viernes, julio 4 2025

Carla Antonelli y Jimena González: «El Orgullo es más importante que nunca, a las personas trans nos va la vida en ello»

Las diputadas de Más Madrid lamentan que las personas transexuales se hayan convertido en «un chivo expiatorio» de las derechas «para tapar sus verdaderas políticas ultra neoliberales»

Fiestas del Orgullo LGTBIQ+ 2025 en Madrid: programa, pregón, conciertos, fechas y horarios

Tienen la agenda repleta de compromisos con motivo de la semana del Orgullo LGTBIQ que, en Madrid, culminará este sábado con la tradicional manifestación estatal por los derechos del colectivo. Carla Antonelli (Güimar, Tenerife, 1959) y Jimena González (Cáceres, 1987) son de generaciones diferentes pero ambas compatibilizan desde hace años el activismo trans con la política y, en la actualidad, las dos son diputadas de Más Madrid en la Asamblea regional –Antonelli es, además, senadora por designación autonómica–.

Aunque reconocen que la juventud actual es más tolerante que nunca, lamentan el auge del extremismo y los retrocesos en materia de derechos civiles que han causado las políticas de las derechas allí donde gobiernan. La entrevista con Antonelli y González tuvo lugar este martes en la redacción de elDiario.es.

¿Cómo han vivido los orgullos de su vida? ¿Cómo los recuerdan?

Antonelli: El primer Orgullo que viví en Madrid fue en 1980. Bajamos por el Paseo del Pintor Rosales. Me acuerdo perfectamente porque, entre otras cosas, abajo, en la Plaza de España, nos estaban esperando los Legionarios de Cristo. Y allí todo fueron carreras. También me acuerdo de que éramos más bien pocas y que había más espectadores que manifestantes. Los sindicatos aquel año nos apoyaron, pero iban a bastantes metros. Como siempre, las personas trans íbamos las primeras y los sindicatos iban como a 30 metros. Cuando nosotras intentábamos acercarnos ellos aceleraban el paso. Es decir, juntas, pero no revueltas. Luego fue habiendo orgullos, pero fueron más bien tenues, no con tanta presencia, por la calle Preciados, los que terminaban en Sol o los que concluían sobre cajas de refrescos leyendo los manifiestos.

No sé si la vida, pero el tipo se lo jugaban.

Antonelli: Bueno, era una operación de riesgo en sí mismo salir a la calle. Piense que el delito de escándalo público estuvo vigente hasta 1988. Las que nacimos en ese momento–yo nací en 1959– aprendimos a convivir con la dictadura o el tardofranquismo y tuvimos un pie en la legalidad y otro en la ilegalidad. Por tanto, aunque suene un poquito raro, había una convivencia con el peligro. Aprendíamos a sortearlo. Cuando llegué a Madrid la leyenda negra del Palacio de Correos de la Puerta del Sol era que allí te cogían y te metían. Ese era el miedo y evitaba pasar por esa puerta porque era como algo prohibido.

González: Mis primeros orgullos fueron justo después de la aprobación del matrimonio igualitario, hace 20 años. Ese 2005 cumplí 18 y las primeras manifestaciones a las que fui fueron con 19, 20 o 21 años. Lo que recuerdo es una sensación de euforia auténtica, Chueca absolutamente repleto de gente LGTBIQ, de gente cishetero… Había una sensación de fiesta popular, de aceptación total y, sobre todo, de que aquello solo iba a ir a mejor. Hoy se vuelve un poco doloroso recordarlo.


Jimena González y Carla Antonelli durante la entrevista

Quizá crecimos así, pensando que todo iba a ir a mejor porque la generación de nuestros padres –también la de Carla– siempre fue viviendo mejor a nivel socioeconómico, cultural y de derechos.

González: En aquel momento [en 2005], con la aprobación del matrimonio igualitario parecía que todo iba a ser más fácil de lo que al final ha resultado ser. Ahora mismo estamos en un momento muy preocupante. Este Orgullo hemos conocido agresiones en Logroño, Alicante o Burgos en solo dos o tres días. Es decepcionante por las expectativas que teníamos en aquellos orgullos.

Antonelli: De hecho, en 2005, de lo que hablaba el activismo –con representantes como Pedro Zerolo o el director de la revista Zero–, era de que teníamos que exportar derechos humanos. Que en España habíamos tocado el techo, el cielo, y que teníamos que llevar los derechos a América Latina. Quién nos iba a decir que 20 años después íbamos a tener que estar defendiendo los derechos para no involucionar como estamos haciendo ahora con la impresentable [Isabel Díaz] Ayuso, aquí en Madrid.

¿Cómo ha cambiado la repercusión del Orgullo? ¿Cómo era en 1979 o en 1980, cómo fue en los años 90 y cómo es ahora?

Antonelli: En los primeros orgullos se escribía de “exhibicionistas”, “salen a la calle los gays” o “el orgullo gay”. Por supuesto, de “gays” no salíamos porque, claro, era el “power gay”. Eran bastante desafortunados esos textos. Pero hubo un antes y un después con periodistas y medios de comunicación. Entre ellos, Emilio de Benito, de El País, concienció a sus compañeros con tratamientos supercorrectos. En El Mundo estaban Olga San Martín o Pedro Simón y ellos hicieron escuela.

El primer gran Orgullo de la era moderna nuestra, por decirlo así, creo, fue el de 1995 o 1996, que fue la primera vez que salieron las carrozas a la calle. “Manifiesta”, decíamos en ese momento, porque era manifestación, reivindicación y pancartas, pero, al mismo tiempo, fiesta. En ese momento éramos más de 10.000 o 15.000 personas porque llenábamos completamente desde la Puerta de Alcalá hasta Sol. También estamos viendo cómo algunos medios ahora reaccionarios vuelven un poco a meterse en esa cueva involutiva de los tratamientos absolutamente incorrectos. No hace mucho algún medio que no voy a nombrar hablaba de la famosa basura. ¿La del Orgullo sí, pero de los Sanfermines o de la Tomatina no? Ahí es lícito tener basura. Un medio puso literalmente, sin comillas, “La basura de los gays”.

Siempre se ha dicho, cada año, que el Orgullo es más necesario que nunca. ¿Este año por qué?

González: En España pensábamos que a nivel legal estábamos en una trayectoria en línea recta. Pero en el último año y medio, entre finales de 2023 y ahora, hemos vivido los dos primeros retrocesos legislativos en derechos LGTBIQ y en derechos trans de la democracia. Esto es mucho más grave de lo que nos estamos dando cuenta ahora mismo. Me refiero al recorte o la derogación en su práctica totalidad de las leyes LGTBI y trans de la Comunidad de Madrid de 2016, que se produjo en diciembre de 2023. Y me refiero también a la actual derogación de la ley trans valenciana. Y esto va a seguir porque Ayuso solo marcó el camino a otros gobiernos del Partido Popular. A Ayuso le ha seguido Mazón y lo van a intentar más.

Y esto es mucho más serio de lo que nos estamos dando cuenta. La derogación de la ley trans valenciana sigue el mismo espíritu de la derogación de la ley trans madrileña, pero tiene algo que no tenía esta última. Aquí no se atrevieron a tocar apenas el preámbulo de la ley, pero en la ley trans valenciana han cambiado el preámbulo y eso es probablemente lo más terrorífico de todo porque se vuelve a la peligrosidad social. El texto es el derecho explícito a discriminar e introducir en la legislación el derecho de una persona a no querer estar al lado de una persona trans en la sociedad.

Supone ir 20 o 30 años atrás. Y no sé, supongo que influye de alguna manera el hecho de que el PP, que es una fuerza de gobierno o de alternancia en algunos lugares, solo tenga como socio posible en estos momentos a Vox.

Antonelli: PP y Vox, Vox y PP. Es que llega un momento que no sabes qué es qué. Parece un fundido, un entrelazado. Y respecto a la pregunta que ha hecho sobre por qué es el año más importante del Orgullo: porque nos va la vida en ello. Y cuando digo que nos va la vida en ello es porque nos va la vida en ello. Porque sinceramente y sencillamente, nos quieren derogar, nos quieren borrar. Esto que parece que empieza poquito a poco, de pronto, si hacemos una analítica de cómo hablaban hace tres o cuatro años [las derechas] y hacemos una comparativa con lo que están diciendo hoy es tan bestia que si se hubiese dicho hace tres años realmente la gente se hubiese escandalizado. Pero hay una cosa que está clara: contra quienes no tienen nada que perder no se puede ganar. Y, en este caso, nosotras, nosotros y nosotres vamos a por todas, porque nos pueden arrebatar absolutamente todo. Y es lo que viene: la fusión, el entrelazado y el entremezclado de PP y Vox. Estamos viendo cómo Ayuso ha entrado en competencia directa con la extrema derecha, robándole votos a la extrema derecha, consiguiendo incluso echar de aburrimiento a Rocío Monasterio de la Asamblea de Madrid. Ha dicho: “¿Extrema derecha? Yo soy más falangista que ninguna”. No nos olvidemos que lo que está pasando en todo el mundo puede pasar en España. Y ellos [las derechas] querrían que ocurriese.

González: Está claro que el Partido Popular en España tiene una dependencia electoral de Vox, lo que tiene consecuencias también en sus políticas y en sus programas. Pero esto no diluye la responsabilidad del propio PP, porque en Madrid Ayuso tiene mayoría absoluta. Ella derogó las leyes LGTBI y trans porque quiso y no le debía nada a Vox al tener mayoría absoluta. Y los discursos de odio que hemos escuchado en la Asamblea de Madrid vienen también de diputados y diputadas del Partido Popular. Una de ellas nos ha dicho que los hombres trans son mujeres confundidas y otro parlamentario del mismo partido, hace nada, en un pleno de la Asamblea, volvió a relacionar la transexualidad con el autismo. Son discursos verdaderamente ultras y reaccionarios que vienen del PP, que no son de Vox.

Antonelli: Vamos, que están en su salsa, porque les costó bien poquito pasar de la era de [Cristina] Cifuentes a la era Ayuso, habiendo sido la hoy presidenta votante de la ley [LGTBI] de Cifuentes. ¿Qué es lo que ha pasado entre medio? A lo mejor es que realmente son esto de ahora y nunca fueron aquello, que era un disfraz. Esta es la verdadera cara, porque el origen del PP es el de un ministro franquista que firmó penas de muerte.

Una de las principales acusaciones que se hace a la izquierda por parte de Ayuso es la de que intenta “colectivizar” a las personas LGTBI. ¿Cómo le responderían o cómo le suelen responder?

González: A las personas LGTBIQ no las colectiviza la izquierda. Las personas LGTBIQ llevamos décadas colectivizándonos entre nosotras y menos mal que lo hemos hecho. Menos mal que nos hemos colectivizado, que hemos tenido ese sentido de comunidad y lucha colectiva y común, que es lo que nos ha permitido llegar a tener vidas dignas como las que tenemos hoy. No hay nada más digno, honrado y elogiable que la lucha colectiva. Tenemos situaciones y problemáticas comunes, sufrimos discriminaciones que nos atraviesan a todas de manera común. Y por supuesto que nos organizamos para luchar contra las discriminaciones. Gracias a eso hemos podido llegar nosotras aquí y ha podido llegar cada una de las personas LGTB a los lugares en los que estamos hoy, incluido el concejal del PP, José Fernández, que dice que él, como es liberal, no forma parte de ningún colectivo aunque sea gay, que él es un individuo. Él está ahí gracias a la lucha colectiva.

Antonelli: A Dios gracias. Si no nos hubiésemos conformado en colectivos, si no hubiese habido visibilidad, ni uno solo de los derechos de los que estamos hablando ahora existirían. De lo que no se habla no existe. Y si no se hubiese hablado, no se hubiese visibilizado, no nos hubiésemos unido, no hubiese habido colectivos LGTBI+ en la clandestinidad durante el franquismo, ni hubiésemos entrado en la democracia a defender y a reclamar nuestros derechos. No nos olvidemos que en la Transición ninguna de las leyes de amnistía beneficiaron a las personas presas en las cárceles por la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social. A este concejal del Ayuntamiento de Madrid que dice que es un ser individual y no es un ser colectivo: “Mira, te voy a decir una cosa, querido, tú eres un ser individual, sí, ahora mismo. ¿Pero sabes gracias a quién? Gracias a la lucha de Pedro Zerolo y de tantas y tantas personas que se han partido la cara o que han dejado sus propias vidas por el camino para que tú puedas ser un ser individual egoísta. Tú no serías hoy, ni tendrías los derechos que tienes si no hubiese sido por todas las personas que dieron la cara y te hicieron lo que eres”.

Al final también forma parte de un partido político, que es también una forma de colectividad.

González: Claro que nos quieren descolectivizar y convertirnos en individuos, porque como individuos somos más débiles. Pero es que esa es la estrategia del Partido Popular en todos los ámbitos: con el colectivo LGTBI, las personas trabajadoras, las mujeres y en absolutamente todos los ámbitos. Quieren desmontar sistemáticamente la lucha.

Repasando la hemeroteca se encuentran intervenciones en las que diputados del PP o Vox les han tratado en masculino a ustedes dos en las instituciones públicas. ¿Cómo lo afrontan y cómo les afecta?

Antonelli: A ver, a mí en lo personal no me fractura. Me fracturan las ganas de hacer daño, la maldad gratuita y el dolor que se puede propiciar a terceros. Igual que los insultos en redes. Me fractura por las adolescencias, las niñas, niños y niñes trans.

Les iba a preguntar precisamente por eso. Porque ustedes son personas públicas que han llegado a la política. Pero cada vez que les tratan así, ¿cómo les afecta a adolescentes que quizás están en un entorno vulnerable, tengan dudas o están haciendo su proceso?

González: Hay agresiones de este tipo que ignoraría porque yo no tengo ninguna necesidad de que un concejal, un vecino o un diputado de Vox me reconozca como mujer para ser consciente de la mujer que soy. Estoy en un momento vital en el que me puedo permitir eso. Pero, claro, no podemos permitirnos no responder a esas agresiones, precisamente porque hay gente mirando y merece saber que de ese tipo de agresiones también tenemos la suficiente fuerza para defendernos y, además, la inmensa mayoría de la gente nos va a apoyar. Efectivamente, a veces te entran ganas de ni siquiera responder, pero tienes que responder.

Antonelli: Nos van a encontrar de frente. O sea, no vamos a permitir ni una sola falta de respeto. No vamos a permitir que nos invadan, que nos abracen, que partan nuestras vidas, porque de verdad estamos hartas de estas intromisiones, de que se metan en nuestra vida privada, en nuestra sexualidad. Aquí Jimena tiene una señora en la Asamblea [se refiere a una diputada de Vox], a la que yo no conozco tanto, que se ha preocupado incluso por saber si tenemos orgasmos o no. Lo único que me hace recordar es un viejo dicho canario, que es que “el que hambre tiene con pan sueña”. A mí me da que aquí hay mucha hambre de una sexualidad reprimida o inacabada y por eso tienen la necesidad de imaginar la sexualidad de los demás. Sea como sea, hay que plantar cara. Fui a Washington al Orgullo mundial y estuve en el Capitolio con Sarah McBride [la primera persona trans en llegar al Parlamento estadounidense]. Sentí el dolor de que Sarah no pueda entrar a los cuartos de baño de mujeres porque hicieron una ley ad hoc para humillarla e impedírselo. Y, os lo juro por lo más sagrado, que muchas veces entro a los cuartos de baño en el Senado y no puedo alcanzar a imaginar que hubiera un policía para impedirme entrar a ese cuarto de baño. Correría la sangre.

El colectivo trans es al que más se ataca por parte de algunos sectores, y no solo de la derecha. ¿Por qué?

González: Es el más fácil de atacar porque es sobre el que más desconocimiento hay entre la población general. Las personas trans somos un porcentaje muy pequeño de la población y la inmensa mayoría de la gente no conoce a alguien trans. Somos muy pocas por más que intenten alarmar y decir que hay una invasión alienígena… La mayoría de la gente no tiene una persona trans al lado a través de la cual humanizar la experiencia y es muy fácil deshumanizarnos, atacarnos, odiarnos, caricaturizar y trasladar sobre nosotras la imagen que cada uno quiere, porque la inmensa mayoría de la gente no tiene una persona trans real a su lado con la que cotejar esa imagen adulterada y paródica. Es muy fácil convertirnos en un chivo expiatorio. Parece que ya le van a acabar diciendo a la gente que el problema de que no puedan adquirir una vivienda es culpa también de las trans.

Antonelli: Moraleja: pon una trans en tu vida.

Usted, Carla, ¿ha visto un empeoramiento en el tratamiento a las personas trans en los últimos años?

Antonelli: Es indudable. Esto a lo mejor es como las estadísticas, que bajan y suben. Venimos de finales de los años 70, de la cárcel, las palizas, la comisaría, los abusos policiales… Luego fuimos subiendo y conseguimos la derogación de leyes que nos perseguían, fuimos abriendo derechos, en 2005 se aprobó el matrimonio igualitario… Y aunque el Gobierno se está olvidando en los actos de los 20 años, también cumple 18 años de la ley de identidad de género que salió con una huelga de hambre y gracias a la que muchas personas tenemos nuestro DNI…

González: Una huelga de hambre que salió, entre otras, gracias a Carla Antonelli, que ella no lo dice, pero hay que decirlo.

Antonelli. Y la unión. Yo anuncio y todas las demás se unen. Y ahí viene la moraleja también: unidas somos invencibles y absolutamente imparables.

“Pon una trans en tu vida”. Me quedo con eso.

Antonelli: Una trans, un hombre trans, una persona no binaria… Pero es importantísimo. ¿Cuántas veces hemos hablado con una persona que no había conocido nunca a una persona trans? Dicen: “Nadie me lo ha explicado así”. Y de pronto han entendido y han comprendido. Y, a veces, resulta que te cae en tu propia casa y no te queda otra que abrir los ojos y despojar los prejuicios. Y respecto a lo que usted preguntaba. ¿Por qué? ¿Por qué con las personas trans? Se lo voy a decir sintéticamente: porque son unos cobardes, unos cobardes de mierda. Y lo voy a decir así porque aprovecharse del eslabón más débil para caerle encima es de miserables y cobardes. No nos olvidemos de que somos una cortina de humo y que estamos pagando las consecuencias que afectan nuestras propias vidas. Porque hay vidas que se quedan por el camino y las tasas de suicidio no son un tema baladí. Somos una cortina de humo para tapar sus verdaderas políticas ultra neoliberales, las que están detrás de la sanidad o la educación públicas. Si no que se lo digan a la Comunidad de Madrid y a Ayuso, a los gobiernos del PP. O a Trump. ¿Usted cree que Trump llegó al gobierno de Estados Unidos para hacer un acto en el Capitolio con niñas rubias tipo Hitler para echar a las mujeres trans del deporte? No, para eso no llegó. Llegó para hacer deportaciones masivas, desmantelar la sanidad y la educación públicas, para despedir a cientos de miles de empleados con el que ahora se ha ido y que le ha explotado otro cohete, por cierto [habla de Elon Musk]. Justicia cósmica, nunca mejor dicho.

¿Quiere decir que se utiliza el colectivo como chivo expiatorio?

Antonelli: No lo dude.

González: Nos utilizan a nosotras como chivo expiatorio porque creen que pueden. Pero ya está aquí gente como Carla Antonelli para demostrarles que no.

Antonelli: Es la palabrita: creen. No nos conocen. Nos hemos caído ciento y una y mil veces. Pero las ciento y una mil veces hemos tenido resurrecciones. Y cuanto más nos intenten machacar, más nos multiplicamos por 10.000. Por lo tanto, estamos fabricadas de eso. No nos planteéis batalla porque nos vamos a hacer enormes, gigantes.

González: Ellos no se dan cuenta, pero nos acaban haciendo indestructibles.

Además de frenar los retrocesos, ¿cuáles son las batallas que van a dar para el colectivo?

González: Ahora mismo una de las prioridades políticas necesarias es la inclusión en el Código Penal de las terapias de conversión. Esto tiene que ser un delito. Las terapias de conversión están pasando en España, en la Comunidad de Madrid o en la Comunidad Valenciana. Y se están yendo de rositas porque ahora mismo solo hay sanciones administrativas que, además, muchas veces son muy difíciles de aplicar.


Carla Antonelli durante la entrevista

Se acaba de dar un primer paso en el Congreso con la aprobación de la toma en consideración de la ley del PSOE.

González: Más Madrid, junto con otros grupos parlamentarios del Congreso de los Diputados y en colaboración también con ‘No es terapia’, la asociación que lleva años persiguiendo las terapias de conversión por toda España, habíamos presentado una proposición de ley en febrero. Era una propuesta muy completa de 20 páginas, exhaustiva y garantista. Unos poquitos meses después y, a las puertas del Orgullo, antes de que diera tiempo a debatir esa proposición de ley, el PSOE ha presentado otra para la inclusión en el Código Penal de las terapias de conversión, que reduce lo que eran las páginas de la nuestra a un párrafo. Celebramos que el PSOE esté a favor de la inclusión en el Código Penal de las terapias de conversión y, desde luego, vamos a aprobar la proposición de ley siempre y cuando asuma todas las enmiendas que vamos a presentar hasta que sea al menos tan garantista como la que registramos.

Una batalla es la de las terapias de conversión. ¿Otra?

Antonelli: Aplicar, reglamentar, hacer cumplir las leyes. Porque ¿de qué nos vale sacar leyes en el Congreso como en el año 2023 con la ley trans si luego resulta que no está reglamentada o que las personas trans extranjeras, cuando quieren adecuar su documentación en la tarjeta de residencia, se están encontrando con multitud de problemas? Lo mismo con el reconocimiento de las personas no binarias, que curiosamente eso estaba recogido en la reforma de la ley de 2007 que escribimos estando yo en el PSOE, pero que cuando se cambió el gobierno a Carmen Calvo le dio un ataque de celos porque el Ministerio de Igualdad lo llevaba Unidas Podemos y renunció a un texto propio que habíamos escrito los socialistas. Hay que reglamentar esa ley [la trans] de arriba abajo. Sí, es una ley muy completa, pero ¿de qué vale si luego no se pone completamente engrasada? El otro día se lo pregunté a la ministra de Igualdad en el Senado, que se comprometiera antes de acabar la legislatura a reglamentar y hacer cumplir esa ley. Que no quedara solamente en buenas palabras. Y yo creo realmente que Ana Redondo tiene un compromiso. Pero es que además de creer que tiene un compromiso, Redondo tiene que demostrar que es cierto.

La FELGTB ha constatado que se han duplicado las agresiones al colectivo LGTBI en Madrid. ¿Es solo porque se han aumentado las denuncias o realmente el colectivo está teniendo más riesgos en las calles?

González: Son ambos factores simultáneamente. Está claro que hay una mayor conciencia social en general sobre nuestros derechos y lo que es una agresión. Y está claro que ahora nos sentimos seguras como para denunciar cosas que hace unos años ni siquiera consideraríamos denunciables y que son agresiones y violencia. Y aún así, la infradenuncia dentro de la comunidad LGTBI es enorme. Al mismo tiempo por supuesto que hay más agresiones. Si es que lo estamos viendo en el propio Orgullo. Hace nada [en 2021] asesinaron a Samuel [Luiz] también en el Orgullo, a patadas y al grito de maricón. La violencia se recrudece porque están absolutamente rabiosos y descontrolados y se sienten legitimados, además, por los discursos de odio. Los que nos agreden durante el Orgullo son los mismos que nos dicen que “ya vale de tanto Orgullo”, que “qué hay que reivindicar”, que “ay, si ya tenéis todos los derechos, nadie os odia, la LGTBIfobia está en vuestra cabeza”. Son esos mismos los que después, durante el mes del Orgullo, ven banderas LGTBI y rabian y se vuelven locos, furiosos.


Jimena González durante la entrevista

Hay también un incremento de las posturas extremistas en los jóvenes que han constatado varias encuestas. Incluso un porcentaje importante de los jóvenes no estaría incómodo con un gobierno autoritario.

Antonelli: Esto es la falta de memoria y, por lo tanto, hace falta pedagogía y educación. No te saben decir ni tan siquiera quién es Franco. Por lo tanto, no tienen una conciencia. Muchas veces pienso que para algunas personas esto es un juego de rol. Un tablero de ajedrez donde se están cambiando las fichas y “venga, vamos a manejar el tablero, que me estoy aburriendo”. Y no se dan cuenta de que están jugando con fuego. ¿Qué es lo que estamos haciendo mal? Dar voz y propagar esos discursos de odio que se han introducido completamente dentro de las instituciones. Lo hemos visto en el Ayuntamiento de Madrid, pero también en tantísimas partes. Si un joven, una joven, está escuchando ese discurso de odio, de alguna manera se siente avalado para luego decir o hacer. Los discursos de odio se han naturalizado. ¿Cómo podemos parar esto? Pues a lo mejor debemos de empezar a cortar un poquito el grifo y no picar la carnada o el anzuelo que nos está poniendo día a día la ultraderecha para que nos hagamos eco de esto. Yo sé que es bastante difícil porque es un discurso como envenenado. Es una estrategia.

Por un lado, tienes que responder y, por otro, si respondes parece que entras.

Antonelli: Es una estrategia endemoniada y diabólica porque si no respondes a lo mejor te están ganando un centímetro de terreno y si respondes a lo mejor te ganan dos, porque tú los pagas y publicitas. Hagamos una conciencia de realmente qué es lo que está sucediendo y lo que tenemos que evitar a toda costa. A veces parece que haya que aprender cayéndose del todo para volver a levantarse, porque también es lo que pretenden. Eso se da en primero de fascismo: destruye todo para luego tú construir ese mundo distópico con el que sueñan.

González: De todas formas, con respecto a la juventud, no es impermeable a todos estos discursos de odio. Ojo con trasladar una imagen de la juventud como si fuese de extrema derecha o como si fuese intolerante o cerrada a la diversidad de manera general. A veces vemos titulares muy sabrosos sobre la juventud y creo que es importante recordar que pese a que esto está pasando porque evidentemente también son vulnerables a los discursos de odio, como todo el mundo, la gente joven en este país es más tolerante que nunca, más feminista que nunca. y más respetuosa con la diversidad que nunca. Y, de hecho, la gente joven es la generación en la que más personas bisexuales se reconocen de todas las generaciones. Es decir, que la juventud no es ese ogro reaccionario que muchas veces nos están intentando pintar.

Tenía más preguntas políticas, pero voy a terminar con una en la que les pido un poquito de autocrítica. Pese a los recortes al colectivo LGTBI, las muertes en residencias durante la pandemia o el caso de su propia pareja, las encuestas siguen diciendo que Ayuso tiene mayoría absoluta.

En la Comunidad de Madrid tenemos un fenómeno muy peculiar que son 30 años de gobiernos ininterrumpidos del Partido Popular y esto al final tiene sus consecuencias en muchos sentidos y se cuece a fuego lento un ambiente político que no es fácil revertir, sobre todo cuando la izquierda madrileña ha dado la batalla por perdida durante muchísimos años. Más Madrid llevamos pocos años dando la batalla por ofrecer una alternativa seria, real y posible. Y hasta ahora solo hemos cosechado buenos resultados y nos hemos convertido en muy poco tiempo en la alternativa a lo que ofrece Ayuso. Sabemos que es difícil, pero no renunciamos en absoluto a romper esa mayoría absoluta de Ayuso.


Carla Antonelli y Jimena González posan tras la entrevista

¿Tiene que ver con la unidad de la izquierda?

Antonelli: Tiene que ver con la unidad de la izquierda y con muchísimos factores. Esto siempre lo he escuchado de toda la vida. Unidad, unidad, unidad y luego la unidad está cogida con imperdibles. Sobre todo quien utiliza altavoz más grande y más gordo resulta que es que por detrás está tejiendo precisamente para absolutamente todo lo contrario. Aquí solamente hay una realidad: Más Madrid, desde que nació, no ha hecho, sino crecer como un buen retoño que tiene que crecer y tirar para arriba.

Sí, pero eso no sirve de nada si Ayuso sigue sacando mayoría absoluta.

Antonelli: El de Ayuso es un gobierno con unas políticas absolutamente populistas. Es lo que tenemos que atacar paso a paso, con hechos, programas, políticas, leyes y compromisos electorales serios y reales. No seamos derrotistas. Se pudo hacer en Valencia y se volverá a hacer allí después de la catástrofe que ha sucedido y por la que Mazón no ha dimitido. Llegará un momento en que los ciudadanos y las ciudadanas de Madrid tendrán que abrir los ojos. Lo abrieron con [Francisco] Camps, con Rita Barberá y con toda la compañía. ¿Por qué aquí no va a pasar lo mismo? No soy derrotista. Más Madrid no es derrotista, porque si pensáramos así no tendríamos razón de ser, ni de estar o existir.

Entrevista Completa a Jimena González y Carla Antonelli

Vídeo: Lourdes Jiménez y Adrián Torrano