La renuncia de la jefa del Área de Gestión Clínica de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Príncipe de Asturias de Madrid tras negarse a aplicar un nuevo plan para reducir listas de espera sin personal extra ha movilizado al servicio frente a la dirección: «La imagen de eficiencia es a costa de la calidad»
El porcentaje de personas con depresión en España se ha triplicado en tres años
En situaciones de estrés crónico a menudo aparece un desencadenante, un punto de inflexión, que destapona toda la tensión acumulada. Y nada vuelve a ser como antes. El Área de Gestión Clínica de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Universitario Príncipe de Asturias en Alcalá de Henares (Madrid) lleva una semana “conteniendo la respiración”, dice uno de sus médicos. Los profesionales se han plantado ante la gerencia por el intento, entre otras cosas, de poner en marcha un nuevo sistema para reducir las listas de espera en una zona donde están disparadas: hay más de 3.000 pacientes aguardando una primera cita y la demora media para acudir al psiquiatra son 163 días, casi seis meses. La situación se ha llevado por delante a la jefa del servicio, que presentó su dimisión el pasado 27 de junio tras conocer los planes de la dirección.
Personal médico, de enfermería, auxiliares o trabajadores sociales alertan de que la propuesta puede mejorar algunos indicadores que importan en las estadísticas oficiales–las primeras citas–, pero “restringe el seguimiento clínico a apenas dos o tres consultas anuales por paciente”, según la carta enviada a la dirección el pasado miércoles. La demanda de este servicio ha aumentado un 16% entre 2019 y 2023, de acuerdo con los profesionales.
Una carta a la dirección
La clave del conflicto, lo que ha levantado al servicio formado por 110 personas, es un criterio que nunca antes se había impuesto para que una de cada dos citas correspondan a nuevos pacientes. “Esto supondría un riesgo real de abandono efectivo de los planes terapéuticos y pérdida de continuidad asistencial; afectaría de forma especialmente grave a las personas más vulnerables y sus allegados”, advierten los sanitarios en la misiva, hecha pública este lunes. Lamentan que “medidas de este tipo pueden convertirse, de forma sutil, en una estrategia para presentar una reducción aparente de las listas de espera”. Una imagen de “eficiencia” pero a “costa de comprometer la calidad de la atención”.
“En salud mental no se puede aplicar una ratio que sí tendría sentido para tratar una infección respiratoria que se resuelve o una cirugía. ¿Cómo le voy a decir a una paciente después de contarme una historia de abuso sexual que la veo en seis meses?”, se pregunta uno de los facultativos, que asegura que con tres consultas al año sería posible atender a algunos pacientes, pero no los que tienen transtornos más graves y con más sufrimiento, que dependen de ser vistos con frecuencia. Los profesionales argumentan que no hay personal suficiente para reducir la lista de espera a la vez que el resto de servicios se mantienen a flote: las consultas, el hospital de día o la hospitalización domiciliaria.
La Consejería de Sanidad confirma a elDiario.es que la dimisión se ha presentado, pero asegura que la jefa del área “va a continuar”. “La actividad asistencial para todos los pacientes del área está absolutamente garantizada”, dice un portavoz del departamento, que señala que “la salud mental es una prioridad no solo en el Hospital Universitario Príncipe de Asturias” sino “en todos los hospitales del Sermas (Servicio Madrileño de Salud)” y que la “plantilla se mantiene estable”.
La noticia se ha extendido rápido por otros servicios de salud mental de la Comunidad de Madrid con una mezcla de indignación y sorpresa porque el área de Alcalá de Henares, donde está el Hospital Príncipe de Asturias, se considera un espacio puntero en atención comunitaria de la salud mental. “Es una locura”, transmiten psiquiatras de otros centros públicos a este medio.
La renuncia de la persona que estaba al frente del área, Ana Moreno, ha “sido la gota que ha colmado el vaso”, dicen sus compañeros. La psiquiatra llevaba cerca siete años en la jefatura de este hospital. Tras su marcha, sus compañeros alegan ante la dirección que su manera de trabajar va en la línea de lo marcado por los planes estratégicos de salud mental del Ministerio de Sanidad con “intervenciones específicas que van más allá de la evaluación en primera consulta y que implican una adecuada frecuencia de revisiones así como de diferentes prestaciones como actividad grupal, desarrollo de recursos monográficos, medidas centradas en la humanización en el entorno hospitalario o recursos ambulatorios”.
“La dimisión ha sido consecuencia de la imposición de objetivos para el próximo año que consideramos desmesurados e insostenibles”, asegura la Asociación Madrileña de Salud Mental (AMSM) en un comunicado para dar a conocer la situación. Su presidenta, Eugenia Caretti, señala que, aunque no de una manera tan estricta, en muchos centros de salud mental de la Comunidad de Madrid se están siguiendo estrategias similares para reducir las listas de espera. El Servicio Madrileño de Salud tiene una seria sobrecarga de la lista de espera para el especialista en muchos hospitales.
Las gerencias tienen los números en la cabeza y hay que reducirlos como sea a costa de cualquier cosa. Pero esto es como si le pides a un cirujano que se ponga a operar con una mano
“Las gerencias tienen los números en la cabeza y hay que reducirlos como sea a costa de cualquier cosa. Pero esto es como si le pides a un cirujano que se ponga a operar con una mano. A nosotros sí nos lo demandan cuando el recurso que tenemos es la relación con los pacientes y la palabra. Nuestro trabajo es estar aquí, abrir un espacio para pensar qué está pasando, ver alternativas”, se queja Caretti. “Con esta situación –continúa– te dejan en un lugar de espectadores del sufrimiento, sin poder intervenir”, continúa.
La jefatura del área propuso hace casi un año reducir las listas de espera contratando temporalmente a dos personas: un psiquiatra y un psicólogo clínico. Eran conscientes de que había un problema, según se refleja en la carta remitida a la dirección, pero la respuesta fue negativa. Lo que dispara la demora, según varias fuentes consultadas, es la elevada demanda de primeras consultas de psicología. En psiquiatría, los tiempos son más reducidos, apuntan estas mismas fuentes, y en el caso de los niños la espera es inferior a 40 días. Estos datos desglosados no están disponibles en las estadísticas publicadas cada mes por la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid ni tampoco en las que se ofrecen cada seis meses por parte del Ministerio de Sanidad.
Desde entonces, el equipo ha tomado algunas medidas para avanzar en la atención de quien espera como confirmar las citas para meter a nuevos pacientes en huecos de última hora a los que no puedan asistir o poner a cualquier facultativo que tenga un rato despejado “a hacer lista de espera”, según varios de sus miembros.
No sé quién puede pensar que podemos tener lista de espera cero sin dotar de más recursos
La quemazón se ha extendido entre los profesionales, además, por otro motivo: las reducciones de jornada, las bajas o las vacaciones se cubren cada vez menos. La política es que no haya recambio para el 45% de las bajas y, según varios facultativos con los que ha hablado este medio, el hospital de día o la unidad de hospitalización domiciliaria corren el riesgo de cerrar cuando los psiquiatras cojan vacaciones. Para evitarlo es necesario cubrir dos reducciones de jornada que ahora se están negociando, según ha podido saber este medio. “Estamos funcionando a máxima capacidad y todo esto nos aboca a la quemazón cuando ya estamos al límite. No sé quién puede pensar que podemos tener lista de espera cero sin dotar de más recursos”, se pregunta un psiquiatra.
El servicio en jaque comprende tanto la atención en el hospital como la que se da en los centros de salud mental (CSM), los hospitales de día y las unidades de hospitalización domiciliaria, además de la coordinación con los recursos comunitarios de la zona.