sábado, junio 28 2025

El Orgullo desafía la prohibición del ultraderechista Viktor Orbán y toma las calles de Budapest

Pese a haber sido declarada ilegal por el Gobierno de Fidesz, la marcha en defensa de los derechos LGTBIQ se ha celebrado en la capital húngara con la presencia de políticos de 30 países y decenas de eurodiputados

Cómo es perder derechos en el corazón de Europa: “Creímos que nunca podría pasarnos a nosotros, pero ocurrió”

Ni las intenciones de sabotaje ultraderechistas ni las advertencias y amenazas de la Policía ni siquiera una declaración de prohibición directa y contundente han detenido en Budapest la manifestación LGTBIQ que se celebra cada junio desde hace 30 años. Desde las 14.00 horas, multitud de personas se agolpaban en la plaza del Ayuntamiento de la ciudad en una demostración de fuerza y arrojo frente a aquellos que quieren criminalizar, borrar y devolver el Orgullo al silencio, encarnados en la figura del primer ministro de Hungría, el ultraderechista Viktor Orbán.

La marcha ha arrancado pasados unos minutos de las 15 horas, como estaba previsto, sin presencia policial. Los asistentes, muchos jóvenes pero también alguna persona mayor, abarrotan el bulevar Károly, situado en el centro de la ciudad. Entre ellas hay muchos activistas y personas a título individual que vienen de otros países en apoyo a la comunidad LGTBIQ húngara. Entre ellas está Verena, que ha venido ella sola desde Viena para asistir a la marcha: “Tenía que estar aquí para defender los derechos humanos y la democracia”, afirma esta mujer que lleva una camiseta con el escudo de la ciudad de Budapest coloreado de arcoíris. “Es importante porque la extrema derecha crece en todo el mundo y da miedo”, añade.

“Que no se molesten en preparar el desfile de este año”, les dijo el líder de Fidesz un mes antes de aprobar en el Parlamento el veto a la marcha bajo el pretexto de “proteger a la infancia”. Pero no hicieron caso, lo prepararon, lo organizaron, se confabularon con el alcalde de la ciudad, Gergely Karacsony, y lograron que representantes de 30 países y varias decenas de eurodiputados viajaran este sábado a la capital húngara para marchar con ellos. Y para visibilizar también que Budapest no es solo Budapest: es el espejo de la extrema derecha a nivel global, que ha encontrado en Hungria su laboratorio perfecto.

“Estamos aquí a favor de los derechos humanos y en contra de cómo el Gobierno de este país está machacando a las personas LGBTIQ”, explica Camila, que es de México y lleva viviendo aquí cinco años. Habla en tercera persona de la comunidad queer porque ella es heterosexual, también su amiga América, que ha venido de su país natal a visitarla. No han dudado ni un momento en acudir a la manifestación: “No es tan fácil vivir bajo un Gobierno que te ataca y quiero mostrar mi apoyo”, señala Camila.


Manifestación del Orgullo en Budapest 2025.

La prohibición del Orgullo es el último capítulo de un desmantelamiento de derechos LGTBIQ que Orbán, que lleva 15 años en el poder, ha intensificado desde 2020: eliminó la adopción, impidió a las personas trans cambiar su sexo legal y su nombre y aprobó la Ley de Propaganda, que restringe la representación pública LGTBIQ a menores de 18 años. El ultraderechista ha convertido en chivo expiatorio a las personas queer húngaras como ya lo hizo con los migrantes y refugiados, que viven todos ellos en un país en el que son despreciados por su propio Gobierno.

La incertidumbre se palpaba en la ciudad estos últimos días. Al intento de boicot anunciado por la extrema derecha se ha sumado la incógnita de cómo actuará con los manifestantes la Policía, que ha advertido en todo momento de la ilegalidad de la protesta. Orbán ha descartado el uso de la fuerza pero ha amenazado con “consecuencias legales” y el alcalde Karacsony, implicado directamente en la organización, las ha descartado por haber convocado la marcha como “un evento municipal” sobre el que asegura que no aplica la limitación del derecho de reunión.