La mujer ofrece una rueda de prensa en la que atribuye a un «error de juventud» el tráfico de drogas que le llevó a prisión hasta que el sultán la indultó el pasado sábado
Llega a España Fátima Ofkir, la joven liberada tras pasar siete años en una prisión de Omán
Fátima Ofkir, la joven de l’Hospitalet de Llobregat que ha estado siete años en una prisión de Omán por tráfico de drogas, ha comparecido ante la prensa dos días después de haber llegado a España. La joven, condenada a cadena perpetua hasta que el sultán la indultó el pasado sábado, ha comprometido a “no desperdiciar la segunda oportunidad” que supone su liberación.
Ofkir, que aterrizó el domingo en el Aeropuerto del Prat, ha hablado ante los medios de comunicación en la sede del Ilustre Colegio de la Abogacía de Barcelona (ICAB), donde ha dado las gracias a todos aquellos que la han ayudado a “resistir” en prisión cuando “quería tirar la toalla” y a lograr su libertad. Durante el acto ha estado arropada por representantes de Vosseler Abogados, por el juez Baltasar Garzón, por el empresario Antonio Sagnier y por miembros del ICAB, institución que en el 2022 aprobó que se pidiera el indulto para Fátima.
“A los que han luchado por mí, les debo la vida”, ha dicho. “Prometo que no desperdiciaré esta segunda oportunidad, quiero ser un ejemplo de superación para los jóvenes de Barcelona, de España”, ha añadido. Por ello, ha explicado que quiere dedicar su vida a que haya un “futuro mejor” para ella y para los jóvenes, a los que ha advertido de que no caigan en “errores de juventud” como los que cometió ella.
“El dinero fácil, el camino fácil siempre conducen al abismo, y las falsas amistades y las malas influencias conducen al error”, ha continuado. “Que no se dejen engañar por las promesas vacías y no caigan en la trampa”, ha añadido sobre una situación que la llevó a “vivir un infierno”.
Fàtima Ofkir, junto a su abogada Mònica Santiago, el empresario Antonio Sagnier y el juez Baltasar Garzón, quienes intercedieron para lograr su liberación, momentos antes de rueda de prensa que ha ofrecido en Barcelona. EFE/ Toni Albir
Fátima fue condenada cuando tenía 18 años a cadena perpetua tras ser captada por una red de narcotraficantes en España y enviada a recoger un paquete con siete kilos de morfina a un hotel omaní y traerlo de vuelta. A pesar de que la joven se arrepintió antes de llevar a cabo su misión, la policía omaní irrumpió en su hotel y halló en un armario el cargamento de droga. Desde entonces y hasta el fin de semana permaneció encarcelada en el penal de mujeres de Moscat.
Fátima ha relatado que durante estos siete años en prisión “la soledad y el miedo” se convirtieron “compañeros de celda”, y que le ha resultado “difícil” a una cultura como la de Omán, aunque también se ha centrado durante este tiempo en estudiar. Ahora habla siete idiomas, ha asegurado, y se ha propuesto comenzar la carrera de Derecho en septiembre.
Cuando ingresó en prisión en agosto de 2018, Fátima se convirtió en la española más joven que cumplía una condena en un país extranjero, en un penal en el que estaba obligada a usar un burka, rezar cinco veces al día y sólo podía hablar telefónicamente con su familia un minuto cada quince días.
Garzón ha resaltado que se condenó a la joven a cadena perpetua por unos hechos que “han truncado su vida”, y por los que en España hubiera sido sentenciada a una pena como máximo de entre 4 y 5 años de prisión.
Tras la “mala defensa” que tuvo inicialmente Fátima en Omán, se ha conseguido su amnistía con un largo proceso de mediación con ese país de Oriente Medio que ha durado casi cuatro años, en el que abogados e instituciones han defendido una “causa justa”, han dicho los comparecientes.