‘El boletín del director’ es una carta semanal de Ignacio Escolar exclusiva para socios y socias de elDiario.es. Si tú también lo quieres leer y recibir cada sábado en tu buzón, hazte socio o socia
Los dos últimos secretarios de Organización del PSOE presuntamente cobraban mordidas de adjudicaciones públicas. Añado la presunción de inocencia porque aún no hay sentencia. Tampoco muchas dudas. Las pruebas parecen claras, evidentes, contundentes. Las grabaciones ocultas que, durante años, registró Koldo García retratan a una “organización criminal”, como la llaman en el Supremo: una banda de tres, liderada por Santos Cerdán y José Luis Ábalos. Nombres que pasarán a la historia de la infamia con Luis Roldán, Fèlix Millet, Rodrigo Rato o Luis Bárcenas.
El informe que la Guardia Civil ha enviado al Supremo es un punto de inflexión. Un cambio de juego en varios planos, para empezar, en el propio juzgado. Lo que empezó con un contrato de mascarillas, los chanchullos de Víctor de Aldama y el piso de lujo que pagaba a la novia de Ábalos ha resultado ser solo el prólogo de una historia mucho más sucia.
La escala de este caso de corrupción se ha disparado. Estamos ante un grupo que empezó a cobrar mordidas hace ya más de diez años. Primero en Navarra, con Koldo y Santos. Después en Madrid, con el ministro Ábalos. Ya no son favores o vacaciones regaladas: se investigan mordidas en adjudicaciones millonarias. El informe de la Guardia Civil ya ha puesto bajo la lupa trece contratos que suman 637 millones de euros de dinero público. Es una gran corrupción, no pequeños chanchullos.
En esa banda de tres, el escalafón estaba bastante claro. Basta con escuchar este audio sobre uno de los repartos del botín.
Koldo García: Necesito algo de dinero, jefe, porque se lo di todo a él.
Santos Cerdán: ¿Cuánto le dimos?
Koldo García: 60
Santos Cerdán: (…) eran 50 y 10 para ti.
Cincuenta mil para el ministro Ábalos. La quinta parte para Koldo. Pero al final ha sido él, el peón de esta banda, quien ha hecho caer a los dos reyes.
Durante años, de forma sistemática, Koldo García guardó pruebas, mensajes, grabaciones. Su pasado no es solo el de un portero de la noche, no es ese matón idiota al que han caricaturizado. También trabajó como guardaespaldas y fue confidente policial en los años en los que ETA asesinaba. Por eso lleva años grabando, desde antes de que se supiera investigado: porque sabía cómo hacerlo y porque sabía el tipo de cloaca en la que nadaba.
Mucho antes de que entraran en su casa, Koldo fue plenamente consciente de que la Guardia Civil le estaba siguiendo. No solo porque Santos Cerdán lo avisó –sale en uno de los audios–. También porque detectó los seguimientos y se encaró con un agente. Incluso ofreció las llaves de su casa a un mando de la Guardia Civil.
Koldo no quería que pasara lo que finalmente ocurrió: que entraran en su vivienda como si fuera la detención de un terrorista, con una patada en la puerta, agentes armados y chalecos antibala. Su hija es muy pequeña –entonces solo tenía tres años–, y tuvo que presenciar esa entrada violenta y cómo encañonaron a su padre, saltándose los protocolos previstos cuando hay menores en una casa.
Koldo sabía que el registro en su vivienda era inminente. Tanto es así que lo grabó: aquí puedes ver el vídeo.
Allí, en la casa de Koldo, en un lugar muy visible, estaba el disco duro del que han salido los audios del escándalo. Así que la pregunta es obligada. Si Koldo sabía que la iban a registrar, ¿por qué dejó en su casa esas grabaciones? ¿Por qué no escondió las pruebas que le incriminan?
Hay una posible respuesta, una hipótesis que argumenta una fuente conocedora de este caso. Lo hizo así porque Koldo García creía que esos audios lo protegerían: que le venía bien que la Guardia Civil se los llevara. Koldo pensaba que el PSOE no le dejaría caer si dos personas tan importantes para el partido como Santos Cerdán y José Luis Ábalos estaban también implicadas.
Esta misma fuente asegura que hay más audios, muchos más. Koldo grabó todo, siempre, durante años. Y hay otras pruebas que sí puso a buen recaudo, antes de que entrara la Guardia Civil en su casa. Audios que afectan a más personas.
Es ya una historia clásica, que cada día se parece más al tipo de corrupción que este gobierno prometió combatir. E incluye esos elementos chusqueros que lo hacen todo aún más indecente, como su turbia relación con las mujeres.
Es un punto de inflexión, no solo en el juzgado.
Con lo que ya conocemos, la legislatura ha quedado gravemente herida. Este caso de corrupción es un agujero enorme para la credibilidad del PSOE, del Gobierno y del propio Pedro Sánchez. Es una descomunal decepción para todos los que no quieren un Gobierno de la derecha y la extrema derecha en España. Es una gran traición para muchos ciudadanos. Es también un insulto para todas las personas honestas que están en política haciendo enormes sacrificios personales, no cobrando mordidas.
La primera respuesta de Pedro Sánchez ha sido la correcta: pedir disculpas y sacar del partido a Santos Cerdán de forma inmediata. Basta con repasar la comparecencia sin preguntas que hizo Mariano Rajoy cuando estalló la Gürtel para notar la diferencia. Aquí tienes el vídeo de aquella intervención, tan famosa. Es impresionante verla de nuevo, con lo que ahora sabemos.
Pero hay una pregunta determinante, que cambia mucho las posibilidades de supervivencia de este Gobierno. ¿Es una trama de corrupción de unos pocos, que se quedaban ese dinero para ellos? ¿O es un caso de financiación ilegal del PSOE?
La respuesta a esta gran duda no saldrá de la auditoría interna que ha anunciado Pedro Sánchez. Si hay financiación ilegal, y por tanto dinero negro, no aparecerá en las cuentas oficiales.
Pero si había financiación ilegal lo sabremos, más pronto que tarde. No por la auditoría, sino por la investigación del Supremo.
Por ahora, el informe de la Guardia Civil que conocimos esta semana no acusa al PSOE de financiación ilegal. Ese “impuesto del partido” del que habla Koldo con un alto cargo y que algunos medios han presentado de manera torticera como la prueba de financiación ilegal es otra cosa: la aportación que hacen los cargos al PSOE, obligados por sus estatutos. Algo habitual en la mayoría de los partidos. Es una contribución voluntaria que coloquialmente dentro del PSOE muchos llaman “el impuesto revolucionario”. No un 3%.
En el PSOE niegan la financiación ilegal. “Aquí no nadamos en dinero, como pasaba con el PP en los años de la Gürtel”, dice un dirigente.
La sospecha, sin embargo, es más que legítima: son dos secretarios de Organización cobrando comisiones. Si no era para el partido, es seguro que lo hacían en nombre del partido: utilizando su posición en él.
En el PSOE, no todos se sorprendieron con la imputación de Ábalos –su desordenada vida privada hacía tiempo que provocaba rumores–. Lo mismo pasaba con su inseparable Koldo, que generaba desde hace tiempo suspicacias. Pero la confianza en la honradez y en la palabra de Santos Cerdán era casi unánime entre los dirigentes socialistas.
No se lo podían creer, aseguraban. Empezando por el propio Pedro Sánchez.
Hacía meses que, en medios conservadores, se publicaban todo tipo de rumores e informaciones no contrastables sobre Santos Cerdán. Algunas de ellas –a vista de lo que tenemos hoy– se han demostrado erróneas. Por ejemplo: no hay en todo el informe de la UCO sobre Santos Cerdán ni una sola mención a esos dos coches de lujo que, según algunos medios, le habían regalado.
Ese goteo de informaciones erróneas, sesgadas –y en ocasiones directamente falsas– ha generado una desconfianza enorme en el PSOE; un ‘prietas las filas’ del que se aprovechó Santos Cerdán para que su partido lo defendiera hasta el último momento. El Gobierno vive el día a día bunkerizado, atrincherado ante la más que evidente campaña judicial y mediática en su contra.
La crispación extrema en la que vive la oposición desde el primer día de esta legislatura ha ahondado esta trinchera. Para el PP, tan corruptos son Begoña Gómez o el fiscal general del Estado como Koldo o Ábalos. Y cuando empezó el ataque a Santos Cerdán, la primera reacción fue defenderlo: creían que se trataba de otra persecución injusta, como las muchas que sufren.
El miércoles por la noche, a las 21:36, elDiario.es adelantó la noticia en exclusiva. Fuimos los primeros, con este titular: La Guardia Civil entrega al Supremo grabaciones de Santos Cerdán que lo sitúan al borde de la imputación. Unos minutos después, otros medios, como la Cadena SER, aportaron informaciones similares.
Nuestra noticia provocó consecuencias inmediatas. Esa misma noche, Pedro Sánchez telefoneó a Santos Cerdán para pedirle explicaciones. Le volvió a decir que no había nada, que era todo falso, que era una campaña en su contra como la que otros han vivido.
A la mañana siguiente, Pedro Sánchez todavía mantenía su confianza en Santos Cerdán. Obviamente no tenían el informe: en esta peculiar “dictadura”, el Gobierno no tiene la más mínima información de lo que ocurre en los aparatos del Estado. Se cayeron del guindo cuando llegó el informe, las grabaciones, las pruebas.
La mañana del jueves confirmó nuestra noticia de la noche anterior, palabra por palabra. Basta con releerla hoy.
A diferencia de otros, en elDiario.es no publicamos rumores. No nos tiramos a la piscina, a ver si hay agua. Y cuando este miércoles aseguramos que Koldo llevaba años grabando en secreto, que los agentes de la UCO habían encontrado esos audios que implicaban en mordidas a Santos Cerdán y que el Supremo lo iba a investigar, no estábamos especulando.
En elDiario.es denunciamos la corrupción siempre, sea quien sea el corrupto. Con la misma contundencia. La corrupción de verdad: no la inventada, como la injusta persecución contra el fiscal general del Estado –escribí sobre ella esta semana–.
Si el escándalo hubiera salpicado a Ayuso y ese defraudador confeso con el que vive, ¿qué hubieran hecho algunos medios?
No hace falta imaginarlo: ya lo sabemos. Primero publicarían una información falsa, filtrada por MAR, para culpar de sus presuntos delitos a una persecución del Estado. Después se escandalizarían por la “filtración”, y sus amigos en los juzgados pondrían en marcha un proceso penal nunca antes visto. Más tarde, mirarían hacia otro lado. Es eso, exactamente eso, lo que han hecho con Alberto González Amador y todo lo que le rodea.
El jueves, un medio conservador –la Cadena COPE– se sorprendió con las pertinentes preguntas que hizo nuestro compañero José Enrique Monrosi a Pedro Sánchez durante esa rueda de prensa donde pidió disculpas por confiar en Santos Cerdán. Hasta hicieron una noticia.
¿Tanto les llama la atención que un medio sea de verdad independiente? Será la falta de costumbre.
Un abrazo. Y gracias por tu apoyo a elDiario.es. Es tu respaldo, y el de cien mil personas más, lo que nos hace ser libres.