miércoles, julio 9 2025

‘Elio’, la película de Pixar que “tiende la mano” a los “chicos raros” que se sienten solos por culpa de las redes sociales

El filme, dirigido por Madeline Sharafian, Domee Shi y Adrián Molina, denuncia el peligro de que aplicaciones como Instagram hagan a los jóvenes querer ser todos iguales

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“Ser único a veces significa sentirse solo”, dice un personaje de Elio en una de las escenas de la nueva película de Pixar. La frase, que es la premisa bajo la que gira la última apuesta del estudio de animación de Disney, cobra más importancia que nunca en tiempos de redes sociales. A través de stories de Instagram, querer parecerse a los demás se ha vuelto una constante peligrosa en una época dominada por las nuevas tecnologías. Esos influencers que tantos seguidores acumulan en Internet, con sus vidas y cuerpos perfectos, se han convertido en los máximos referentes de los adolescentes.

Sin embargo, ser como estos influencers es una misión imposible: nada de lo que muestran en redes sociales se asemeja a la realidad. Ni a la realidad de sus vidas, ni a la realidad de quienes las consumen frente a la pantalla. Las consecuencias ya se están percibiendo, propagando un sentimiento de incertidumbre cada vez más abudante entre los más jóvenes debido a esas aspiraciones que irremediablemente acaban viéndose frustradas. Elio, la película de animación que llega a los cines de España este 9 de julio, pone el foco en esta problemática, presentando a un protagonista que desea escapar del mundo que lo rodea porque se siente incomprendido y piensa que no encaja.

Para Elio, un niño de 11 años, su mayor sueño es viajar al espacio y conocer a los extraterrestres que lo habitan. Después de haber desistido a seguir intentándolo con la gente de su entorno, el muchacho ansía ahora comenzar de nuevo en un planeta diferente, buscando allí a amigos y gente con los que pueda ser él mismo. Esta exploración, que hace de la historia toda una cinta de ciencia ficción, sirve para poner sobre la mesa temas como la identidad, la pertenencia y, como apunta la productora Mary Alice Drumm a elDiario.es, la soledad, un “verdadero punto de referencia” para todos aquellos que trabajaron en la película.

“Las redes sociales a veces pueden hacernos sentir menos conectados”, dice Mary Alice Drumm, “así que, cuando surgió la cuestión de la soledad, tuvimos la oportunidad de hablar con Vivek H. Murthy, el entonces cirujano general de los Estados Unidos (la máxima autoridad en salud pública del país”. Murthy había publicado el alarmante informe Nuestra epidemia de soledad y aislamiento, algo que preocupaba al equipo de la película “no únicamente como padres, sino también como individuos”. “Esperamos que el público se identifique [con Elio], porque todos nos sentimos solos, pero se trata de tender la mano y establecer conexiones”, añade la productora.

La relevancia de la amistad se percibe en la trama cuando Elio conoce a Gordon, el entrañable extraterrestre con el que el joven termina entablando una fuerte relación como amigos. Ambos se confiesan tanto sus vulnerabilidades como sus miedos, algo que, pese a ser fundamental a la hora de crear cualquier vínculo, no siempre es frecuente. La directora estadounidense Madeline Sharafian señala que, “cuando conoces a Elio por primera vez, él piensa que nunca lo entenderán, siente que es el único en la Tierra y que nunca podrá conectar con nadie”. Sin embargo, agrega que lo bonito de la conexión que surge entre Elio y Gordon es que el extraterrestre lo ayuda a darse cuenta de que “hay alguien más como él”.


Fotograma de ‘Elio’

“Es Gordon, aunque sea un extraterrestre y esté separado de Elio por quién sabe cuántos años luz, quien le enseña que siempre hay alguien que tiene el mismo núcleo que tú”, sostiene la cineasta, que pretende que el público pueda “aprender a ver la Tierra de la misma manera”. “Cuando fui por primera vez a una escuela de animación, al fin conocí a gente que vivía al otro lado del mundo”, explica Sharafian. “Muchos de mis amigos eran de Corea del Sur. Nunca había encontrado a gente con la que conectara hasta entonces. Y, de repente, aquí estoy, hablando con personas con las que nunca habría tenido la oportunidad de hablar si no hubiera perseguido quien era y seguido mis propias pasiones”, reflexiona.

Con esta nueva producción, sus creadoras, como cuenta Madeline Sharafian, tienen la “esperanza” de que “la gente no pierda la fe en que hay alguien ahí fuera”: “El mundo es enorme. Habrá alguien con quien puedas conectar si sigues intentándolo y no te rindes”. No obstante, quienes lo tienen más difícil son los niños, pues la infancia es una etapa marcada por las inseguridades. Muchos de ellos luchan por el ímpetu de ser ellos mismos pese a que ello conlleve no seguir la norma, algo de lo que es consciente Domee Shi, directora canadiense de Elio que ya trabajó para el estudio en Red, quien afirma que lo hacen “tratando de descubrir quiénes son en un mundo que quizá no los acepte”.


Fotograma de ‘Elio’

El protagonista, como razona Domee Shi, “sabe que no es aceptado en la Tierra, así que se esfuerza al máximo por ser aceptado en otro lugar”, algo que, aunque la cineasta describe como “imperfecto y un poco excéntrico”, también hace que “no puedas evitar admirarle por hacerlo”. “En su viaje, aprende que la verdadera pertenencia viene de dentro, y creo que eso es lo que todos nos damos cuenta al crecer”, indica Shi. “Cuando somos niños, es muy fácil pensar: ‘Voy a huir y me iré a un lugar mágico donde todos me acepten’, pero luego te das cuenta de que tienes que crear ese mundo a tu alrededor. Tienes que ser tú quien se acerque a los demás, quien establezca esas conexiones. Tienes que esforzarte por encontrar tu lugar”, comenta en alusión a uno de los principales mensajes del filme.

“Eso incluye, sí, ayudar a alguien. Pero también incluye abrirte, mostrarte vulnerable ante alguien, compartir una parte de ti mismo con otra persona y esperar que te acepte”, alega Domee Shi. “Todas esas cosas las tocamos en la película y mi esperanza es que la gente se lleve algo positivo cuando termine de verla”, añade, confesando que tanto ella como Madeline Sharafian se basaron, para la elaboración de la película, en sus “propias experiencias como las chicas raras” de sus respectivos pueblos “que soñaban con llegar a un lugar donde todo el mundo las entendiera y las aceptara”.

Una pobre acogida en taquilla

Pese a no ser un remake, o quizás precisamente por ello, Elio ha sido un fracaso en las salas de cine de Estados Unidos. La cinta, con un presupuesto de 150 millones de dólares, tuvo en el país norteamericano el peor fin de semana de estreno para una película de Pixar en la historia, recaudando solo 21 millones de dólares en la taquilla nacional. En comparación, la otra gran apuesta de Disney para el verano, la versión de acción real de Lilo y Stitch, acumuló 146 millones de dólares en su primer fin de semana, ascendiendo hasta los 182 millones si se tiene en cuenta también el lunes, que fue festivo por el Día de los Caídos. El remake de acción real roza los 1.000 millones en todo el mundo.

Los números son sorprendentes, puesto que, desde el estreno del remake de Blancanieves, el público ha estado pidiendo más historias originales por parte de las grandes productoras. Madeline Sharafian cuenta a este periódico que se sienten “muy orgullosos de que Elio sea la única película original que se estrena este verano” y que “es una locura que hayamos llegado a este punto”. “Lo que me encanta de las originales es que te pueden sorprender de verdad”, dice Sharafian. “Por ejemplo, Pixar ya ha hecho dos películas de ciencia ficción, Wall-E y Lightyear, pero queríamos crear una de ciencia ficción que no hubiéramos visto antes. Así que nos sentimos muy afortunados de tener total libertad para crear algo completamente nuevo”, zanja.

Siempre quedará la duda de si la cinta hubiera funcionado mejor comercialmente si no se hubieran llevado a cabo los cambios que sufrió la trama durante el proceso de producción. Según una investigación del portal especializado The Hollywood Reporter, el personaje de Elio iba a ser inicialmente retratado como queer, reflejando la identidad de Adrián Molina como cineasta abiertamente gay, que también se encuentra en la dirección del largometraje. El medio informa de que se eliminó por completo la pasión del protagonista por el ecologismo y la moda, así como una escena en su dormitorio con fotos que sugerían un enamoramiento masculino, lo que vuelve a poner el foco en la urgencia de seguir reclamando un arte inclusivo y honesto.