sábado, julio 5 2025

Sánchez afronta su Comité Federal más difícil entre la crítica y el escepticismo del PSOE tras los cambios de la dirección

El secretario general regresa a la casilla de salida con una estructura de Organización en la que ya estuvo Salazar, junto a Ábalos y Cerdán, tras el 39 Congreso. La continuidad de Emma López y de Juanfran Serrano, aunque con otra responsabilidad, aumenta la desconfianza

Investigación – Varias mujeres del PSOE acusan a Paco Salazar de «comportamientos inadecuados» cuando era su jefe

Sostiene la oficialidad que el cambio en la dirección del PSOE pretende profesionalizar el partido con la llegada de la valenciana Rebeca Torró a la secretaría de Organización. Sostiene también que la elegida acumula una dilatada experiencia en gestión, es buena negociadora, resolutiva, con carácter y tiene una testada vida orgánica.

Sostiene además la oficialidad que Pedro Sánchez no ha querido una purga general en su dirección tras el escándalo de Santos Cerdán y que contaba con que el relevo no cumpliera con las expectativas generadas tras el tsunami que supuso la entrada en prisión provisional del ‘exnúmero tres’ del PSOE. El magistrado del Supremo, Leopoldo Puente, le considera el presunto cabecilla de una trama de cobro de comisiones a cambio de obra pública.

Y sostiene, por último, que la creación de tres adjuntos a la secretaría de Organización –Francisco Salazar, Anabel Mateos y Borja Cabezón– es una forma de repartir la responsabilidad para que las decisiones orgánicas no recaigan en una única persona. Dicho de otro modo: un equipo coral y con contrapesos.

La manera de Sánchez de sortear el tsunami emocional y político en que ha sumido al partido el escándalo de corrupción de la trama Ábalos/Cerdán/Koldo no es, ni de lejos, del agrado de la dirigencia, aunque unos pían y otros callan. Entre quienes sostienen que “con una tirita no se puede cortar semejante hemorragia” y quienes están convencidos de que se trata de un cambio paliativo, también están los que no ven salida a una crisis de envergadura como la que atraviesa el PSOE y que puede escalar en semanas venideras, ya que la investigación judicial no ha hecho más que empezar.

Page insinúa que habrá más presos

Luego está Emiliano García-Page quien, sin pelos en la lengua, sostiene que un día antes del Comité Federal del PSOE “algunos no saben si seguirán en el cargo o se verán en la cárcel”. El presidente de Castilla-La Mancha acudirá este sábado a la cita del máximo órgano entre congresos del PSOE y se espera que la suya sea de las pocas voces que no ponga paños calientes a la situación, ni se ande con rodeos, ni utilice circunloquios durante su intervención. Este viernes, durante un acto en Albacete, ya dio algunas pistas: “Algunos no saben si van a estar libres para poder andar por la calle o van a tener que verse en una prisión”. Tras sus palabras asoma la sospecha de que habrá nuevos imputados/encarcelados en la trama que investiga la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil e instruye el magistrado Leopoldo Puente en el Tribunal Supremo. Algo que, en todo caso, en el PSOE no contemplan.

Especulaciones aparte, Sánchez afronta su Comité Federal más difícil desde que revalidó la secretaría general del PSOE en 2017. No porque la cita no acabe finalmente en un cierre de filas, como se espera, sino porque el PSOE bulle como no lo hacía hace años y porque, por vez primera, la contestación interna llega también desde las filas del sanchismo. Con matices, sí, pero hasta quienes pertenecen al círculo más estrecho del presidente del Gobierno tienen dudas razonables de que el trance se pueda sortear con cambios más estéticos que estructurales en la dirección del partido “y mucho menos con algunos nombres de los elegidos”. El nombre del sevillano Francisco Salazar ha levantado ampollas y todo tipo de recelos, algunos bastante fundados.


Rebeca Torró

De hecho, hay dirigentes que no han pasado por alto que su designación como adjunto a la Secretaría de Organización es volver a la casilla de salida, ya que el sevillano –hoy secretario de Análisis y Acción Electoral– formó parte junto a Ábalos, Cerdán y el exalcalde de Jun, José Antonio Rodríguez Salas, de la estructura que salió del 39 Congreso Federal celebrado en junio de 2017, después de que Sánchez reconquistara la secretaría general del PSOE. Se da por hecho que Salazar, que conoce la organización del partido como pocos socialistas, actuará de facto como secretario de Organización del PSOE, lo que entre los cuadros del partido más que escepticismo ha generado un profundo malestar. En Madrid, nadie olvida que fue el responsable de la “catastrófica campaña electoral” que, en las autonómicas de 2019, dio al traste con la posibilidad de que la derecha saliera del gobierno autonómico y una desconocida y candidata por accidente, Isabel Díaz Ayuso, llegara a la Puerta del Sol. Cabezón, junto con la concejala de Rivas-Vaciamadrid, Mónica Carazo, también formaron parte de aquel equipo de campaña que llevó a Ángel Gabilondo a abandonar la primera línea. Se da la circunstancia, además, que elDiario.es ha conodcido este viernes que varias mujeres han denunciado comportamientos inadecuados de Salazar cuando era su jefe en Moncloa. Una de ellas habla incluso de “acoso sexual y abuso de poder”.

Tampoco ha pasado desapercibido entre los escépticos que otros socialistas del círculo de confianza de Santos Cerdán como Enma López o Juan Francisco Serrano se mantengan en el organigrama del partido. La primera ostentará una portavocía adjunta de apoyo a la catalana Montse Mínguez y el segundo cambiará de secretaría, pero seguirá en la estructura. Serrano ha estado en el centro de la diana desde que el informe de la UCO destapó las actividades de Cerdán y, aunque la intención siempre fue apartarle de la Ejecutiva, finalmente permanecerá en ella porque Sánchez entiende que fue otro de los socialistas engañados por el ex número 3, algo que no comparten algunos de sus correligionarios.

Tras los escándalos de presunta corrupción que implican a los dos últimos secretarios de Organización del PSOE, José Luis Ábalos (2017-2021) y Santos Cerdán (2021-2025), Sánchez diseña una nueva cúpula con la que, según sus allegados, pretende evitar la acumulación de poder en una sola persona, repartir atribuciones y situar por tercera vez en la historia del PSOE a una mujer, Rebeca Torró, de ‘número tres’. Antes que ella estuvo Leyre Pajín (2008-2010) durante el mandato de José Luis Rodríguez Zapatero, y Carmen García Bloise (1979-1984), con Felipe González.

Si algo tuvo claro desde el comienzo de los escándalos de corrupción y de prostitución que han afectado a la dirección del PSOE con los casos de Cerdán y Ábalos es que el daño reputacional para el partido había que sortearlo con una mujer al frente de Organización. Y aunque su primera intención fue situar a Montse Mínguez, las dudas estatutarias y la respuesta que los territorios pudieran dar a que una militante de otro partido (y el PSC es desde el punto de vista jurídico) le disuadieron de hacerlo.

Otras propuestas que escuchó de sus más cercanos, como la del histórico Ramón Jáuregui, ni las tuvo en cuenta. Torró es hoy secretaria de Estado de Industria y fue, durante la etapa de Ximo Puig al frente de la Generalitat, portavoz del grupo parlamentario socialista, además de consellera de Política Territorial. Precisamente, en este último cargo tuvo un papel clave en la captación del proyecto de PowerCo (Grupo Volkswagen) para construir en Sagunt (Valencia) la gigafactoría de celdas de baterías, una inversión de 3.000 millones de euros que está previsto que genere 3.000 puestos de trabajo directos y otros 20.000 indirectos.

La almeriense Anabel Mateos será secretaria de Coordinación Territorial (hasta ahora era de Municipios del Litoral) y Salazar, que también está en el sanedrín del presidente en La Moncloa, mantendrá el cargo de secretario de Análisis y Acción Electoral. Borja Cabezón, el tercer adjunto a Organización, hombre de confianza de Salazar, seguirá al frente de Transparencia y Acción Democrática.

Los cambios serán ratificados este sábado por el Comité Federal, junto a otros pendientes de cerrar aún para cumplir con el mandato estatutario de que solamente el 10% de la dirección pueda compaginar su cargo con otro puesto orgánico en los diferentes territorios. Sánchez deja constancia, en todo caso, de que entra por enésima vez en modo resistencia, pese a quienes incluso en el PSOE le recomiendan la dimisión. Ni elecciones anticipadas, ni congreso extraordinario, ni moción de confianza, de momento. La pregunta es hasta cuándo.