Las muestras traídas por la misión china Chang’e-6 han sido comparadas con las recopiladas por las misiones Apolo en la cara visible en los años 70 y presentan algunas diferencias que pueden deberse al enorme impacto de un asteroide contra su polo sur
Hemeroteca – Una anomalía interna explica la misteriosa diferencia entre las dos caras de la Luna
El análisis de las muestras lunares de 2.800 millones de años recolectadas en 2024 por la misión china Chang’e-6 aporta nuevos conocimientos sobre la formación de la Luna y el origen de la asimetría entre sus dos caras. Los hallazgos, publicados este miércoles en la revista Nature, indican que las rocas muestreadas por la misión china estaban muy empobrecidas en elementos como el estroncio y el neodimio, si lo comparamos con las composiciones que esperamos que tenga el manto de la Luna, y apuntan a la posible influencia en la evolución del satélite de los impactos de objetos gigantes contra su superficie.
Las observaciones de la Luna han revelado diferencias en el grosor de la corteza, la actividad volcánica y la composición química de las rocas entre la cara visible y la cara oculta de la Luna. Sin embargo, el origen de estas diferencias ha sido objeto de debate.
En 2024, la sonda china Chang’e-6 trajo muestras de basalto (roca formada a partir del enfriamiento de la lava) de la cuenca Aitken, en el polo sur y en la cara oculta de la Luna,lo que, junto con las muestras traídas por las misiones Apolo, ha permitido a los científicos explorar las diferencias entre ambos hemisferios.
Diferencias con las rocas del Apolo
Un equipo liderado por Wei Yang, de la Academia de Ciencias de China, ha analizado la composición isotópica de muestras de roca volcánica de la misión Chang’e-6 y las ha comparado con muestras obtenidas durante las misiones Apolo de la cara visible.
Los autores descubrieron que las rocas de la cuenca del Polo Sur-Aitken compartían algunas características con el manto de la cara visible, pero parecen haber muestreado una parte del interior lunar que ya estaba desprovista de material fundido. Estas propiedades sugieren que los basaltos podrían haberse formado a partir de rocas profundas (del manto) empobrecidas ya en algunos elementos que habrían sido retirados del manto por procesos geológicos ocurridos durante la fase de océano de magma de la Luna o en el impacto que dio lugar a la cuenca de Aitken.
Zona de recogida de muestras de la misión china Chang’e-6 (triángulo rojo). A la derecha, con más detalle.
Los autores concluyen que las muestras recuperadas por la misión Chang’e-6 proporcionan un medio para estudiar la formación temprana del manto lunar, y que estudios posteriores podrían ofrecer más información sobre los procesos que subyacen a las diferencias entre la cara visible y la cara oculta.
China, a toda máquina
“Por primera vez disponemos de nuevos datos precisos que nos permiten profundizar en la composición del manto lunar y nos ayudan a comprender la asimetría de nuestro satélite”, asegura Jesús Martínez Frías, experto en geociencias planetarias y astrobiología del CSIC en el Instituto de Geociencias. En su opinión, se trata de uno de los estudios más interesantes, desde el punto de vista petrológico y geoquímico (principalmente isotópico), realizados sobre la Luna en los últimos años. “Hay que reconocer que China va a toda máquina en la exploración espacial, sobre todo del espacio cercano a la Tierra y sus iniciativas y misiones a la Luna son prueba de ello”.
Por primera vez disponemos de nuevos datos precisos que nos permiten profundizar en la composición del manto lunar y nos ayudan a comprender la asimetría de nuestro satélite
“Lo que nos plantea este trabajo es una pregunta: ¿tenemos un manto lunar empobrecido desde sus estados más iniciales con similares características en toda la Luna o ese empobrecimiento se debe a procesos posteriores, como los grandes impactos?”, resume Martínez Frías. El experto cree que este resultado abre la segunda posibilidad y se complementa muy bien con los datos geofísicos obtenidos recientemente por las sondas GRAIL, siempre con mucha cautela, porque han analizado solo 16 muestras.
Nahúm Méndez Chazarra, geólogo y divulgador cree que este estudio nos aporta una nueva visión sobre la historia de la Luna que se debería de tener en consideración a la hora de comprender como se formó asimetría que vemos incluso a simple vista entre su cara visible y su cara oculta. Esta diferencia no tendría por qué haberse originado durante el enfriamiento del océano de magma, sino que podría ser fruto de procesos posteriores, apunta. “Los autores han sugerido que los grandes impactos tienen la capacidad de alterar los distintos procesos geodinámicos y geoquímicos que ocurren en el interior de los cuerpos planetarios, aportándonos una nueva visión sobre como evolucionan los planetas y cómo han llegado a ser lo que hoy vemos”.