viernes, julio 4 2025

Vuelve Oasis y con ellos la batalla personal y cultural más lucrativa del Reino Unido

Los conciertos de los hermanos Gallagher, juntos por primera vez en casi 16 años, pueden batir el récord recaudado en su país por un tour mientras se reavivan las peleas sobre su imagen y su ideología

Liam Gallagher también tenía un insulto preparado para Alcalá Norte

La última vez que Liam y Noel Gallagher cantaron juntos en un concierto el público agitaba los brazos en alto, pero la gran mayoría no tenía nada en la mano. Los espectadores no levantaban móviles porque los primeros smartphones apenas existían y sólo los tenía una minoría. No había ni Instagram ni TikTok y la palabra “stories” recordaba a un cuento más que al actual exhibicionismo universal.

Lo que queda de su último concierto fallido, el 28 de agosto de 2009 en un festival de rock de París, es la foto que se repite de un cartel sorprendente: “Después de un altercado dentro del grupo, el concierto de Oasis se ha cancelado”. También un vídeo del cantante del grupo Block Party y un portavoz del festival en el escenario anunciando que Oasis había dejado de existir.

Aquel año los Gallagher ya habían dejado plantado al público varias veces, pero esa anulación después de una riña entre bambalinas que acabó con una guitarra rota fue el final para la banda.

En estos casi 16 años, los hermanos han seguido con sus carreras por separado y han discutido hasta en los tribunales, pero este viernes Noel, de ahora 58 años, y Liam, de 52, volverán a cantar juntos ante el público de Cardiff. Es el comienzo de un tour inesperado y que ya se ha convertido en uno de los negocios más lucrativos de la música británica.


Espectadores en primera fila en un concierto de Oasis el 21 de enero de 2009 en Amsterdam, Países Bajos.

Tour agotado

En el Reino Unido, tras el debut el 4 de julio, el tour pasará también por Manchester, Londres y Edimburgo. Después seguirá con conciertos en Irlanda, Canadá, Estados Unidos, México, Corea del Sur, Japón, Australia, Argentina, Chile y Brasil, donde, si todo va bien, los hermanos cerrarán la gira el 23 de noviembre. Según la web oficial, las entradas están agotadas para todas las citas. No hay conciertos previstos en España.

El grupo del llamado Britpop de los 90 triunfó en el Reino Unido y en Europa —nunca logró el éxito esperado en Estados Unidos, más entregado entonces al grunge— hace tres décadas con (What’s the Story) Morning Glory?, su segundo álbum, el de los clásicos Wonderwall y Don’t Look Back in Anger.

Algunas de sus canciones más alabadas por los críticos estaban ya en el primero, de 1994, como Slide Away. El grupo acumuló premios a discos y singles. A finales de los 90, triunfaron incluso con canciones recuperadas, como The Masterplan, originalmente publicada en 1995 como “cara B” (un extra considerado menos importante y en referencia a la otra cara de una cassette o un disco).

La banda de Manchester tenía ecos del rock de los 60, en contraste con la tendencia musical de Estados Unidos de los 90, y aspiraba a emular el éxito de los Beatles, pero no llegó tan lejos. Además, la rivalidad entre los dos hermanos consumió parte de su éxito, con múltiples cancelaciones, broncas públicas y hasta acusaciones de violencia.

Récord de ventas

El mánager de los Gallagher asegura que no interpretarán en esta gira ninguna canción nueva, pero los récord de ventas de entradas indican que eso no es un problema. Se estima que los fans se gastarán más de 1.000 millones de libras (1.100 millones de euros) entre tickets y desplazamientos sólo en los 17 conciertos en el Reino Unido. La media prevista del gasto es de 766 libras por persona, o unos 900 euros.

El récord de la caja ha ido acompañado, además, del fraude. Los timos en las ventas de entradas han alcanzado los dos millones de libras desde que se pusieron a la venta en agosto de 2024, según un estudio del Lloyds Banking Group.

Además, la autoridad de la competencia británica está investigando a Ticketmaster por su sistema de precios “dinámico” y con recargos extra por los que los fans han acabado pagando 350 libras (más de 400 euros) por tickets que en teoría valían 150 (175 euros). Todo, mientras el grupo miraba hacia otro lado o aprovechaba para insultar a algún fan en redes sociales.

A los millones de álbumes que Oasis ha vendido desde los años 90, se añade ahora la música en streaming, que no era tan central en los hábitos musicales cuando los Gallagher dejaron de tocar juntos. El año pasado, tras el anuncio de su gira, se dispararon de nuevo las ventas de CD y discos de vinilo, pero también las reproducciones en Spotify. La banda suele estar por detrás de cantantes más contemporáneos, pero Wonderwall, de 1995, está entre las 100 canciones más escuchadas. También ha abierto ya la primera tienda dedicada sólo a camisetas, gorras y otra parafernalia oficial del grupo en Manchester.

Batallas de clase y homofobia

Lo que tal vez se escapaba a los fans españoles de los 90 es la tensión alrededor del grupo muy relacionada con la obsesión con la clase y los estereotipos británicos.

En el Reino Unido, la pelea por el número uno entre Oasis y Blur en los 90 era descrita como la lucha de la clase obrera del norte de Inglaterra, representada por los Gallagher, contra la clase media de Londres. En realidad, los hermanos no eran tan humildes, pero se enorgullecían de representar a la llamada “chusma del fútbol” de borrachos y gritones que incluía a menudo mensajes homófobos. En 2000, Liam se puso a gritar en una ceremonia de premios “queer” a Robbie Williams y “lesbiana” a Kylie Minogue en medio de una pelea. Desde entonces y hasta la actualidad, hay múltiples ejemplos de comentarios homófobos de ambos hermanos, que a veces han pedido perdón.

“Los defensores de Oasis en los medios siempre pasan por alto estas cosas, llamando a Noel un ‘icono’ que ‘siempre deja buenos titulares’ y riéndose con condescendencia de las ‘ocurrencias’ de Liam, argumentando que Oasis es ‘la banda del pueblo’ o ‘la voz de una generación’, y que los Gallagher expresan las opiniones de las masas en el lenguaje de las masas”, se quejaba el periodista musical Simon Price en un artículo del Guardian cuando se anunció el nuevo tour en 2024. “Cuando te atreves a cuestionar eso, inevitablemente te acusan de ‘esnobismo’ por criticar a una banda que ha sido, de forma bastante cuestionable, ungida como el único portavoz musical auténtico del proletariado”.

Más recientemente, Noel Gallagher atacó a Ed Miliband, exlíder del Partido Laborista (“un jodido comunista”, según él) y se quejó de lo “woke” (palabra convertida en insulto contra quien promociona la igualdad racial o de género) que era el príncipe Harry y el festival de Glastonbury.

En el debate sobre Oasis y en particular su posición ideológica, otras voces se quejan del énfasis excesivo de la parte más conservadora del grupo o de su uso de algunos símbolos, como la bandera británica.

“En algún punto entre la adulación servil de los fanáticos de Oasis y el cinismo de sus detractores se encuentra la verdad sobre el legado de la banda”, escribe Alex Niven, académico especializado en la política del Partido Laborista y autor de un libro sobre Oasis. “Comparto la idea de que Oasis marcó el inicio de una cierta forma de conservadurismo cultural a mediados de los años 90. Pero también es cierto que en sus primeros trabajos —y en el impacto cultural que tuvieron— había una dosis considerable de radicalismo, o al menos un potencial radical”.

¿Hombres de mediana edad?

En todo caso, algunas de estas batallas han envejecido tanto como los fans, descritos como “hombres de mediana edad”, “bulliciosos” y que beberán hasta alcanzar un nivel de “intoxicación medio o alto” por un grupo asesor para la seguridad del Ayuntamiento de Edimburgo, donde habrá varios conciertos en agosto. Además, “los hombres de mediana edad ocupan más espacio. Téngase en cuenta esto al calcular el aforo”, según el resumen de posibles riesgos en teoría privado y publicado por el tabloide The Sun en Escocia.

Liam Gallagher dijo en redes que la actitud de Edimburgo “apesta” e invitó a los fans a irse lo antes posible de la ciudad.