La diversidad no solo se logra dando espacio a historias inclusivas que representen a todas las personas de la sociedad, la diversidad también debe tener en cuenta a estas personas a la hora de comunicar tanto esas historias como cualquier otra. En un momento en el que parece que el cine por fin es cada vez más diverso, lo cierto es que incluso este tipo de películas todavía siguen siendo creadas para el disfrute de espectadores normativos.

El hecho de que las personas sordas accedan con mayor facilidad al cine extranjero que al español es una de las muchas barreras a las que se enfrentan los colectivos con discapacidades. Es por ello que en España ha surgido con fuerza la figura de los coordinadores de acceso, una figura que tiene la competencia de seguir todas las fases de producción de un proyecto audiovisual, garantizando así la participación, la correcta representación y la accesibilidad de los contenidos audiovisuales.

El coordinador de acceso se encarga, por ejemplo, de revisar el guion en busca de escenas cuya descripción visual o sonora deba adaptarse para personas con discapacidad, supervisar que durante el rodaje también participen y se instalen rampas o demás elementos que se consideren necesarios, e incluso validar el trabajo de postproducción para lograr la mejor representación de estas personas. En torno a esta —todavía— desconocida figura ha girado una de las jornadas de la cuarta edición del Campus de Verano de la Academia.

Salima Jirari, con Pablo Romero a su derecha, reclama diversidad

Estos coordinadores de acceso, cuya tarea ha cogido relevancia en Reino Unido, Nueva Zelanda, Australia y EEUU a partir de la pandemia, nacen a raíz de experiencias que surgen de modo no formal, cuando en películas en las que había protagonistas discapacitados o se trataba ese tema se buscaba asesoría puntual. Así lo explican a este periódico Pablo Romero, experto en accesibilidad, y la consultora especializada en diversidad Salima Jirari, quienes han sido los encargados de trabajos formativos sobre Coordinación de Acceso.

La función de esta persona, según indica Salima Jirari, “une en una sola figura roles que hasta ahora estaban muy fragmentados”. Lo hace, además, desde la etapa inicial del desarrollo de un filme: “Propone no solo empezar a pensar en estos procesos cuando ya está acabada la película, sino desde el inicio. Incluye la idea de la representación desde que se trabaja el guion, pensando en cómo representar a estos cuerpos y a estas personas con discapacidad, tanto física como intelectualmente”. El coordinador de acceso se encarga de que la gente con discapacidad, a menudo relegada a un segundo plano, esté representada en la película, cuente con ayuda durante la grabación y se le atribuya una labor importante.

Como apunta Jirari, “lo más innovador de esta figura es que garantiza que el set de rodaje, que es por naturaleza un espacio tan hostil y con unas dinámicas tan marcadas, pueda ser un lugar también accesible para todo el mundo”. Pablo Romero añade que “es una forma de que los cineastas y las cineastas, cuando están haciendo una película, no solo tengan en mente a un espectador muy normativo que es el que ve y oye, sino que también piensen cómo va a recibir su película una persona sorda y ciega, y que lo piensen desde el principio”. Para ellos, es algo que “cambia todo” y se suma a otras figuras como la del coordinador de intimidad, que asegura el bienestar y comodidad de los actores que participan en escenas de sexo.

Entre quienes ya han formado parte del curso se encuentran Regina Martínez y Alba Saskia, que comentan a elDiario.es que se ha tratado de un aprendizaje muy necesario y una experiencia enriquecedora. “La realidad es que la accesibilidad no tiene una única forma de hacerse”, dice Martínez, “y, cuando encuentras esa forma, saldrán otras cinco realidades más en las que no estabas pensando”. Agrega que “lo que se busca es encontrar todas esas maneras”: “Las personas con discapacidad necesitamos y merecemos ocupar espacios que normalmente no están pensados para nosotras y en los que normalmente no se nos espera”.

Regina Martínez explica la coordinación de acceso

Alba Saskia, por su parte, sostiene que el curso les ha ayudado a poner cara a otras personas que están pasando por una situación similar, sintiéndose menos solas. “Me daba terrible vergüenza la accesibilidad y he terminado aceptándola de forma completamente normal, como cualquier otra cosa que pudiera pedir o expresar”, cuenta Saskia. “Yo soy sorda. Vamos a decir las cosas por su nombre. No pasa nada, es verdad, y hay que ir aceptando y normalizando todo eso de esta manera tan interesante”, subraya la cineasta, que alega que esa es la única vía para que “se generen diálogos”.

Aunque en Reino Unido solo son coordinadoras de acceso personas con discapacidad, este curso se ha abierto a todo el mundo, pero dando prioridad a los apuntados con discapacidad. “No tenemos claro si es mejor que solo haya gente con discapacidad o si no”, confiesa Pablo Romero. “Si formas a personas sin discapacidad, luego serán ellas las que sean elegidas para trabajar, porque es más conveniente y más económico, por lo que al final estás perpetuando un problema”, explica, “pero también somos conscientes de que este año, en el curso, ha habido gente que se dedica a hacer subtitulado, que por primera vez ha estado realmente en contacto con personas sordas y que ahora repensará muchas cosas para conseguir esa accesibilidad”.

La película más accesible que ha llegado a cartelera este 2025 ha sido Sorda, de Eva Libertad, con subtítulos en todas las salas en las que se ha proyectado. Tanto este estreno como el de Campeones (2018) han contribuido a poner el foco en lo necesaria que continúa siendo la lucha por la inclusión y la diversidad. Sin embargo, Salima Jirari prefiere irse más atrás, al lanzamiento de Mar adentro (2004), filme que narra la historia de Ramón Sampedro, un hombre tetrapléjico que luchó para conseguir una muerte digna y cuyo caso desencadenó un relevante debate social.

Asesoramiento gratuito sobre inclusión y accesibilidad

“El hecho de que el 20 aniversario de esa película coincida con el estreno de Sorda da una visión muy amplia del camino que se está recorriendo”, señala Jirari. “Mi opinión personal es que es demasiado lento. El camino podría ser más rápido y falta mucha sensibilización”, dice la especialista a este periódico, que reconoce que se siguen encontrando con prejuicios cuando hablan de estos temas con las productoras, siendo Thisability una de las pocas que ya está trabajando en ello. “Que la Academia de Cine ponga todos los recursos en hacer estas formaciones y en poner esto en el centro, que también es muy político, manda un mensaje a la industria muy potente”, añade.

En su objetivo por que todo esto no se quede en una mera ilusión y sea algo que se aplique en los rodajes de futuras cintas, la Academia de Cine ofrecerá asesoramiento gratuito a la industria sobre inclusión y accesibilidad. La institución ha anunciado que elaborará un glosario con términos cinematográficos accesible para personas con diferentes discapacidades que “será pionero a nivel mundial”. “La idea es que la Academia sea un espacio de amparo y de acompañamiento, un espacio donde trabajar de forma conjunta”, ha explicado la responsable del área de Desarrollo e Innovación de la Academia, Inés Enciso.

Regina Martínez afirma que “es superimportante que esto no se quede solamente en las personas que ya estamos sensibilizadas con la situación de la discapacidad dentro de la industria y en la sociedad en general, sino que salga más allá”, apuntando que se deben seguir creando estos espacios para que inconscientemente se creen otros nuevos. “Ahora yo te sensibilizo a ti, pero tú también tienes esa labor y tiene que salir de ti. Si no, va a ser imposible que luego en una producción busquen a un coordinador de acceso”, concluye, “tienen que saber que realmente es importante, y por eso es una labor de todo el mundo que esto salga de estas paredes”.