La jueza emplaza al Seprona a que lleve a cabo las investigaciones necesarias para esclarecer los hechos. Avícola Ballester se encuentra en el foco informativo a raíz de las imágenes publicadas en primicia por elDiario.es en torno a las pésimas condiciones en las que conviven las gallinas
INVESTIGACIÓN – La ‘granja de los horrores’ de Mallorca con certificado de bienestar animal: gallinas sin ver el sol y con cadáveres “putrefactos”
El Juzgado de Instrucción número 11 de Palma ha abierto diligencias penales por la presunta comisión de un delito de maltrato animal contra la empresa Avícola Ballester -marca comercial de Avícola Son Perot S.A.-, propietaria de la macrogranja de Llucmajor (Mallorca), que desde hace varias semanas se encuentra en el centro del foco informativo a raíz de las imágenes publicadas en primicia por elDiario.es el pasado 26 de mayo y que se hicieron virales por las condiciones de insalubridad, falta de higiene y suciedad extremas de su interior.
En su resolución, a la que ha tenido acceso este medio, la jueza solicita al Seprona de la Guardia Civil que lleve a cabo las investigaciones necesarias para esclarecer los hechos así como los informes completos de todas las actuaciones efectuadas en torno a la explotación avícola. La querella por un posible delito de maltrato animal ha sido interpuesta por una vecina, si bien la empresa no tiene constancia oficial del auto, según asegura a elDiario.es, por lo que señalan que no lo han recurrido y apuntan que tampoco harán valoraciones al respecto.
En su auto, fechado el 3 de junio de 2025, la jueza apunta a la existencia de indicios de posible maltrato animal, como ha avanzado Última Hora, por lo que ha acordado abrir diligencias previas con el fin de determinar si la empresa ha incurrido en delito. La granja de Llucmajor, que comercializa los huevos de la marca Avícola Ballester.
Las imágenes que revelan las pésimas condiciones en las que viven las gallinas fueron grabadas por las asociaciones de protección medioambiental y animal ARDE y Satya Animal entre los días 21 y 29 de abril. Estos hechos incumplen, además, al menos dos artículos del real decreto de normas básicas de ordenación de las granjas avícolas que regula las condiciones higiénico-sanitarias y de bioseguridad de las explotaciones.
Las imágenes muestran que los animales se encuentran en condiciones penosas. Las gallinas vivas conviven con decenas de cadáveres en diferentes estados de descomposición, incluso con esqueletos y otros animales, como ratas (vivas o envenenadas) y erizos. Las organizaciones alertaron de que la presencia de otras especies en la granja puede conllevar “riesgo de transmisión de enfermedades a humanos”, como la salmonella (intoxicación alimentaria) o la leptospirosis (infección de la sangre), entre otras.
“Foco de contagio” de enfermedades
Las asociaciones ARDE y Satya Animal presentaron un informe veterinario ante la Fiscalía de Medio Ambiente de Balears, el 21 de mayo de 2025, en el cual el profesional señala que en el interior de la granja hay “riesgos de bioseguridad tanto para los animales como para el personal y potencialmente para los consumidores”.
Entre estos riesgos, detalló la presencia de otros animales en las instalaciones, como “abundantes roedores” (alguno incluso con signos de estar enfermo), entre las aves y su alimento; cadáveres en diferentes estados de descomposición (tanto en el suelo de la nave como entre las aves vivas), lo que es “una fuente importante de contaminación” y falta de higiene de la granja, ya que “la mayoría de la superficie está cubierta de polvo, aves muertas y telarañas”.
Según el veterinario, había defectos en el aislamiento de la nave “debido a los posibles desperfectos causados por los roedores” y señalaba que el almacenaje de los huevos se encontraba en un lugar abierto donde pueden entrar las ratas, lo que contamina los productos. “Todo ello favorece la diseminación de enfermedades poniendo en riesgo la vida de las aves, los trabajadores y los consumidores de tales productos”, afirmaba el profesional, que añadía en su informe que se evidenciaba “una inadecuada limpieza” y, por lo tanto, una inadecuada “desinfección”.
Respecto a la presencia de animales enfermos, el veterinario destacaba en su informe que son un foco de contagio. Así, afirmaba que en varias ocasiones se veían imágenes de aves o roedores con signos de enfermedad. Algunas de las enfermedades infecciosas que podrían tener las aves son las bacterianas y víricas. Se destacaban las enfermedades zoonóticas, es decir, aquellas que se podían transmitir de animales a humanos. Entre ellas, la peste aviar (influenza); la enfermedad de Newcastle (conocida como la pseudopeste aviar); la salmonelosis (intoxicación alimentaria) y la campilobacteriosis (provoca gastroenteritis).
Además, se señalaba la leptospirosis (puede afectar a diversos órganos como el hígado o el riñón y causar incluso la muerte si no es tratada a tiempo), ya que “una de las fuentes de contagio más comunes son los roedores”.
Así, el veterinario concluía en su informe que hay una falta de control “tanto por parte de los trabajadores como por parte del propietario de la explotación”, así como una falta de supervisión veterinaria hacia los animales y la higiene de la explotación. “Hay un riesgo hacia la integridad física, ya no solo de las aves que se encuentran dentro de las naves, sino para el personal y su entorno, así como para el consumidor de los productos”, detallaba el profesional.
El Govern acreditó las imágenes
La Conselleria de Agricultura del Govern —que dirige Joan Simonet, del PP— ha propuesto multar con hasta 420.000 euros —en total, siete sanciones— a la macrogranja de Llucmajor después de que se hicieran públicas las imágenes. Además, Agricultura cerró la nave siete —destinada a las gallinas camperas—, según informaron fuentes de la Conselleria a este diario. Cabe señalar que la empresa dispone todavía del sello de bienestar animal Welfair, que otorga AENOR, referido a la comercialización de los huevos camperos.
Este es el resultado de la inspección que llevaron a cabo los técnicos de la Conselleria de Agricultura, Pesca i Medi Natural el 27 de mayo, que junto a agentes del Seprona de la Guardia Civil inspeccionaron las instalaciones avícolas desde las 11 hasta las 19:30, es decir, más de ocho horas. En dicha inspección, se corroboró que las imágenes grabadas y difundidas por las entidades de protección medioambiental y animal ARDE y Satya Animal coincidían con las que los técnicos desplegaron allí. Así, Agricultura informó que el cierre de esta nave implicará “su vaciado sanitario”. Es decir, el sacrificio de las más de 20.000 gallinas que albergaba, así como la inmovilización de los huevos en producción o que estuvieran en el almacén procedentes de esta zona de la granja.