El ‘número dos’ de Chivite en el PSN se vio forzado a renunciar a sus cargos en el partido por la presidenta, a quien había ocultado que su pareja trabajó en la empresa Servinabar 2000, propiedad de Cerdán y Alonso, y que la UCO sitúa en el centro de la trama
De Roldán a Cerdán: la corrupción sacude de nuevo a un Partido Socialista de Navarra estigmatizado desde hace décadas
Pocas horas antes de que el jueves 12 de junio se hiciese público el informe de la UCO de la Guardia Civil que sitúa a el exsecretario de Organización del PSOE Santos Cerdán como el líder de una presunta trama de cobro de comisiones a cambio de adjudicaciones de obra pública, Ramón Alzórriz (Pamplona, 1973) cerraba filas con su amigo y a quien había reemplazado como ‘número dos’ de María Chivite de los socialistas navarros. En una comparecencia en el atrio del Parlamento foral, justo antes de entrar al pleno, Alzórriz cuestionaba la información que la noche antes había publicado elDiario.es que adelantaba que el informe aportaba grabaciones muy comprometedoras para Cerdán y criticaba la “cacería por parte de una manada de hienas” hacia su mentor político. Seis días después, la presidenta navarra y secretaria general del PSN, le despojaba de sus cargos en el partido por haberle ocultado que su pareja había trabajado en la empresa Servinabar 2000, propiedad de Antxon Alonso y Santos Cerdán, y que la UCO sitúa en el centro de la trama.
La caída de Alzórriz –aunque se le ha permitido ser parlamentario raso– supuso un nuevo golpe para Chivite, quien el mismo día que invitó a salir a su ‘número dos’ había declarado sentirse “traicionada” por su amigo “Santi”, como conocía a Cerdán. En cuestión de horas, la presidenta navarra vio cómo dos personas de su círculo más cercano la habían estado engañando durante años a través de su vínculo con el empresario guipuzcoano Alonso, que este lunes declarará ante el juez Leopoldo Puente en el Tribunal Supremo en calidad de imputado.
Alzórriz, técnico administrativo de formación, entró en la política navarra a través del sindicato UGT, con quien había sido presidente del comité de empresa SAS Autosystemtechnik. Posteriormente, en el año 2007 fue elegido concejal en el Ayuntamiento de Burlada, localidad de la comarca de Pamplona, donde estuvo hasta el año 2015, cuando dio el salto al Parlamento de Navarra. Entre medias fue escalando puestos en la ejecutiva del PSN, siempre de la mano de Cerdán y Chivite. Primero fue secretario de Política Municipal y, cuando Cerdán acompañó a Pedro Sánchez a Ferraz, se quedó como secretario de Organización en la comunidad foral. Era una figura decisiva en negociaciones y nombramientos y en el entorno del partido no ocultan su temor a que pudieran florecer más datos sobre él.
Según la declaración de Cerdán en el Tribunal Supremo, cuando Alzórriz llegó a la secretaría de Organización no quiso “contar” con Koldo García. García, aunque vizcaíno, era afiliado en Navarra. Empezó como ‘asesor’ en este territorio. Cerdán, al ser preguntado por su propio abogado sobre la figura de “Ramón”, vino a decir que García acabó “ofendido” con Alzórriz por no contar con él.
En el último congreso del PSN, Chivite le dio más poder todavía a Alzórriz y lo situó como vicesecretario general, un escalón por encima de la responsabilidad de Organización. Mano derecha de la presidenta a todos los efectos, Alzórriz siempre ha destacado por su perfil duro, el de quien no evita la confrontación y se siente cómodo en el cuerpo a cuerpo con la oposición. Como portavoz del grupo parlamentario socialista le ha tocado defender los acuerdos con Geroa Bai (Socialverdes y PNV) y Contigo/Zurekin (Podemos, IU y otros), pero sobre todo con EH Bildu, pactos que han sido el foco de las críticas de UPN, que acusa al PSN de “vender” Navarra al independentismo vasco.
Pero su papel fue mucho mayor que el de defensa de los pactos. Alzórriz fue la persona designada por Chivite para liderar las negociaciones del Gobierno de coalición en el verano de 2023, lo que despertó las críticas de su principal socio, Geroa Bai, que exigía una interlocución directa con ella. También fue el encargado de explicar el acuerdo de Gobierno a EH Bildu para asegurar su apoyo en forma de abstención en la investidura y de liderar las negociaciones en la sombra con la izquierda abertzale para desalojar a UPN de la Alcaldía de Pamplona y aupar a Joseba Asiron como alcalde, en una maniobra con la que los socialistas navarros derribaron su último muro con EH Bildu, formación a la que mantenían un veto para negociar acuerdos de Gobierno. En todas estas negociaciones también jugó un papel fundamental Cerdán quien, como él mismo ha declarado en el Supremo, fue quien “pilotó” las conversaciones del PSOE con la izquierda abertzale desde que en 2016 Alonso le presentara a Arnaldo Otegi.
Ramón Alzórriz, durante una reunión del PSN con Geroa Bai, Contigo/Zurekin y EH Bildu para negociar el Gobierno de Navarra.
Pero la confianza que tenía en él Chivite se rompió de golpe. Alzórriz le había ocultado su relación con Alonso. Según él mismo contó en la rueda de prensa en la que anunció que cesaba como vicesecretario general del partido y portavoz del grupo parlamentario, ésta se remonta al proyecto Mina Muga, el primer negocio en el que Cerdán y García establecieron contactos con Acciona a través de otro empresario investigado, el que era directivo en Navarra de la multinacional, Fernando Merino. Según la UCO, Cerdán y García realizaron gestiones para que la empresa Geolcali, en colaboración con Acciona y Servinabar 2000, lograra los permisos de la Administración navarra, cuya presidenta era entonces Uxue Barkos, para impulsar una explotación minera de potasa en Sangüesa.
“Por mi labor como secretario de organización del PSN conozco a muchos empresarios. Él trabajaba en Navarra y fue una de las personas con las que hablé. Era un momento de ebullición cuando lo conocí por el tema de Geolcali, una empresa que podía traer muchos puestos de trabajo a Navarra y que podía generar riqueza a una zona de Navarra compleja”, explicó Alzórriz. El político llamó al empresario por su nombre de pila, “Antxon”.
El exnúmero dos de los socialistas navarros sitúo así su primer contacto con Alonso en las mismas fechas que Chivite. La presidenta navarra explicó este pasado lunes, en comisión parlamentaria, que conoció al empresario guipuzcoano en la sede del PSN a raíz del proyecto Mina Muga. Posteriromente, añadió, tuvo otras cuatro reuniones con él, ya como presidenta en el Palacio de Navarra, pero negó que se hablara de adjudicaciones.
Pero la relación de Alonso con Alzórriz continuó y se hizo más estrecha hasta el punto de que, como el propio Alzórriz ha reconocido, le pidió un puesto para su pareja en Servinabar 2000 porque “tenía un trabajo precario” en el que cobraba un sueldo “por debajo de salario mínimo interprofesional”. Fue entonces cuando en 2021 su pareja entró a trabajar en la empresa de Alonso como técnica de prevención de riesgos laborales, sin experiencia previa en esas funciones, y estuvo en ese puesto hasta el 2024, cuestión que ocultó a Chivite. Preguntado por si Cerdán intermedió para que consiguiera el puesto de trabajo, Alzórriz negó que tuviese algo que ver y aseguró que no sabía que era propietario del 45% de las participaciones de la compañía. Al mismo tiempo, rechazó contar los motivos que llevaron a su pareja a dejar la empresa.
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Ante esta circunstancia que le hizo perder la confianza de Chivite, Alzórriz se vio forzado a dimitir de la Ejecutiva del partido y de la portavocía del grupo parlamentario, si bien no renunció a su acta. Él manifestó que esto fue iniciativa de la presidenta navarra, pero ha despertado ciertos recelos en parte de la militancia socialista que cree que debe abandonar todos sus cargos, incluido el de parlamentario. A las presiones internas, desde luego, se suman las externas.
Las dudas y preocupaciones dentro y fuera del socialismo navarro en torno a su figura vienen alimentadas en los últimos días por unas informaciones que vinculan unas obras de reforma de su vivienda particular con las de la sede del PSN y unas adjudicaciones del Gobierno navarro sin concurso para la remodelación del parque natural Sendaviva tras los incendios que arrasaron Navarra en verano de 2022. Todas esas obras corrieron a cargo de la empresa Adentro Construimos, que ha negado cualquier irregularidad en la adjudicación de las obras, así como su vinculación con las de la reforma de la sede socialista y la vivienda de Alzórriz.