La Administración Trump desoyó las advertencias sobre los profundos recortes de personal en el Servicio Meteorológico Nacional, y la Casa Blanca habla de «hechos fortuitos»
Los muertos en Texas ascienden a 95 mientras Trump elude responsabilidades por recortar en servicios de emergencias y meteorológico
¿Por qué seguía abierto un campamento para escolares en una zona de riesgo? ¿Fueron correctas las alertas? ¿Se ajustaron a la amenaza que se cernía? ¿Por qué les pilló a las escolares la crecida dormidas? ¿Cómo han afectado a la prevención de la catástrofe los recortes en el Servicio Meteorológico Nacional (NWS)? ¿Tiene sentido plantear el desmantelamiento de la FEMA, la agencia federal para la gestión de emergencias?
Todas estas preguntas se agolpan en estos días en Estados Unidos en todas partes salvo en la Casa Blanca. Al menos en las declaraciones públicas cuando se les cuestiona por la tragedia que ha causado al menos 104 muertes en el centro de Texas.
“Las alertas se enviaron antes de la inundación, cuando la gente dormía y la inundación se produjo de madrugada”, ha argumentado la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt: “Fue un hecho fortuito. No es culpa de la Administración que la inundación haya golpeado tanto, pero hubo alertas tempranas y constantes, y, de nuevo, el Servicio Meteorológico Nacional cumplió con su deber”.
Leavitt ha insistido: “Culpar al presidente Trump por estas inundaciones es una mentira depravada, y no sirve de nada durante este tiempo de duelo nacional. El Servicio Meteorológico Nacional hizo su trabajo a pesar de las lluvias sin precedentes, ejecutó pronósticos y advertencias oportunos y precisos. En este momento, el enfoque de la administración será brindar a las víctimas en sus comunidades el apoyo que merecen. Que Dios bendiga a la gran gente de Texas, especialmente a los padres que han perdido a sus hijos. El presidente Trump los ama, oramos por ustedes, y él viajará para verlos a finales de esta semana”.
“Que Dios bendiga al estado de Texas. Es un lugar increíble”, había dicho Donald Trump este domingo antes de subir al Air Force One para regresar a la Casa Blanca después de haber estado el fin de semana jugando al golf en su campo de Nueva Jersey: “Esto ha ocurrido en segundos. Nadie lo esperaba, nadie lo vio. Había gente muy preparada allí y no lo vieron. Es algo, supongo, que pasa una vez cada 100 años, nunca han visto algo así… quiero decir, la gente intenta culpar a la escuela, al campamento. Es algo horrible”.
El senador Chuck Schumer (Nueva York), líder de la minoría demócrata, ha exigido “una investigación sobre el alcance, la amplitud y las ramificaciones de la escasez de personal en las estaciones clave del Servicio Meteorológico Nacional (NWS) y si han contribuido a la catastrófica pérdida de vidas y propiedades durante las inundaciones mortales”.
El senador Christopher S. Murphy, demócrata por Connecticut, escribió en redes sociales que “un pronóstico meteorológico preciso ayuda a evitar desastres fatales. Los ataques descerebrados de Trump contra empleados públicos, como los meteorólogos, tienen consecuencias”.
“Hemos estado en contacto con el gobernador Abbott [republicano] y con todo el pueblo de Texas”, declaró Trump el domingo. “Kristi Noem ha estado presente y seguirá presente, y hemos estado trabajando en estrecha colaboración con representantes de Texas”. Y este lunes ha añadido: “Vamos a hacer que la situación sea lo más cómoda posible para el estado de Texas. Tienen un gran gobernador, senadores y representantes maravillosos, y vamos a colaborar con ellos, y hemos estado trabajando arduamente. Fue terrible. Continuaremos el viernes”.
Sin embargo, el alcance de la respuesta federal sobre el terreno sigue siendo incierto, se cuestiona al New York Times sobre un presidente que ha proclamado repetidamente su intención de desmantelar la Agencia Federal para la Gestión de Emergencias (FEMA), que coordina la respuesta federal a desastres naturales, por, según él, ineficiente y torpe. La agencia ya ha perdido a algunos de sus responsables más experimentados.
Este lunes Leavitt no ha contestado sobre el futuro de la FEMA, y ha dicho que simplemente se trataba de “una discusión política que continuará”.
La administración Trump ha recortado cientos de puestos de trabajo en el NWS, con una reducción de personal de al menos un 20% en casi la mitad de las 122 oficinas de campo del NWS a nivel nacional, y al menos media docena ya no cuentan con personal las 24 horas.
La Casa Blanca también ha propuesto recortar el presupuesto de su agencia matriz en un 27% y eliminar los centros federales de investigación dedicados al estudio del clima, la meteorología y los océanos del mundo.
El sitio web de la oficina del NWS en Austin/San Antonio, que abarca la región que incluye el condado de Kerr, gravemente afectado, muestra que seis de los 27 puestos están vacantes. Las vacantes incluyen un gerente clave responsable de emitir alertas y coordinarse con los funcionarios locales de gestión de emergencias, explica Associated Press, que relata que exfuncionarios federales y expertos han afirmado que las reducciones indiscriminadas de empleos de Trump en el NWS y otras agencias meteorológicas ponen en peligro la capacidad del gobierno federal para emitir pronósticos oportunos y precisos. Estas predicciones pueden salvar vidas, especialmente las de quienes se encuentran en la trayectoria de tormentas de rápida propagación.