miércoles, julio 9 2025

Detectados 28 tipos de virus, bacterias y agentes infecciosos en la zona de la DANA que pueden causar enfermedades

Así se desprende de una investigación liderada por la Unidad de Parasitología Sanitaria de la Universitat de València que ha recogido muestras ambientales de aguas, lodos y suelos de los lugares afectados en la provincia de Valencia, durante las tres primeras semanas desde las inundaciones

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Una investigación liderada por la Unidad de Parasitología Sanitaria de la Universitat de València (UV) ha detectado una treintena de agentes infecciosos, todos ellos con patogenicidad en humanos –es decir, que puede causarles enfermedad–, en muestras ambientales de aguas, lodos y suelos de la zona cero de la DANA en la provincia de Valencia, durante las tres primeras semanas desde las inundaciones.

Así lo han detallado este miércoles en rueda de prensa el catedrático de Parasitología de la UV y experto de la Organización Mundial de la Salud (OMS,) Santiago Mas-Coma, la catedrática de Parasitología de la UV, María Dolores Bargues, y la catedrática de Fisiología Consuelo Borrás, en la que también ha participado la rectora de la institución académica, Mavi Mestre.

La investigación, que se ha publicado en la revista ‘One Health’, evalúa los riesgos de infecciones individuales y epidemias en la zona afectada por las inundaciones del 29 de octubre en la provincia de Valencia, con el objetivo de facilitar las labores de diagnóstico en hospitales y ayudar en la mejora de protocolos de prevención ante futuras catástrofes similares.

Tras analizar las muestras ambientales de aguas, lodos y suelos de áreas inundadas, los investigadores han encontrado un total de 28 agentes infecciosos durante las tres primeras semanas desde la DANA, aunque Mas-Coma ha recalcado que posteriormente “han salido muchos más”.

Mas-Coma y Bargues han recalcado que no esperaban encontrar tal cantidad de agentes infecciosos y han apuntado que todos ellos tienen patogenicidad en humanos, aunque se transmiten de forma diferente y con distintos síntomas. Entre ellos, se han detectado virus, bacterias, protozoos parásitos, amebas oportunistas de vida libre y helmintos, así como grupos de vectores de varias enfermedades infecciosas, como mosquitos, flebotominos y moluscos dulceacuícolas.

Diferentes niveles de gravedad

En cuanto al nivel de gravedad de estos agentes infecciosos, los investigadores han destacado que “depende” de cada uno. “Algunos pueden llegar a ser mortales y otros no va más allá de provocarte diarrea, depende de las cepas, cómo se han combinado y si tienen una situación epidemiológica de un tipo u otro”, han indicado.

La investigación ha analizado las enfermedades de transmisión vectorial potencialmente emergentes y se ha comprobado que los microorganismos detectados son de diferentes tipos de transmisión, desde directa hasta zoonótica –de origen animal–, de vías de infección oral hasta transcutánea o a través de heridas. Además, siguen ciclos biológicos desde cortos hasta largos, y de transmisión desde permanente hasta estacional.

La contaminación fecal ha mostrado tasas elevadas, procedentes de fuentes humanas y animales, con reservorios potenciales, tales como ovejas, cabras, équidos, perros y gatos.

El agente infeccioso más frecuente en esas tres primeras semanas ha sido la bacteria ‘escherichia coli’ –EPEC, ETEC y EAEC–, halladas en agua y lodo, que puede provocar diarrea y vómitos en humanos. Esta bacteria se ha localizado tras otras catástrofes de inundaciones en otros lugares.

Vibrio Cholerae

Asimismo, Mas-Coma ha señalado que también han localizado el ‘vibrio cholerae’, pero ha puntualizado que “el causante del cólera tiene diferentes formas y las que encontradas parece que son las silvestres”, que suelen ser “poco patógenas para humanos”, aunque ha agregado que “el problema es que puede llegar a combinarse y llegar a dar más patogenicidad más adelante”.

Por su parte, Bargues ha apuntado que, en relación a las enfermedades transmitidas por vectores, como mosquitos, en las tres primeras semanas de muestreo capturaron más de 3.500 mosquitos en cuatro trampas de captura, pese a las temperaturas de octubre y noviembre, por lo que su densidad poblacional “era considerable”.

Las tasas mas elevadas de agentes infecciosos se han detectado en lodos, más que en aguas. Al respecto, Mas-Coma ha apuntado a los años previos de sequías “muy fuertes” y, con la llegada de aguas torrenciales, “arrancaban las capas superficiales de suelo y todos los organismos”.

Mapeo

Mas-Coma ha detallado que la evolución del escenario total se ha analizado con información de los días previos a la catástrofe, el día de la DANA y en las semanas siguientes. Para ello, han mapeado la geografía afectada para discernir las trayectorias seguidas por ls corrientes de aguas y lodos, así como las circunstancias confluyentes en relación a riesgos de infección a corto, medio y largo plazo.

Los análisis, ha precisado el investigador, han permitido distinguir un damero 4×4, que incluye cuatro cauces independientes, comprendiendo ríos y/o barrancos. Cada uno de ellos comprende cuatro tipos diferentes de áreas: silvestres, rurales (con campos agrícolas y granjas de animales), urbanas y la zona del lago de l’Albufera.

Posibles epidemias “a largo plazo”

La investigación se prolongará “como mínimo tres años”, ya que Mas-Coma ha explicado que en catástrofes hídricas sucedidas en otros países se ha demostrado que los mayores riesgos de aparición de infecciones individuales o brotes infecciosos o epidemias “es siempre a largo plazo”, dos o tres años después de las inundaciones.

El objetivo es “reaccionar lo suficientemente rápido” ante una posible futura epidemia, al “poner en guardia a todos los centros que se dedican a la atención de diagnóstico de enfermedades infecciosas para tener una capacidad respuesta de rápida”, así como tener un modelo “que pueda ser útil para catástrofes de este tipo que vendrán seguro, no solo en el Mediterráneo”.

Por otra parte, Mas-Coma ha resaltado la importancia de recuperar la red de alcantarillado, que ha calificado como la actuación “de mayor urgencia”, ya que una red eficiente permitiría ir limpiando hongos con las lluvias.

Impacto en personas mayores

El estudio también se centra especialmente en el impacto de la gota fría en las personas de mayor edad, ya que las repercusiones de la catástrofe en este grupo poblacional han sido enormes, tanto a nivel personal, familiar, económico, psicológico y anímico.

Al respecto, Borrás ha recalcado que el envejecimiento “disminuye la capacidad para adaptarse a distintos estreses”, como los agentes infecciosos, a los que las personas mayores “tienen menos capacidad para reaccionar y les cuesta más recuperarse ante ellos”.

Además, ha agregado que las personas mayores “también pueden sufrir síntomas o reacciones atípicas ante estos patógenos”, por lo que ha enfatizado que es “muy importante” tener en cuenta que este grupo poblacional “va a ser más susceptibles de padecerlas”.


Un momento de la presentación del estudio de la Universitat de València.

Grupos investigadores

El estudio, liderado por la Unidad de Parasitología Sanitaria de la UV, ha contado con la colaboración del Instituto Universitario de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias, de la Universidad de La laguna, liderado por Jacob Lorenzo-Morales, y el grupo MiniAging del Instituto de Investigación Sanitaria Incliva, dirigido por Consuelo Borrás. Además, varios equipos de otros centros españoles están colaborando actualmente en investigaciones de la zona afectada.

La investigación ha contado con la financiación del Vicerectorado de Investigación de la UV, de la red CIBER de Enfermedades Infecciosas del Ministerio de Sanidad, de un proyecto Prometeo de la Generalitat Valenciana, así como otras fuentes como los fondos europeos del Programa de Acciones Marie Sklodowska-Curie y los del Cabildo Insular de Tenerife.