El Consejo de Informativos de RTVE anuncia que investiga la emisión del documental 7291. La argumentación es copia textual de las tesis del gobierno de Ayuso.Tantos recursos por un supuesto email del fiscal general del Estado, tantas comparecencias hasta con un juez metido en La Moncloa y Ayuso impoluta y criticando que la verdad la acuse
Nos cruje el mundo pero la vida sigue en cada país al margen de los misiles trumpistas con una fuerte carga de intención destructora. La bomba arancelaria lanzada por Donald Trump ha ocasionado una caída de 9,2 billones de euros del valor en Bolsa, la mitad de todo el PIB de la UE. Las grandes tecnológicas que le apoyan con los cinco gigantes de Silicon Valley al frente son quienes lideran las pérdidas: 1,26 millones. En nuestro país es la banca: se ha dejado de momento 100.000 millones. Todo ello en 3 días. Parece que hay un cierto impasse, de duración imprevisible, por la respuesta contundente de China. Trump ha vuelto a atacarles elevando los aranceles al 104% y las bolsas neoyorquinas han caído de nuevo. Esto va para largo.
Se preguntaba y se respondía el Nobel Paul Krugman esta semana en su blog “¿quién puso a estos payasos malévolos en el poder?” La respuesta corta es gente ignorante pero la ignorancia política adopta dos formas diferentes, explica. Por un lado, están los votantes menos comprometidos, aunque no fueron los únicos que ignoraron las señales de alerta y apoyaron a Donald Trump. Contaba con varios partidarios ultrarricos, tanto en Wall Street como en Silicon Valley, que ahora están impactados al descubrir que Trump sigue siendo quien siempre fue. Se dejó Krugman a los medios que sirven en bandeja opiniones que condicionan hasta el voto y otras formas de colaborar en los desastres.
Son lecciones que cualquier persona sensata debe aprender, dado que se prodigan a diario. Esta España nuestra las arroja sobre nosotros de forma aplastante y, sin embargo, no parecen servir de alerta. Las bombas de desvergüenza o de manifiesta injusticia caen una tras otra mientras la vida sigue como si nada ocurriera. Esto va creciendo hasta que un día lo cubre todo de inmundicia. Hasta que gente como Trump se hace con un poder de destrucción torpemente imprevisto.
Mientras el Partido Popular, por boca de sus bulldogs en las portavocías, se regodea acusando de corrupción al PSOE, se mantiene casi en silencio informativo el macrojuicio de la Gürtel que llega con un retraso de 16 años y en donde buena parte de los acusados admiten los hechos dada su evidencia. Pero el aire propicio para las denuncias se lo dan al PP las peculiares actuaciones de algunos jueces como Peinado, que parece dispuesto a llamar a la Corte Celestial para ver si, tras un año de instrucción, consigue encontrar algún indicio de delito contra Begoña Gómez, la mujer del presidente del Gobierno. Sin que el CGPJ y asociaciones de fiscales y jueces digan nada, como sí hicieron hace poco para censurar la opinión de la vicepresidenta María Jesús Montero sobre la absolución de Alves.
Por la prensa que nos informa a diario y al minuto del Caso fiscal general del Estado, derivado del Caso Novio mimado de Ayuso, sabemos que Hurtado, el juez instructor, elude pruebas y testimonios para centrarse en llevar al banquillo a una alta autoridad del Estado porque está convencido de que fue él quien envió un email. Un email, sí. Un email. Uno cuyo contenido tuvo todo el mundo donde el acusado de graves delitos fiscales y otro de falsedad documental (luego se han añadido dos más) ofrecía un pacto para no ir a la cárcel como le correspondería. Más aún, la Sala de Apelaciones del Supremo, formada por tres magistrados conservadores, ha rechazado todos los recursos que la Abogacía del Estado ha elevado tras encontrarse con la negativa de Hurtado.
Te dices “no puede ser cierto lo que está pasando” pero lo es, para demostrar que algo chirría en nuestro sistema. Y ya llegamos al más grave de todos los casos, sin duda, y que sigue gozando de total impunidad y de complicidades un tanto viscosas. Dejar morir a 7291 personas, ancianos o con minusvalías, sin asistencia médica es un tema de indiscutible envergadura. Ocurrió en Madrid.
Un recién elegido Consejo de Informativos de RTVE (por el personal participante en la votación) ha decidido iniciar una investigación sobre la emisión del documental 7291, en la 2 y en el Canal 24 horas. E indagar, dicen, por qué se emitió una producción ajena y no propia. Como ocurre en la mayoría de los casos: algo de tal envergadura de fuentes, de dos horas de duración, requiere mucho tiempo y medios. Se debería abordar, pero no se suele hacer. Otra objeción es por qué se centró en Madrid. Evidentemente, ningún periodista informado se plantearía esta duda: solo en Madrid se aplicó un protocolo tan cruel en la práctica, además de liderar el aumento de la mortalidad en Europa. Porque había una pandemia, sí, pero también recursos que se malgastaron edificando un almacén de ladrillos llamado Hospital Zendal entre otros muchos despilfarros y mala utilización de los recursos.
Toda la argumentación del Consejo es una copia textual de las tesis del gobierno de Ayuso, según publican los medios. Incluso dan la nueva cifra que aporta la Comunidad: “solo” son 4.100 los ancianos muertos en esas circunstancias, qué suerte y no, recalcan, los 7291 que se barajan y que salieron de las cifras de la propia comunidad de Madrid. Una investigación que se inicia con esos mimbres no ofrece en principio demasiada confianza,
El Confidencial, como otros medios, refuerza el tema con nuevos titulares hoy: “Ayuso decidirá las acciones contra el documental ‘7291’ tras la investigación en TVE”. Para eso exactamente sirve la nota del Consejo. Aclaremos. Ayuso decidirá tras una investigación del Consejo de Informativos, un órgano sin ninguna capacidad ejecutiva, pero sí de altavoz que casualmente le ha servido a Ayuso y los medios a su servicio para volver a ofrecer dudas sobre lo que realmente ocurrió. El entusiasmo de otros medios todavía más afines es desbordante, se les ha contagiado y todo: “Optimismo en el entorno de Ayuso porque RTVE investigará el documental que la criminalizó”. Miles de personas lo han visto ya, y no les ofrece dudas.
Para esto ha servido. Estoy convencida de la buena fe del único miembro del Consejo que conozco, su presidente. Pero este servicio a una causa tan injusta es muy difícil de tragar. El documental, riguroso, mostró una realidad muy incómoda para quienes la perpetraron. Que, en esta España, con la justicia de la que gozamos, se arguya también que las demandas han sido rechazadas por los tribunales es demasiado textual. Contra Ayuso sí, todas, como es costumbre con el PP de Madrid (véase Esperanza Aguirre y sus charcas). Pero también terrible, tantos recursos contra un supuesto email del fiscal general del Estado, tantas comparecencias judiciales hasta con un juez metido en La Moncloa y Ayuso impoluta y criticando que la verdad la acuse. Y sí siguen las demandas en curso sobre sus subalternos. Es descorazonador. Sobre todo, para las familias de las víctimas.
RTVE está en el punto de mira de los involucionistas, porque por fin empieza a hacer algo. Algo. La información de política nacional de los telediarios sigue en manos de un “este dice, el otro dice” y ahí los dejo a su gusto, con toda la plana del PP a menudo “diciendo” -Gamarra, Tellado y Feijóo, como poco- y sin que haya un periodista que salga a la ventana a ver si llueve o no como afirma el dicho. Es decir, sin aportar datos que permitan deducir de la información quién dice la verdad. El Consejo tendría mucho material donde investigar en los informativos.
La campaña está en marcha. No faltó más que Ana Rosa Quintana afirmando que TVE hace información gubernamental y quejándose en plan madrastra de Blancanieves de que a ella no la quieren como a Silvia Intxaurrondo. Es que Silvia hace periodismo y eso se lleva mal desde ciertas actitudes profesionales.
En medio de las bombas trumpistas tenemos que seguir esquivando y denunciando lo que no funciona a pie de país. Avisa como avisó con el magnate estadounidense, todo el tiempo. En el caso de Ayuso la eligieron después de la tragedia de las residencias por mayoría absoluta y la justicia ha mirado hacia otro lado, un aval para que eventualmente repita lo que nunca debió suceder. Es evidente lo que no funciona. Y lo que sí. La firmeza de China está plantando cara a la fiebre destructora de Trump. Ahora les castiga con un 104% de aranceles. O a los estadounidenses que habrán de pagar sus productos al doble de precio. La reacción de Pekín será decisiva en este pulso y no parece que se vaya a arredrar. Ni mucho menos. De hecho lo que ocurre acelera nuevas alianzas que se abren ante el deliro trumpista. En la impunidad española también se precisa esa contundencia. Urgentemente.