martes, julio 8 2025

Las recomendaciones de un dermatólogo para cuidar la piel en verano: «Es un error usar solo protección solar en la playa»

Además del sol, “el calor, el sudor, el cloro de las piscinas, la sal del mar y los aires acondicionados son grandes enemigos de la piel porque pueden resecarla, irritarla o alterar su equilibrio natural”

¿Es mejor beber agua fría o a temperatura ambiente para combatir el calor?

Si hablamos del cuidado de la piel, el verano nos plantea toda una serie de desafíos, un aspecto especialmente sensible durante estos meses. No debemos menospreciar que nuestra piel tiene que hacer frente a varios ‘enemigos’. Como apunta el doctor Miguel Recio, dermatólogo de la Clínica ABDerma, además del sol, “el calor, el sudor, el cloro de las piscinas, la sal del mar y los aires acondicionados son grandes enemigos de la piel porque pueden resecarla, irritarla o alterar su equilibrio natural”.

A todo ello hay que añadir otros factores a tener en cuenta, como “los insectos y las rozaduras por la ropa o por el calzado en climas muy cálidos”, apunta Recio.

Por tanto, es fácil pensar que en verano, como reconoce la Academia Española de Dermatología y Venerología (AEDV), la piel necesite un mimo especial: no solo requiere aplicar crema de protección solar, sino que necesita un cuidado posterior de limpieza. Pero a menudo menospreciamos esta necesidad especial y la pasamos por alto o, peor aún, se ven saboteadas por errores comunes que pueden provocar problemas cutáneos.

Los cinco errores que cometemos con la piel en verano

Entender qué no hacer es tan importante como saber los pasos correctos que debemos llevar a cabo: el cuidado de la piel en verano no tiene por qué ser complicado, pero sí es importante evitar ciertos deslices comunes que pueden marcar una diferencia notable en el aspecto de la piel. ¿Cuáles son estos errores más frecuentes en el cuidado de la piel que más solemos cometer y que deberíamos evitar?

Saltarte la protección solar (o no aplicarlo con la frecuencia necesaria)

Aunque es evidente que necesitamos protegernos la piel de la radiación solar, no siempre lo hacemos, porque acostumbramos a pensar que solo es necesario hacerlo cuando vamos a la playa o a la piscina. “No usar protección solar siguen siendo uno de los errores más graves”, advierte Recio. Y es el error más común en verano porque los rayos UV del sol pueden causar problemas como quemaduras, incluso si solo vamos paseando por la calle o si el día está nublado.

Los datos son relevantes en este sentido: un 55% de los adultos ha sufrido a lo largo de su vida quemaduras con ampollas, provocadas por el sol. Parte de este problema se debe al desconocimiento de cómo usar de forma correcta los factores fotoprotectores.

En este sentido, y como apunta Recio, “también es un problema no reaplicarla correctamente o pensar que solo hace falta en la playa”.

La solución pasa por hacer del protector solar parte de nuestra rutina diaria, usar al menos uno de amplio espectro con un FPS de mínimo 30 y asegurándonos de que lo aplicamos de manera generosa por toda la piel expuesta, cada dos horas, sobre todo si hemos estado nadando o hemos sudado mucho. La AEDV aconseja que la fotoprotección sea de la máxima potencia, de alta protección. Debemos prestar especial atención a zonas como las orejas, el cuello y el dorso de las manos, que a menudo pasamos por alto.

También la piel del escote es una parte delicada, tiene menos glándulas sebáceas, menos elasticidad y un tejido más fino. A todo ello, se le suma el hecho de que está expuesta al sol y a los elementos ambientales de forma frecuente, lo que la hace especialmente vulnerable a los efectos de los rayos UV. Por tanto, la protección también es esencial en esta delicada zona.

Otra zona a menudo olvidada son los labios, pese a que se trata de una parte fina y delicada, más que el resto del rostro, lo que hace que sea más susceptible al daño solar y la deshidratación. Si no los protegemos pueden aparecer grietas y sequedad persistente. Los labios también necesitan protector solar.

Ignorar la importancia de la hidratación

Es otro gran error que apunta Recio: “No hidratar la piel después del sol”. La hidratación es clave también para la piel, especialmente en verano. Por ello, es importante no descuidarla. La Sociedad Española de Medicina Estética (SEME) recomienda, para combatirla, realizar un peeling para eliminar todas las células muertas y, después, aplicar un tratamiento de hidratación con ácido hialurónico no reticulado, además de usar cremas hidratantes y antioxidantes.

En este sentido, otro descuido común es el uso de cremas hidratantes muy fuertes durante el clima cálido y húmedo. Aunque la hidratación es clave, una crema que nos funciona bien en invierno puede ser demasiado grasa para el verano porque obstruye los poros y puede provocar brotes, sobre todo en pieles grasas o mistas. La solución pasa por cambiar estas cremas por otras hidratantes ligeras, sin aceite.

Pero la hidratación no se limita a las cremas hidratantes externas. Un error común también es no beber suficiente agua en un momento en el que el cuerpo pierde líquidos más rápido en verano debido al sudor, y la piel es una de las primeras en mostrar signos de deshidratación. Las zonas secas, la opacidad y la irritación son indicadores comunes. Por tanto, beber agua con regularidad ayuda a mantener la elasticidad de la piel.

Abusar de duchas muy largas y con agua muy caliente

Aunque ducharse a diario está bien, y más cuando el calor no nos deja respirar, lo más recomendable es, según apunta Recio, hacerlo “con agua templada y sin excederse con jabones agresivos”. La piel prefiere las duchas cortas a las largas: alargarlas y pasar demasiado tiempo bajo la ducha hace que se deteriore la capa protectora de la piel, que es rica en grasas y que hace la función de aislante.

No exfoliar

El calor supone más sudoración, grasa y células muertas en la piel, lo que aumenta la probabilidad de brotes e imperfecciones. La exfoliación, otro paso que suele fallar durante el verano, es esencial para eliminar las células muertas que obstruyen los poros, evitar los brotes y las cicatrices inflamatorias que los acompañan, así como para mantener la piel limpia y sana.

El consejo de Recio es “exfoliar la piel una vez a la semana para eliminar células muertas, pero siempre con suavidad”.

Es importante no excederse ya que, si bien eliminar las células muertas de la piel es esencial, la exfoliación excesiva, ya sea con exfoliantes o peelings químicos, puede alterar la barrera cutánea, causando enrojecimiento y mayor sensibilidad al sol. Cuando la piel está expuesta a más estrés ambiental, es mejor exfoliar lo justo, con productos suaves con partículas finas o ácidos suaves, que limpien sin dañar la piel.

Saltarte el cuidado tras el solar

Según Recio, otro error común es “usar productos irritantes tras la exposición solar”. Tras un día de sol, no calmar ni reparar la piel puede provocar daños y molestias prolongadas. Por tanto, es importante aplicar productos que calmen e hidraten la piel para ayudarla a que se recupere.

Unos errores con consecuencias a corto y largo plazo

Para Recio, no tener en cuenta esta serie de circunstancias puede, “a corto plazo, causar deshidratación, irritación, quemaduras solares o brotes de acné”. Y, a largo plazo, “favorecen el envejecimiento prematuro, las manchas y, en casos más graves, aumenta el riesgo de cáncer de piel”. Debemos tener en cuenta que, como apunta el experto, “la piel tiene memoria y lo que hacemos en verano puede pasar factura con el tiempo”.

Cómo podemos cuidar la piel en verano

Una de las premisas que hace que el binomio verano-piel esté en equilibrio es llevar a cabo una “rutina sencilla pero constante: usar protector solar todos los días, hidratar bien la piel tras la exposición solar, beber suficiente agua y optar por productos suaves, sin alcohol ni perfumes fuertes”, aconseja Recio. El experto admite además que es importante “escuchar a nuestra piel: si está irritada o seca, es señal de que necesita un cuidado extra”.