lunes, junio 30 2025

El cirujano de las 20 incubadoras y los 2.000 niños operados en Senegal

El doctor Carlos Bardají organiza expediciones al país desde 2012, cada una con 16 sanitarios, que asumen el coste de sus desplazamientos y estancia y construyen sus propios quirófanos

Viajar para operar: sanitarios andaluces aterrizan en Gambia, el país con un solo cirujano pediátrico

Nacer prematuramente en Senegal supone más probabilidades de muerte que de vida. Por eso una de las misiones de la ONG Hope and Progress, fundada por el cirujano pediátrico Carlos Bardají, de 70 años, es dotar de incubadoras a hospitales del país, donde ya ha instalado 20 de las 200 fabricadas por la ONG Medicina Abierta al Mundo, cuyo creador, Pablo Sánchez Bergasa, ha sido galardonado con el Premio Princesa de Girona Social 2025 de entre 450 candidaturas. En la última expedición, cinco de ellas salen en el avión de Vueling 7886 desde Barcelona con destino Dakar (Senegal), empaquetadas en maletones, para ser entregadas en el Hospital Grand Mbour. La colaboración de la compañía aérea suma el transporte del equipo humano y un par de equipajes especiales que cualquiera podría confundir por sus dimensiones con bicicletas. Es material sanitario para la Cruz Roja de la misma ciudad. La cadena hotelera Riu contribuye con apoyo logístico.

Este doctor realiza expediciones sanitarias en África desde hace 15 años y se dedica a la cooperación pediátrica con niños extranjeros desde hace 30. Empezó la medicina humanitaria internacional en Sáhara, después de operar en Tarragona durante una década a niños refugiados que pasaban veranos en España mediante un programa de acogida pactado con el Frente Polisario. A raíz de estas vivencias, fundó la ONG Fórum Solidario con el cura del Hospital Juan XXIII y un pediatra neonatólogo. En el desierto practicaba primeros auxilios a niños bereberes y diagnosticaba los casos de patologías operables, que luego intervenía en España. “Operaba a niños saharauis, siempre sin saltarme la ley de plazos de garantía e implantando programas de fin de semana con voluntarios sanitarios, es decir, otros cirujanos, anestesistas y enfermeras”, explica.

Desde 2013 actúa ininterrumpidamente en Senegal. Un amigo dentista le propuso ir a Burkina Faso, pero finalmente decidió ir a este país por su estabilidad política, una democracia que le ha convertido en el único de África que no ha sufrido golpes de estado. Allí lleva operados, con anestesia general y gratuitamente, a cerca de 2.000 niños. El médico organiza tres misiones quirúrgicas al año, que llevan aparejadas sendas expediciones logísticas y alguna que otra más con fines humanitarios. Suma ya 59, de las que 25 han sido quirúrgicas. En cada una de ellas participan 16 sanitarios, que asumen el coste de sus desplazamientos y estancia. Viajan con 700 kilos porque llevan todo el material necesario y construyen sus propios quirófanos. En ocasiones operan en instalaciones decrépitas y tan mugrientas que ellos mismos se arremangan para dejarlas impolutas. Trabajan 12 horas diarias sin descanso durante una semana, sin ni siquiera parar para comer.

Carlos Bardají ha operado gratuitamente a cerca de 2.000 niños en Senegal. En cada expedición participan 16 sanitarios, que asumen los costes de desplazamiento y estancia. Los profesionales trabajan 12 horas sin descanso y construyen sus propios quirófanos


Una operación del equipo médico realizada con la luz de un flexo.

En 13 años ha realizado nueve expediciones quirúrgicas en Thionck Essyl, ocho en Velingara, cinco en Saint Louis, dos en Kolda y una en Sanyang. Durante tres años dejaron de operar en Thionck Essyl porque Bardají descubrió que hacían pagar a los enfermos. Con su labor sana a menores de malformaciones congénitas, tumores, hernias o secuelas de accidentes, quemaduras y terribles ablaciones. También ha llegado a reconstruir penes en niños con ambigüedad sexual física. Siete casos en Senegal, que suma a 25 en España. Las malformaciones lastran el futuro de la persona. Nacer con pies equinovaros o pies zambos puede destruir la vida de un niño, impidiendo su movilidad y su desarrollo vital. Habitualmente es sacado del colegio y sufre marginación, pese a que su tratamiento es tan simple y barato como la manipulación y enyesado de la extremidad. En dos meses sus opciones habrán cambiado un abismo. El labio leporino es otro defecto limitante que impide mamar al bebé y puede ser causa de malnutrición, incluso extrema. La operación más compleja que Bardají ha realizado en Senegal fue la extirpación de un tumor pulmonar que comprimía el corazón y había abierto dos costillas emitiendo una prolongación externa. “El niño sobrevivió y posteriormente lo he visto dos veces y está perfecto”, cuenta.


Dedos retraídos por quemaduras. Antes y después de la operación.

Alta tasa de mortalidad infantil

El grupo se desplaza a Saly. El voluntario Pablo Sánchez Camacho supervisa el montaje y calibra las incubadoras tras recibir formación del ingeniero homónimo antes de salir de España. La entrega en el hospital regional de Mbour se realiza con un sencillo ceremonial, en medio de un pasillo. Asisten el director financiero, el jefe de servicio de neonatología y la presidenta del comité de mujeres trabajadoras del centro sanitario.

La sala de espera previa está repleta de madres con hijos enfermos. Algunas aguardan en la entrada tumbadas en el suelo sobre alfombras. Una enfermera pasa rápido con un recién nacido, aún impregnado de unto sebáceo. En la fabricación de estas burbujas para neonatos de bajo coste participan alumnos de Mecánica y Electrónica del centro de FP Salesianos de Pamplona. Su ideólogo ha incorporado una tarjeta para monitorizarlas desde España y ayudar en remoto para cualquier reparación. Una alarma indica fallos en el funcionamiento y el vapor se logra con unos simples botellines de agua mineral. Tienen, además, sistema de fototerapia.

Estos aparatos marcan la diferencia entre seguir respirando o expirar. Ya han donado cinco en Kolda, cinco en Mbour, cuatro en Saint Louis, tres en Velingara, una en Ziguinchor y otra en Ossouye. Senegal es un país con altas tasas de natalidad (32,6 nacimientos por cada 1.000 habitantes en 2021, unos 535.000 al año) y una elevada tasa de mortalidad infantil (29 por cada 1.000 nacidos vivos), aunque la cifra oficial está por debajo de la realidad. El Hospital Grand Mbour da servicio a una población de varios cientos de miles de personas. Sólo en la ciudad habitan 285.000, pero es el de referencia de la región y abarca una cifra de al menos 800.000, aunque la realidad es incalculable porque miles de nacimientos no se registran. Es un centro público, pero todos los enfermos pagan.


Un niño de 13 años con neurofibromatosis tras ser sometido a una exéresis y plastia nasal.

Reencuentro en la Cruz Roja

Hay que aprovechar el viaje al máximo y el programa prevé la visita a la Cruz Roja, donde donan dos camillas plegables, dos grandes botiquines con herramientas de cura, tres aparatos de resucitación ‘ambu’ y un proyector y material educativo. La recepción se oficia de forma solemne, en un acto que se convierte en una fiesta. Decenas de niños uniformados con los colores de la entidad cantan y bailan al son de tambores y palmas. Los responsables adultos realizan un simulacro de salvamento de una mujer aparentemente inconsciente. Los directivos entregan una composición fotográfica en agradecimiento y las chicas piden hacerse selfis sin parar con los voluntarios españoles, que también acaban sumándose a la danza.

En la visita a la Cruz Roja media Rouguiatou Baldè, una joven de 19 años que Bardají ha apadrinado, porque su acción sobrepasa la medicina. Su madre, que falleció inesperadamente hace cinco años, trabajaba como cocinera jefa en las expediciones quirúrgicas del cirujano español en Velingara. Un día le pidió que se ocupara de su hija si le pasaba algo y el médico, que no la había visto nunca, la buscó cuando le comunicaron su muerte. Le encontró una familia en Mbour y le paga los estudios en una destacada escuela de cocina para darle un futuro.


Niños beneficiarios de Cruz Roja de Mbour en la recepción del material sanitario aportado por Hope and Progress.

La siguiente parada es Pointe Sarene, donde se sondean acciones de colaboración sanitaria en la zona, y de vuelta a Mbour para reunirse con el nuevo jefe médico del distrito, Jean J. Mallomar. El encuentro se produce de forma inesperada y la sorpresa es mayúscula y providencial para Bardají al escuchar su nombre. La casualidad ha permitido que coincidan de nuevo. La primera vez fue en Tionk Essil hace 12 años, cuando el médico africano no ocupaba ningún cargo. Ambos se recordaban. El doctor Mallomar es un tipo amable y parece resolutivo. Se muestra muy receptivo ante las propuestas del cirujano español y se compromete a mediar con el Ministerio para la firma de un convenio con Hope and Progress que facilite sus expediciones. Bardají tiene que tramitar un sinfín de documentos y peticiones que le llevan meses para cada misión. El avance sería extraordinario. De momento tiene dos a la vista, una en octubre y otra en diciembre, en Oussouye y Velingara, respectivamente.

Bardají tiene una destacada trayectoria profesional que le llevó del Hospital Vall d’Hebró al Hospital Público de Navarra, donde se jubiló el año pasado como jefe de cirugía pediátrica. Pero continúa activo en Senegal con una vitalidad inusitada. Con 200 artículos científicos a sus espaldas y más de 500 contribuciones a congresos, ahora se centra en sus misiones. Su cabeza no para. Mantiene el reto de dar un impulso a otra vertiente que ya ha iniciado: la fabricación de prótesis en impresora 3D para colocar a amputados. Ya ha implantado siete exoesqueléticas a discapacitados africanos.

Aún tiene pendiente transportar la ambulancia que SoliDar-CESAG le consiguió el año pasado gracias a la donación de Quirónsalud Baleares. Así los niños a los que opera no tendrán que ser trasladados a sus casas en una moto atados con una cincha. Un capítulo que empezó con la lectura de un reportaje en un periódico. Y quizá con este surjan más benefactores que permitan ampliar su magna labor humanitaria.

La periodista autora de este reportaje, profesora y coordinadora del Servicio SoliDar del Centro de Enseñanza Superior Alberta Giménez (CESAG-Comillas), ha viajado desde Mallorca como parte de la comitiva de la ONG con fondos propios y aportaciones solidarias.