martes, abril 15 2025

Funcionarios resignados a usar hoteles cápsula como domicilio habitual en Madrid y vivir junto a estudiantes o turistas

El alcalde insta al cierre «inmediato» del Gallery Hostel Madrid por no acatar una orden municipal. Se trata de un hotel cápsula, albergues con no más de tres metros cuadrados por persona que no solo frecuentan los jóvenes o turistas: también viven interinos que cobran bien, pero no al ritmo de la capital

Residencia de estudiantes ‘apócrifa’ por el día, hotel cápsula a 25 euros de noche: “Es imposible vivir más de dos jornadas”

Vivir entre tres metros cuadrados no es para todo el mundo. Pasar la noche en un albergue compartiendo litera con un desconocido y otros 10 extraños en la misma habituación es una opción que la mayoría rechaza a la hora de viajar. Este tipo de pensiones a bajo coste suelen estar pensadas para una o dos noches, emergencias o viajes de gente de corta edad o ingresos y turistas con poco presupuesto pero muchas ganas de patearse la ciudad. Los casos más extremos son los hoteles cápsula, que en los últimos años se han ido asentando en Madrid. El huésped apenas tiene para sí una cama encapsulada en la que, por su diminuto tamaño, no puede hacerse más que dormir.

Y la sorpresa es que entre sus clientes no solo hay aventureros: profesores, enfermeros, médicos residentes u otros funcionarios interinos que viajan por estancias indefinidas a la capital han visto en ellos una opción para surfear la crisis de la vivienda o la temporalidad de sus contratos. Una condición que, en ocasiones, les hace imposible compaginar un alquiler convencional –es decir, arrendar como inquilino una vivienda individual o compartida– en la que habitar los meses que dure su desempeño laboral allí.

Los albergues de literas y ahora también los hoteles cápsula, donde los precios son más asequibles, están en la mira de los trabajadores de la administración pública, cuyo sueldo puede rondar los 2.000 o 2.500 euros. Para el segundo caso no existe una regulación específica, aunque hace poco uno de estos negocios hizo saltar las alarmas en el Ayuntamiento. El alcalde de ciudad, José Luis Martínez-Almeida, pedía esta misma semana ejecutar “de inmediato” la orden de cierre que pesa sobre el Gallery Hostel Madrid, uno de estos espacios con habitáculos y algunas zonas comunes.

Aquí el problema no era tanto su condición como la manera en que operaba: se promocionaban como residencia para estudiantes sin tener licencia para ello ni suscribir convenios con ninguna universidad. Esto es lo que sostiene el consistorio madrileño, que ahora inicia un pulso administrativo con sus propietarios a través de la ADA, la Agencia de Actividades en la ciudad. Para precintar la zona y clausurar el negocio, la Policía necesita luz verde una vez concluya todo el proceso.

Este mismo órgano municipal ya declaró ineficaz la actividad del negocio en el número 20 de la calle de La Solana en Opañel hace meses, a principios de este otoño. Desde que trascendió en la última semana que el establecimiento aún funcionaba como residencia estudiantil, miembros de la Policía Municipal indicaron a este periódico que el dueño del local había recurrido la orden de cierre y por eso aún no habían podido hacer nada. Los plazos en adelante tampoco parecen claros.

Fuentes del Área de Urbanismo aclaran a Somos Madrid que el Gallery Hostel de Opañel “no tenía un convenio suscrito con el Ayuntamiento” para operar como albergue para estudiantes y que es por eso –y no por su condición de hotel cápsula, una forma de infravivienda– que determinaron en su día la necesidad de paralizarlo. En caso de que sus propietarios no acaten la resolución final de la Agencia de Actividades de Madrid, desde la concejalía estiman que las sanciones podrían rondar los 3.000 euros.

El precio medio de una cápsula en Carabanchel se mueve alrededor de los 25 o 30 euros la noche según clientes consultados. Se paga más si se adquiere una cama doble. En la página web, donde este viernes ya no podía leerse la información relativa a su función como residencia de estudiantes –aparecía como “página en construcción”–, no se ofertan plazas por menos de 50 euros.


Captura de pantalla del portal de acceso a la información del Gallery Hostel Madrid como residencia de estudiantes, que este viernes aparecía borrada. Imagen tomada el 11 de abril a las 13.45 horas

Este periódico ha intentado ponerse en contacto con la propiedad del Gallery Hostel Madrid en varias ocasiones. Una de ellas el mismo miércoles en el que trascendió la noticia y el alcalde valoró los hechos, a través de todas las vías de contacto disponibles. La otra ha sido este viernes, cuando una trabajadora del hotel cápsula ha reconocido al otro lado del teléfono que en las últimas horas están recibiendo “muchas solicitudes de medios”, y ha elevado la petición. Al momento de publicarse este artículo no se ha obtenido una respuesta por parte de los dueños.

Una de las funcionarias que pasó por sus instalaciones es Gema, que desde octubre cubre una sustitución como profesora en Madrid. Hace unos seis meses tuvo que buscar a prisas una residencia temporal en la ciudad, sin saber cuándo se reincorporaría el titular –a día de hoy, aún lo desconoce– o por cuánto viviría en aquella casa. La mayoría de opciones que encontró no alquilaban por menos de un año completo, así que se decantó precisamente por el hotel cápsula que ahora en la mira de Almeida: el Gallery Hostel de Opañel. Gema es un nombre ficticio, pues la persona que ofrece este testimonio ha pedido no ser identificada para que no influya en su trayectoria en la administración público.

Profesoras de universidad o docentes para sustituciones

Ya no vive allí, y desde hace un tiempo reside en un hostal por el que paga unos 50 euros la noche. Le impide ahorrar, pero admite que el vivir más de unos días recluido en un espacio tan pequeño no es sostenible. “Llega un momento en el que te cansas, como me pasó a mi, y empiezas a buscar un lugar en el que al menos puedas tener tu propia zona de confort y un baño privado. Es lo mínimo”, razona a raíz de la experiencia. Asegura que en su paso por la calle de La Solana de Opañel “nunca” supo que al hostal “le faltaba alguna licencia”, y el que proceso de admisión era como el de cualquier otro albergue: presentar tus documentos, rellenar un formulario y pagar.

El lugar no le disgustaba del todo. “Los baños estaban limpios y las zonas comunes también se veían en muy buen estado. Al final hay un trasiego de jóvenes o turistas constante”, apunta Gema. Eso, al final, tambien termina desgastando por las diferencias entre el ritmo de vida de unos u otros. No tiene claro hasta qué punto el dormir dentro de una cápsula para poder estar en Madrid es algo habitual entre los suyos. De momento, en el Gallery Hostel coincidió con otros dos docentes, un profesor como ella y otra mujer que daba clase en la universidad. Esta última no la impartía todos los días de la semana y solo necesita quedarse en la ciudad veces contadas, así que los contó su decisión de permanecer allí las noches justas y necesarias.

En las guías de tablas salariales elaboradas por los sindicatos se entrevé que el sueldo final que percibe un docente de la educación pública varía mucho según los complementos que le correspondan. Las últimas que elaboró la sección de enseñanza de Comisiones Obreras para Madrid, referentes a 2024, daban una media de 1.300,88 euros para el profesorado de Secundaria y 1.124,85 euros para maestros o docentes en FP (Formación Profesional). A esta base salarial hay que sumar, de haberlos, los trienios trabajados un plus de 50,07 euros en la ESO y 40,83 para la escuela o grados superiores sexenios, complementos de destino y otros añadidos.

Sin embargó, los actuales barómetros de portales como Idealista fijan en un 22% la subida del precio en el alquiler del último marzo, respecto al del año anterior. En un primer vistazo a su web, el precio de un estudio de 25 metros cuadrados en Opañel, la misma zona del hotel cápsula, es de 795 euros al mes y para entrar en mayo. Otras opciones bajan el rango, pero son contadas la ofertas que no alcanzan los 800 o 900 euros y en cambio, muchas superan los 1.000. Pero el principal problema en algunos casos como el de Gema no es tanto la variación de precios entre un lugar u otro, hostales o pisos: es la “imposibilidad”, en sus palabras, de acceder a un contrato de trabajo en el que sabes cuándo empiezas pero no cuándo acabas.