sábado, abril 19 2025

La historia de Madrid que cuentan los ‘free tours’ entre bulos, escaso control y «poco ajuste a los derechos laborales»

El Gobierno de Ayuso abre convocatoria del carné oficial de guía turístico ocho años después, pero admite su incapacidad para vigilar que se aplica la normativa. Profesionales del ámbito coinciden en que modelos basados en propinas precarizan, pero difieren en que más regulación mejore condiciones y contenidos

El Ayuntamiento de Madrid se lanza a por los tuk tuks con multas por aparcar mal en los puntos donde recogen viajeros

“Yo soy de Moratalaz, pero un día me dio por hacer uno de estos free tours en Madrid con mis padres por ver qué decían, porque me gusta hacerlos cuando visito otras países. Y flipamos. En el Congreso de los Diputados nos contaron que el Golpe de Estado del 23-F se produjo porque los guardias se pusieron a jugar a las cartas y nadie estaba vigilando”. Jesús relata con esta anécdota su particular experencia con este servicio en la capital, una jornada que le hizo replantearse si la información que recibió en otros recorridos similares en ciudades que no conoce de primera mano se ajustaba a la realidad.

La proliferación de estas travesías turísticas, en las que los usuarios suelen pagar al guía al final y una cantidad voluntaria, despierta tiranteces en la industria turística. Los motivos son variados, e incluso encuentran contradicciones y matices en un sector inmerso en una pujanza no exenta de problemáticas.

Carlos Osorio es escritor, pintor e historiador de formación, aunque su actividad principal la ejerce como guía turístico. Carece del carné de la Comunidad de Madrid que acredita a quienes se dedican a ello, un trámite y un examen que el Gobierno regional dispone pero no exige a quienes se dedican a esta labor. Desde la modestia, considera que su caso demuestra cómo los problemas en el sector no se deben (o no principalmente) a la cuestión legislativa. Aficionado a la historia desde joven, en particular a la de la capital, es gran conocedor de anécdotas y leyendas sobre la ciudad. “Fui recopilando conocimientos y en 2004, cuando se creó la Asamblea Ciudadana del Barrio de Universidad (luego Plataforma Maravillas), me encargué seis años de visitas guiadas para que los vecinos conocieran el barrio y se conocieran entre ellos”, narra.

Con el tiempo pudo convertir su pasión en su trabajo, gracias a la labor en su blog, redes sociales y una docena de libros. Una tarea que a su vez ha aumentado su curiosidad por edificios, parques, comercios, tabernas… “Son temas históricos pero también sociales o costumbristas, siempre con un criterio enfocado en descubrir qué cosas tiene Madrid para hacernos la vida más agradable, igual que agradable y saludable es caminar”, dice Osorio. Su objetivo es “instruir deleitando, con un toque de humor y de anécdotas, a la vez que se crea tejido y barrio”.


Varios turistas asisten a un free tour en Madrid en 2023

‘Free tours’: ¿libertad o libertinaje?

“Si en Madrid se aplica una regulación debe ser amplia. Igual que no vas a decirle nada a un profesor de historia que explica cosas de las calles a sus alumnos, pues tampoco a un historiador que ejerce esta tarea. No lo vería justo. Quizá se trate más de evitar abusos que se puedan dar, garantizar una retribución justa y una seguridad social. Yo soy autónomo y pago todos los meses mi IVA. Los derechos laborales están ahí para ser utilizados”, expone en su conversación con Somos Madrid.

Claro que su experiencia no es la de grandes operadoras que buscan el mayor rédito posible. “Yo no me dirijo para nada a visitas turísticas, es un enfoque para personas que viven aquí en la ciudad, que por el trabajo o la vida que llevamos no tenemos tiempo de conocer la historia de nuestras calles. Aunque están abiertas a todo el mundo y a veces llegan viajeros que quieren conocer la ciudad de otro modo”, indica. Jesús y sus padres habrían dado aquí con un tour mucho más ajustado a su curiosidad.

“El modelo del free tour, el guía del paraguas, se caracteriza por ajustarse poco a los derechos laborales de cada trabajador. Todo empleo tiene un salario, no entiendo que haya que pasar la gorra como pidiendo limosna. Además, las miserias que dan muchas veces las personas por la voluntad hasta ofenden. Cada trabajo tiene un precio, en consonancia al tiempo que dedicas y que te lleva formarte”, denuncia. Cree que son estas condiciones precarias las que acaban revirtiendo en la escasa calidad o rigor de muchos de estos recorridos: “Hay guías que no se han formado suficiente, solo ven lo que les da tiempo en la Wikipedia”. Pero cree que hay que “criticar y denunciar, no prohibir”. Después de todo, apostilla, “también en los libros de historia de Madrid que se escribían en el siglo XIX y en algunos que se siguen escribiendo hay bulos”.

No entiendo que haya que pasar la gorra como pidiendo limosna. Además, las miserias que dan muchas veces las personas por la voluntad hasta ofenden. Cada trabajo tiene un precio, en consonancia al tiempo que dedicas y que te lleva formarte

“En estos 20 años he tenido como asistentes a guías oficiales que aprendían y luego hacían cosas parecidas, lo cual me parece bien, el saber debe ser libre”, recalca Osorio para ilustrar su argumento en defensa de que “la sociedad se autorregule”. Define los free tours como “un fenómeno global en un momento de apogeo”. Bromea sobre ello: “Algunos fines de semana hay tantos en el centro que parece que vamos en procesión. Pero no soy partidario de poner demasiadas normas. Creo que puede empezar a decaer, ser una moda con un crecimiento ilimitado. Quizá la gente en el futuro vuelva a demandar un turismo de mayor calidad”.

Reivindicar la duda y el aprendizaje continuo

La visión y la trayectoria de José Manuel Moreno, guía turístico oficial y graduado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid, tienen muchos puntos en común con la de Osorio, a pesar de que Moreno sí cuenta con el título de la Comunidad de Madrid. “Empecé sin dedicarme a ello, con visitas para congresos y grupo investigación del departamento de Historia Contemporánea de la UCM. De inicio todo estaba orientado a la tesis, pero acabé harto del mundo académico y busqué el camino de guía turístico. Se trata de lo mismo, investigar, pero compartiendo con la gente”, rememora en declaraciones a este medio.

A través de un curso de emprendimiento Ayuntamiento de Madrid para repartir mapas conoció la existencia del carné de guía, que en 2017 celebró su primera convocatoria desde 2008 y la última hasta la de este 2025. “Ahora mi empresa soy solo yo. El principio fue difícil porque arranqué cinco meses antes de la pandemia. La cosa se me hundió, pero no se me murió nadie. Poco a poco me fui recuperando y ahora lo compatibilizo con otro trabajo en función pública”, presume.

Especializado en Guerra Civil y barrios como Vallecas o Arganzuela, en ocasiones colabora con otros guías en recorridos por el Prado o el Madrid de los Austrias. Como para Osorio, y a diferencia de para las grandes operadoras, es un negocio basado en la cercanía y la confianza: “Las propuestan llegan a mí o por boca a boca. En los primeros recorridos de la Guerra Civil aproveché las rutas del CSIC para la semana de la ciencia. Como son un poco largos entre punto y punto, fui entendiendo eso y buscando cosas más cercanas, discursos en torno al barrio que intento sean temáticos. En Arganzuela trato la industria, en Pacífico trenes y Metro y hago otro centrado solo en Atocha”. Habla de “un saber extra” que complementa su formación, gracias a lo que aprende en los propios recorridos a través de las dudas y preguntas que surgen.

En los temarios de guía turístico te dicen que tienes que estar seguro de todo. Eso no me gusta nada. En las humanidades nos pasa que, cuanto más sabemos, más nos sentimos ignorantes o impostores

Moreno critica de hecho algunos enfoques de la acreditación oficial: “En los temarios de guía turístico te dicen que tienes que estar seguro de todo. Eso no me gusta nada. En las humanidades nos pasa que, cuanto más sabemos, más nos sentimos ignorantes o impostores. Además, un ingeniero puede saber más de historia que yo en ciertos temas, imagina que es nieto de Antonio Palacios. Considera que fomentar esa idea de la autoridad en los free tour es incluso peor porque ”suele ser gente recién llegada y precarizada, que debe hablar con una seguridad de la que muchas veces carecen“. Indica asimismo que los contenidos ”se toman a menudo como un estudio, lo cual da pie a errores grotescos con cambios temporales o de itinerario, pero debe caber el error y no una huida hacia delante“.

Sobre el éxito de estos free tours culpa también a “la sociedad, porque si existe es que hay demanda”. Por ello, manifiesta que a él no le hacen competencia, ya que “a ese cliente no le importa tanto la cultura”. Reprueba que “muchos clientes se van en la penúltima parada, antes del cobro”. Por eso, en ocasiones “quedan tres personas que te dan 5 euros, y aquí además la ganancia se divide con la empresa”. Él, en cambio, llega a sacar 140 euros por una visita privada, que van con una reserva previa y pago durante el propio recorrido o con antelación.

A diferencia de Osorio, aboga por una “regulación en materia de autorización, pero cuesta saber dónde pones el límite”. Lo importante, opina, es que haya “unos parámetros básicos a considerar”. Plantea “más inspecciones de calidad, un control menos exhaustivo previamente y más enfocado en las actividades que ya se desarrollan”. Advertencias o amonestaciones que no menoscaben la “autoformación” de la que se han servido muchos guías de probada calidad.

Propinas y Wikipedia

“A nadie le gusta depender de propinas”, sintetiza Leticia Cuenca. Es vicepresidenta primera de la Asociación de guías oficiales de Turismo de la Comunidad de Madrid (APIT). Esta entidad reúne a profesionales del sector que han superado los exámenes habilitantes de la Comunidad de Madrid para conseguir el carné de Guía turístico y, por tanto, ejercer la profesión con autorización directa. Personas como José Manuel Moreno, aunque desde la APIT su defensa de la regulación es mucho más tajante.

“La oficialidad y su exigencia ya existe en la Comunidad de Madrid. El problema es que no se aplica y hay mucho pirata sin habilitación oficial”, critica Cuenca a este diario. Recuerda que el Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso convocó por fin estos exámenes en febrero, ocho años después de la última prueba. “Nadie te va a prohibir hablar por la calle, sí en museos, pero la calidad es muy diferente si conoces el ámbito turístico. Por eso hace falta regulación”, asegura la vicepresidenta de la asociación.

Un marco normativo que, plantean, debe dirigirse en gran medida a los free tours: “Es una precarización para quien lo trabaja, pero también va en contra de unos impuestos que luego repercuten en los servicios públicos y la ciudadanía. Es un personal precario, muchas veces ni contratados ni dados de alto”, denuncia.


Tres guías de uno de los ‘Free walking tour’ que se organizan en Madrid esperan en la Puerta del Sol la llegada de turistas en 2017

“Yo soy guía a tiempo completo, dedico a ello toda mi vida, como todos los asociados. No nos hemos estudiado unas Wikipedias o nos dedicamos a leer unos guiones que la empresa nos da, sacados de a saber dónde. Hemos superado cinco exámenes eliminatorios Y ahora nos encontramos con que la gente ya habla directamente de free tour en vez de visita guiada. Nosotros pedimos un esfuerzo por no relacionar ambos conceptos, porque yo cobro tarifa por adelantado y pago mi IVA e IRPF. En un circuito legal, todos los guías serían o bien autónomos o bien trabajadores que saben el sueldo que tendrán a final de mes”, defiende Cuenca.

Estas palabras demuestran que desde la APIT coinciden con Osorio y Moreno a la hora de cuestionar las condiciones laborales de estos free tours. Sin embargo, difieren en la exigencia y control de un título específico habilitante: “Entiendo la duda sobre la formación”, responde Leticia Cuenca. “Yo soy historiadora del arte. En estos recorridos muchas veces hay muchos aspavientos muy llamativos. Yo me dedico a contar las cosas como son, comedida. Otros se basan en el rollo vistoso, el griterío y el histrionismo, porque el contenido se queda corto. El turismo demanda lo típico tópico. Pero ese carné de guía turístico ayuda a que se imponga un criterio y una rigurosidad”, concluye la vicepresidenta de la entidad.

Yo me dedico a contar las cosas como son, comedida. Otros se basan en el rollo vistoso, el griterío y el histrionismo, porque el contenido se queda corto. El turismo demanda lo típico tópico. Pero el carné de guía turístico impone un criterio y una rigurosidad

Fuentes del Ejecutivo autonómico admiten a Somos Madrid que, aunque existe una legislación, en la práctica no evita ejercer esta actividad a quienes lo hacen sin titulación oficial: “La Comunidad de Madrid tiene regulada esta actividad conforme a la Directiva de la Unión Europea. Ahora bien, no tenemos capacidad de sancionar a los informadores turísticos, que ejercen una actividad liberalizada. Pero la denominación de Guía solo es aplicable a quienes cuentan con la titulación oficial”. Defienden que el Gobierno de Ayuso “pone en valor los servicios de los guías oficiales porque garantizan calidad” y por ello “los contrata para proyectos específicos y los promociona”.

El pasado febrero, la Comunidad de Madrid convocó las primeras pruebas desde 2017 para obtener el título oficial de Guía turístico. Argumentaron su necesidad ante “la constatación de que la demanda de guías turísticos oficiales por parte de los visitantes de la región es creciente y muy valorada en el modelo turístico que desarrolla el Gobierno autonómico”. A fecha de la publicación de la convocatoria, 751 personas contaban con la acreditación en la Comunidad.

Desde una de las principales plataformas del sector, Civitatis, se desquitan de cualquier responsabilidad en la calidad de los contratos o los contenidos de los recorridos turísticos: “Nos dedicamos a la reserva de actividades turísticas, tanto en modalidad free tour como de pago convencional. Todas ellas las operamos a través de terceros, proveedores, por tanto no tenemos nada que comentar en materia de salarios y demás. En lo relativo a la regulación y normas vigentes, nuestro equipo legal se encarga de colaborar solo con aquellos proveedores que cumplen las normas y se van adaptando a ellas según estas evolucionan”, trasladan a este periódico.