Ayuso lanza su primera advertencia, tras avisar el domingo de que estaría “vigilante”, y rechaza una repetición electoral antes que un Gobierno de coalición con los ultras que la dirección del PP ha terminado por descartar a regañadientes
Miguel Tellado: “El compromiso del PP es un Gobierno en solitario”
El PP preparó con mucho mimo el congreso de la entronización de Alberto Núñez Feijóo. La plataforma de lanzamiento del “cohete”, como definió al partido un dirigente durante el cónclave del fin de semana. Paz interior, una dirección a la medida del líder, sin cuotas autonómicas y silencios elocuentes, muy trabajados durante semanas. Todo, para que en 48 horas nadie hable de éxito, sino de las relaciones de la derecha con la ultraderecha. Justo lo que no querían.
La ponencia política que aprobó el PP en el XXI Congreso Nacional no menciona a la ultraderecha y se limita a señalar que “ni cordones arbitrarios ni mayorías incoherentes”. Los ponentes, con Juan Manuel Moreno y Alma Ezcurra a la cabeza, optaron por pasar de puntillas por los pactos postelectorales, tanto con Vox como con Junts. Lo que no se dice no existe.
Los estrategas de Feijóo se lo dejaron a Feijóo. El líder ejecutó un largo discurso el domingo en el que quiso responder “todas las preguntas”. Una intervención tildada de “histórica” por los asistentes, todos de parte. “El mejor” del jefe de filas. Una de las cuestiones que se autorrespondió Feijóo sí mencionaba expresamente a Vox.
“Primera pregunta. ¿Qué Gobierno habrá después de las próximas elecciones generales? Solo hay dos opciones. O Sánchez o yo. No hay más cosas. Por nosotros no hay más. Y yo quiero un Gobierno en solitario”, dijo. Feijóo añadió: “Segunda pregunta. ¿Vamos a establecer un cordón sanitario a Vox, como nos pide la izquierda? No”.
Los escribas de Feijóo pensaron haber zanjado el asunto con estas fórmulas dialécticas. Pero el mismo lunes por la mañana la táctica descarriló. La nueva portavoz parlamentaria evitó rechazar un Ejecutivo con Santiago Abascal como vicepresidente. Luego, el flamante secretario general, Miguel Tellado, tampoco concretó si Feijóo planteó un “deseo” o un “compromiso”. Solo después, en conversación con los periodistas, habló de un “compromiso”. Este martes la dinámica fue parecida aunque ambos, finalmente, dijeron con los micrófonos encendidos lo que llevaban dos días intentando no decir.
La reacción de Vox llegó también el mismo lunes. “¿Qué están haciendo?”, se preguntó su portavoz, José Antonio Fúster, que añadió: “Están volviendo a cometer el mismo gigantesco error del 23-J, no han aprendido nada”. Todo, una semana después de que Feijóo y Santiago Abascal intentaran reunirse en secreto en el Congreso, tal y como informó elDiario.es.
La relación de PP y Vox fue uno de los problemas que lastró a Feijóo en 2023. Los pactos postelectorales en las autonómicas de mayo fueron una losa en las generales de julio. Miles de españoles, y españolas, residentes en el extranjero viajaron a sus lugares de residencia en pleno verano para votar contra la posibilidad de que Abascal y los suyos pisaran el Consejo de Ministros.
Tres años después ese miedo no se ha disipado. El PP ha conseguido subir en las encuestas a lomos de los presuntos casos de corrupción que asedian a Pedro Sánchez, y por las que comparece este miércoles en el Congreso. En el primer partido de la oposición dan al Gobierno por amortizado, y sostienen que no puede aguantar mucho más. Por eso, según explicó Ester Muñoz este martes, Feijóo abordó su relación con Vox: porque puede haber elecciones en cualquier momento, creen.
Pero Vox también sube. De hecho, en el verano de 2024 los de Santiago Abascal salieron en bloque de los gobiernos autonómicos. En el PP casi brindaron. Pensaban que, por fin, podrían dejar de mirar siempre de reojo a su derecha. Pero no fue así. Vox ha seguido marcando la política de Feijóo y los suyos.
El trasvase de votos entre la derecha y la ultraderecha es continuo, pero en términos absolutos es Vox quien recaba más sufragios que el PP, aunque en porcentaje sean los de Feijóo quienes se imponen.
Los datos son más elocuentes cuando se tiene en cuenta la variable generacional. Los votantes conservadores más mayores prefieren a Feijóo. Pero Vox se come el voto joven de derechas.
Estos números, y la experiencia de 2023, explican no solo lo ocurrido en las últimas horas. También los titubeos ideológicos de Feijóo, quien ha evitado todos los debates sobre el ideario del partido en el cónclave del fin de semana. Con una notable excepción: la política migratoria y la seguridad ciudadana.
Feijóo ha endurecido el ideario del PP. En su discurso del domingo defendió de forma elocuente poner trabas a que las personas migrantes accedan a derechos básicos a partir del empadronamiento municipal, como las prestaciones no contributivas de subsistencia. En el pasado, él o sus portavoces defendieron el despliegue de buques de guerra para evitar la llegada de tripulaciones desde África o la deportación a terceros países para encarcelar allí a las personas migrantes a cambio de dinero. El fracasado ‘modelo Meloni’.
El problema es que el PP no consigue ponerse al nivel de Vox. Si Feijóo da un pasito a la derecha, Abascal da un salto más allá y vuelve a tensionar a sus teóricos aliados.
Ocurrió este mismo lunes. La dirigente Rocío de Meer Méndez, sobrina del principal asesor de Abascal y condenado Kiko Méndez Monasterio, planteó una deportación masiva de personas solo por su procedencia o la de sus progenitores: “De 47 millones de habitantes que tiene nuestro país, más de siete millones –porque tenemos que tener en cuenta la segunda generación–, ocho millones de personas han venido de diferentes orígenes en un muy corto periodo de tiempo”.
La formación que lidera Santiago Abascal insistió este martes en la idea. “Queremos seguir siendo España”, dijo su portavoz parlamentaria, Pepa Millán.
El PP intentó este martes por la tarde dejar de alimentar el debate. Tras una reunión de los grupos parlamentarios a puerta cerrada, algo nada habitual. Los diputados y senadores abandonaron la sala sin querer hablar de lo que se había comentado dentro. Preguntados por Vox, el mensaje fue unánime: todo está aclarado, Feijóo lo dejó claro el domingo y que todo el lío es culpa de los periodistas. Justo el día en que Cayetana Álvarez de Toledo subió a la tribuna del Congreso a defender a los agitadores ultras.
Pero desde los márgenes de ambos partidos han llegado también mensajes que muestran su incomprensión por lo ocurrido en las últimas horas. Por ejemplo, Iván Espinosa de los Monteros, quien abandonó Vox y ha asegurado que no quiere montar un partido nuevo, pero sí una asociación para influir en la derecha política.
Pero quizá el mensaje más llamativo lo dio Isabel Díaz Ayuso este martes. La presidenta madrileña amagó con amargar el congreso a Feijóo, pero finalmente optó por no dar ninguna batalla para no interferir con el que será candidato del PP a la Presidencia del Gobierno.
El domingo dio un discurso en el cónclave que precedió a la clausura de Feijóo. Un texto sin apenas referencias internas y centrado en atacar a Pedro Sánchez. Pero en un momento determinado avisó: “Estaremos vigilantes”. Este martes, Ayuso defendió un Gobierno en solitario del PP y negó que el PP se plantee una repetición electoral antes que compartir con Abascal el Ejecutivo. “Yo eso no lo he oído, no lo he oído en ningún sitio”, dijo. Es cierto que ningún dirigente lo ha verbalizado. Ayusó zanjó: “Y espero no oírlo”.