidente del Gobierno había pedido su comparecencia a petición propia en el Congreso, tras la detención de Santos Cerdán y ante el pleno reconoció que llegó a plantearse su dimisión y convocar elecciones tras el demoledor informe de la UCO contra su ex secretario de Organización, si bien llegó a la conclusión, tras hablar con dirigentes del partido y algunos de sus socios, que ese no era el camino. “Estoy decepcionado, primero conmigo mismo, porque yo les nombré. Tengo la responsabilidad y la asumo. Me piden la dimisión y la convocatoria de elecciones. Yo mismo he considerado estas opciones. Me pareció la solución más sencilla para mí y mi familia. Pero después de escuchar a mucha gente comprendí que tirar la toalla no es nunca una opción. Voy a continuar porque soy un político limpio que desconocía las corruptelas. Entiendo que haya ciudadanos que tengan dudas sobre lo que yo sabía y lo que no. Pero yo no las tengo. Aspiro a recuperar la confianza de los grupos y despejar la desconfianza de los ciudadanos”, dijo al comienzo de su intervención.

Autocrítica no faltó en un Sánchez de tono serio y palabras rotundas: “Estaba convencido de que Santos era una persona íntegra, humilde, comprometido con la causa socialista. Hablé con él, me desmintió todo y le creí”. Salvado el trance del Comité Federal del PSOE, en el que los dirigentes cerraron filas con su secretario general, no se puede decir que los aliados parlamentarios hicieran lo mismo, pero sí que no están dispuestos, de momento, a dejarlo caer. Lo que proyectan Feijóo y Abascal es, a juicio de todos ellos, peor que la imagen de debilidad que persigue a un presidente que sabe de las presiones que reciben sus aliados, ante quienes prometió cumplir “los compromisos que tengo con ellos”.

“Hay dos tipos de grupos parlamentarios -prosiguió-: los que quieren erradicar la corrupción y los que quieren instrumentalizarla. Espero de corazón satisfacer a los primeros. Gracias por su apoyo, por su alto nivel de exigencia. Tienen razón en indignarse, a todos nos une la vocación de servicio público. Vamos a estar a la altura”. La primera en intervenir tras el presidente fue su vicepresidenta, Yolanda Díaz, que este miércoles se desdobló para hablar en nombre de Sumar.

Díaz, que recurrió al mantra del bipartidismo que suele usar Podemos, enhebró un discurso tremendamente duro en el tono para concluir que su apuesta pasa por mantener al Gobierno y enderezar la legislatura. Aprovechó para reivindicar la paternidad de 10 de las 15 medidas anunciadas por Sánchez para la regeneración democrática y aprovechó para atacar con mayor dureza aún la corrupción del PP. Después pidió disculpas por abandonar el pleno por el fallecimiento de su padre la noche anterior, no sin antes decir que “el mundo es oscuro y hay pocas luces, por lo que el cambio de rumbo ha de ser decidido”.

Escoger entre corruptos profesionales o cutres

El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, también dejó claro que su partido sigue en la mayoría, aunque expectante: “Le pido que salga a la ofensiva. Si esto se queda aquí, se tiene que quedar. Esto no puede tumbar a un Gobierno. Pero si esto escala, si nos hace escoger entre corruptos profesionales y cutres, le vamos a obligar a que la gente decida porque llegará un punto en que su permanencia no frene a la derecha, sino que suponga que cuando entre, lo haga para siempre. Y por ahí no vamos a pasar”. Rufián, que recordó que el debate de la mañana no era sobre la corrupción, sino sobre la continuidad de la legislatura, pidió a Sánchez tres medidas radicales: vivienda, vivienda y vivienda.

Más dura fue la portavoz de Junts, Miriam Nogueras, aunque no emitió una sola señal tampoco de que en el ánimo de su partido esté retirar el apoyo a Sánchez, a quien sí recordó que ha entrado en una prórroga y que esta no dura toda la legislatura. La más explícita en su rechazo a Feijóo fue la portavoz de Bildu, Mertxe Aizpurua: “Nosotros vamos a ser muy exigentes, pero señores del PP, no cuenten con nosotros para su estrategia ultra. Si de Bildu depende, nunca llegarán al Gobierno. Ustedes, condenados por financiación ilegal, no tienen legitimidad para ser una alternativa”, afirmó en lo que fue una constante en todos los aliados de Sánchez.

La portavoz del PNV, Maribel Vaquero, fue quizá la más decepcionada tras escuchar a Sánchez y dejó caer que los nacionalistas vascos empiezan a tener algunas dudas, algo que en La Moncloa achacaron a la negociación abierta entre el gobierno de España y el vasco para la transferencia de algunas competencias pendientes. “La confianza va camino de la UCI, está a tiempo, pero el reloj corre, decida”, emplazó a Sánchez tras advertirle que el rey no está desnudo aún, pero sí va vestido con una hoja de parra. Aun así, tras escuchar la invectiva de Feijóo contra Sánchez, cargó con más dureza aún contra el líder del PP: “Usted ha cruzado una línea que no se puede cruzar, hablando de la familia de los políticos. Con estos posicionamientos no podremos acercarnos nunca a ustedes”. Como se esperaba, Podemos fue quien más distancia marcó con Sánchez, pero en ningún momento Belarra invocó tampoco ni la dimisión, ni elecciones anticipadas, ni moción de confianza.

Conclusión: Feijóo no sabe hacer amigos y Sánchez, de momento, mantiene los que tenía.