martes, abril 29 2025

Los 100 días de furia y chapuzas de Donald Trump en su regreso a la Casa Blanca

Con su regreso a la Casa Blanca, Trump ha liderado despidos masivos en la administración, ha iniciado una campaña de miedo contra la población migrante y las universidades, ha destartalado la estabilidad de los mercados y ha declarado la guerra a los jueces

Trump se pica por las encuestas que le sitúan como el presidente peor valorado: “Mienten, son el enemigo del pueblo”

Cien días han bastado para hacer tambalear un sistema democrático con más de 200 años de historia. Con su regreso a la Casa Blanca, Donald Trump, en estos 100 días desde el 20 de enero pasado, ha liderado despidos masivos en la administración, ha iniciado una campaña de miedo contra la población migrante y las universidades, ha destartalado la estabilidad de los mercados y ha declarado la guerra a los jueces. Mientras tanto, el poder legislativo sigue plegado a su voluntad. Sin ningún círculo interno que ejerza un control de daños como ocurrió en 2017, los cien días de furia también han sido cien días de chapuzas.

El ‘Signalgate’

El gran escándalo al inicio de la presidencia fueron las sospechas de una posible injerencia rusa en las elecciones. Ocho años después, los problemas son más mundanos. Por ejemplo, añadir por error a un periodista en un chat de Signal donde se compartieron los planes para bombardear objetivos hutíes el pasado 15 de marzo. La Casa Blanca, que no logra explicar cómo sucedió, ya ha puesto a Elon Musk a investigar las causas de la filtración. En la captura de pantalla que compartió el periodista Jeffrey Goldberg, se lee claramente: “Michael Waltz te ha añadido al grupo”. Waltz no ha dimitido de su cargo como Consejero de Seguridad Nacional, aunque sí lo han hecho algunos de sus subordinados.

El jefe del Pentágono, Pete Hegseth, ha seguido protagonizando escándalos por el uso de una aplicación comercial para compartir información sensible. Recientemente se descubrió que Hegseth no solo había enviado los detalles del plan para bombardear objetivos hutíes en el grupo de Signal donde se incluyó por error a Goldberg, sino que también los reenvió en otro donde estaban su esposa y hermano, entre otras personas. Tanto la Casa Blanca como Hegseth siguen negando que las horas de vuelo de los cazas y otros detalles compartidos constituyeran información confidencial. Las dudas respecto a las capacidades de Hegseth aumentan a nivel interno, pero de puertas hacia fuera Trump mantiene la política de cierre de filas.

A pesar de la magnitud del escándalo, que evidencia graves fallos en el mantenimiento de la seguridad nacional, el caso ha quedado acallado por el ruido. “Los escándalos marcaron en gran parte la primera presidencia de Trump desde el inicio, fueron una parte enorme de su mandato. Pero ahora estos nuevos escándalos, y no quiero restarle importancia a lo que está pasando, ya no marcan la presidencia como ocurrió en 2017. En parte es porque nadie está sorprendido, porque nadie esperaba nada diferente. Es cierto que tampoco nadie llegaba a imaginar todo lo que está pasando, pero si en noviembre me hubieras explicado que en abril estaríamos así, habría sonado factible”, reflexiona Benjamin Waterhouse, profesor de Historia Contemporánea en la Universidad de Carolina del Norte.

Musk, en las reuniones de la Casa Blanca

El caos y la furia con los que Trump ha vuelto a la Casa Blanca también han dejado otras imágenes esperpénticas, como el llamado Signalgate. En su primera aparición en la reunión del gabinete presidencial como líder del equipo encargado de los recortes en la administración, Musk bromeó sobre cómo recortaron “por accidente” las acciones de prevención del ébola. Para rematar el chascarrillo, dejó constancia de que al principio ni siquiera se habían dado cuenta del error. La motosierra de Musk al frente del DOGE (Departamento de Eficiencia Gubernamental) también ha generado problemas en la seguridad nuclear del país y en el funcionamiento de la Seguridad Social.

El pasado mes de febrero, la administración Trump trataba de volver a contratar a los centenares de trabajadores de la Administración Nacional de Seguridad Nuclear que habían sido despedidos en los recortes masivos impulsados por Musk. Mientras los medios estadounidenses elevaban la cifra a hasta 300 empleados, la Casa Blanca, una vez más, minimizaba los hechos y aseguraba que se trataba de “menos de 50 personas”. Para más inri, el Gobierno tenía dificultades para volver a contactar con esos trabajadores, ya que les habían bloqueado el acceso a sus cuentas de correo gubernamental.

Caos por los recortes

En cuanto a la Seguridad Social, medio millón de ciudadanos estadounidenses están expuestos en los próximos meses a sufrir interrupciones y retrasos en sus pagos, después de que Trump firmara una orden ejecutiva para eliminar los cheques físicos. Asimismo, los despidos liderados por Musk han provocado numerosas consecuencias en el programa que cubre a 73 millones de estadounidenses: caídas del sitio web, errores técnicos y líneas telefónicas sin respuesta.

En febrero, cuando los casos de gripe aviar se disparaban y el precio de los huevos en los supermercados aumentaba, Trump ordenó detener los informes periódicos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y congelar las comunicaciones públicas de varias agencias de Salud. Mientras los centros de control quedaban ciegos ante la propagación del virus en las granjas, el secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., sugería dejar que el virus contagiara a todas las aves de corral para después seleccionar aquellas que sobrevivieran. La propuesta no cuajó —para alivio de granjeros y consumidores—, pero Trump sí ordenó al Departamento de Justicia investigar las causas del encarecimiento de los huevos, que llegó a ser del 10% en febrero.

Guerra comercial mundial

La inexistencia de un círculo interno que ponga freno a las ocurrencias del presidente no solo está teniendo consecuencias para los ciudadanos estadounidenses, sino también para la economía mundial. La tabla arancelaria con la que Trump llevó su guerra comercial al extremo resultó estar calculada con una fórmula de criterio bastante arbitrario: el cociente entre el déficit comercial de EEUU con cada país y las importaciones. Además, existía un mínimo universal del 10% si no se registraba déficit.

En un intento de darle más credibilidad a unos cálculos disparatados, el comunicado del Departamento de Comercio mostraba la fórmula con letras griegas. Las consecuencias de esta falta de rigor fueron desplomes bursátiles y el encarecimiento de productos de consumo para los estadounidenses, a pesar de que ahora Trump empieza a recular en su guerra arancelaria.

Caída de la popularidad

De hecho, los efectos de todas estas chapuzas también se reflejan en los índices de popularidad del presidente, que no han dejado de caer desde que llegó nuevamente al Despacho Oval. En su primer mes de mandato, el ratio de aprobación de Trump era del 47%, frente al 52% de desaprobación, según CNN. Cien días después, muchos votantes que decidieron apostar de nuevo por el republicano con la esperanza de una mejora económica se enfrentan a la posibilidad de una recesión y a la sensación de haber empeorado su situación.

Una nueva encuesta de CNN mostraba este lunes que el 59% de los estadounidenses consideran que Trump ha empeorado la economía desde su regreso a la presidencia. En total, 6 de cada 10 encuestados aseguran que su vida se ha encarecido, y solo el 12% cree que las políticas del republicano ayudarán a bajar los precios. Asimismo, el 69% de los ciudadanos ya ve posible que se produzca una recesión económica durante este primer año de mandato.