martes, abril 1 2025

El libro que intenta descubrir a Family, el gran misterio del pop español

El ensayo firmado por César Prieto busca aportar información acerca de una de las bandas más idolatradas y desconocidas de la música en castellano, autores de uno de los disco de culto más citados de los últimos treinta años, ‘Un soplo en el corazón’

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A diferencia de lo que ocurre en la música de otros países, la música pop española está llena de historias no contadas y artistas por explicar o reivindicar. Quizá el caso más popular, por su proximidad en el tiempo y, por lo tanto, a la era de la información digital, sea el de Family. Un dúo cuya historia es breve en todos los sentidos.

Apenas seis años de actividad, un único álbum, una colaboración y varias maquetas, de las cuales tan solo una ha llegado a ver la luz. Apenas concedieron entrevistas. Apenas dieron conciertos. Las fotos son muy escasas. Treinta años después de que se publicara el álbum Un soplo en el corazón, ve la luz un libro sobre el mismo, que es también una aproximación a un grupo que eligió ser, en su vida y tras su desaparición, un misterio.

“He roto un tabú”, asegura su autor, el filólogo y periodista musical y literario César Prieto, responsable también de la pequeña independiente Discos de Paseo, centrada en la edición de grupos subterráneos del presente y del pasado. “Family es una parte oculta de nuestra música, algo que no se enseña. Se habla del disco y de la influencia que ha tenido en otros artistas, pero nunca del grupo”. El misterio de Family, publicado por Efe Eme, intenta enmendar eso

Javier Aramburu e Iñaki Gametxogoikoetxea, eligieron desde el principio ser una ausencia en el pop español. En 1994 sacaron Un soplo en el corazón y después se separaron sin explicaciones ni despedidas. La leyenda sustituyó la falta de datos. El libro de Prieto aporta toda la documentación posible dadas las circunstancias. Aramburu es uno de los grandes bartlebys de este país. Dedicado al diseño gráfico y, sobre todo a la pintura, ni siquiera ha estado presente en sus propias inauguraciones. Pretender que participara en el libro era una utopía.

Gametxogoikoetxea, menos esquivo, tampoco quiso involucrarse. “Es fácil verlo por Donosti —cuenta Prieto—, suele ir a conciertos, no se esconde. Pero con mucha educación declinó participar alegando que estas son cosas del pasado, sin demasiado interés en la actualidad”. Las personas cercanas al dúo también están comprometidas en preservar el misterio. Ni los responsables de Elefant, la discográfica que editó su música, ni músicos amigos como Ibon Errazkin, que estuvo en la banda donostiarra Le Mans, que coexistió con Family quieren contar nada acerca de Family.

“No es esto sea la ley del silencio. El grupo lo quiere así, y si ellos no hablan, no vamos a hacerlo los demás”, contó Errazkin en noviembre de 2024, cuando le entrevisté a cuenta del disco Claros del bosque. “Me parece admirable que ya siendo tan jóvenes decidieran que no iban a hablar con la prensa y que hayan mantenido esa postura desde entonces. Está muy bien que sigamos sin saber mucho de ellos. Creo que vale la pena preservar ese misterio”, añadió.


Family en su estudio de San Sebastián durante la grabación de ‘Casete’ en octubre de 1991

Una de las grandes aportaciones del libro de Prieto es la voz del productor, ignorado hasta ahora en prácticamente todo lo que se ha escrito sobre Family y su álbum. Rodrigo Silva Ramos venía de producir a Le Mans y también de trabajar con un grupo del sello de Fernando Arbex, en cuyos estudios comenzó a gestarse la grabación de Un soplo en el corazón. Hace mucho que la música es algo secundario en su vida, pero Prieto logró dar con él.

“Vive en Francia, en una finca en el campo. Fue uno de los primeros en invertir en telecomunicación digital, en la época en la que la única empresa que operaba en el mercado era Motorola. Supo gestionar las ganancias y obtuvo mucho dinero. Rodrigo es consciente de que participó en algo que es muy importante, pero está algo dolido porque la prensa jamás le ha tenido en cuenta a la hora de contar la historia de Family”, explica Prieto. El autor añade que su labor se centró en dar forma a las ideas del dúo sin intentar imponer nada. Después de Family trabajó en discos de La Fura dels Baus y Emilio Aragón. Luego dejó casi por completo la música. Su currículo es breve y, sobre todo, carece del brillo chic que suele atraer a la prensa musical. Es como si hasta ahora su nombre hubiese pasado desapercibido en los créditos de Un soplo en el corazón.


‘Un soplo en el corazón’, de Family

De la música de Family se ha hablado a menudo, siempre desde la perspectiva del fan arrebatado. En muchos de los textos sobre el dúo abundan frases que intentan emular la lírica del grupo —y la de comunicadores inigualables como Juan de Pablos— y que a duras penas le hacen justicia a su estilo. “Esto ocurre porque, ante la ausencia de datos, se habla desde las emociones, cuando lo que hay que hacer es lo contrario”, dice César Prieto.

El estilo de Family es otro de los factores que se analiza aquí. Una música melancólica que el crítico musical Ricardo Aldarondo definió con mucho tino como “New Order casados con Vainica Doble”. Canciones letraheridas que contienen en sus cromosomas la identidad que hizo únicas a otras formaciones del llamado sonido Donosti como La Buena Vida o Le Mans. “La Buena vida eran más costumbristas; Le Mans, más intimistas, y Family más emotivos”, señala Prieto. “Aramburu siempre dijo que quería hacer un tecno más íntimo, nada deslumbrante. Nunca se planteó hacer un disco grandioso. Es algo estudiadísimo, de ahí que se comprara un teclado Roland viejo para el cual ya no existían piezas de recambio. Querían ese sonido absolutamente pasado”.

La poeta Elena Medel, que en 2007 se inspiró en la música del dúo para un poemario titulado igual que su álbum, dice en el libro: “Me gustan —hablo en presente porque los escucho a menudo— las letras tan delicadas, el trabajo finísimo con la emoción y la ingenuidad, al mismo tiempo su tensión con la hondura, la voluntad de decir… Y luego la música, claro, hermosa e hipnótica”. Para Prieto, que es profesor de literatura, el secreto del magnetismo de Family reside en que letras y música conjugan muy bien. “Decía Eliot que la poesía genuina es la que transmite algo antes de haber sido comprendida. En las letras de Aramburu ves imágenes incomprensibles que tu sensibilidad capta enseguida. Son letras que no se entienden ni a la primera ni a la segunda, pero no son absurdas porque sí”.

El encanto de Family también sedujo de inmediato a Fangoria, otra banda con la que mantuvieron una estrecha relación. Alaska y Nacho Canut los tuvieron de teloneros, los acogieron en su estudio para que grabaran su álbum e incluso registraron un tema conjunto para un disco del club de fans de Fangoria. “En ese momento, un dúo tecno con bajista, cantando en castellano, con letras preciosas y melodías perfectas era algo muy especial”, recuerda Nacho Canut. “Era la época del grunge y ellos iban vestidos discretamente elegantes, a lo Carlos Berlanga. Para nuestra sorpresa, cuando les pedimos hacer un dueto aceptaron y eligieron una canción de Décima Víctima, uno de nuestros grupos favoritos. Los diseños de Javier Aramburu eran perfectos y empezó a trabajar en la imagen de nuestros discos y productos del Club Fan Fatal. En fin, que fue un flechazo y nos hizo sentirnos más acompañados en aquellos años”.

Fangoria fue uno de los grupos que participaron en Un soplo en el corazón, el disco homenaje organizado por Rockdelux y publicado por Elefant Records en 2003, que poco después publicaría también una de las primeras maquetas del dúo. Alaska y Canut convirtieron Carlos baila, en un homenaje a Berlanga, fallecido un año antes. Poco después la mezclaron con Otra dimensión en la cara B de uno de sus singles. “Exactamente —afirma Canut— Carlos baila en otra dimensión. Que es lo que seguramente está haciendo Carlos ahora mismo. Siempre me pareció que esa letra hablaba de él. A Carlos le gustaba mucho Family y todos los grupos de lo que se llamaba sonido Donosti. Y admiraba mucho a Aramburu como diseñador, que diseñó las portadas de sus dos últimos discos”.

Family dejaron de existir con la misma discreción con la que existieron. No existe una versión oficial de su separación. “Rodrigo dice que Aramburu siempre vio la música como un pasatiempo”, afirma Prieto. “El arte le llenaba más. Y las expectativas que generó el álbum fueron muy grandes y quizá tuvieron miedo de no estar a la altura. Desde el principio, en alguna entrevista que llegaron a dar en fanzines, dejaban claro que el mundo de la música no les interesaba”. En Stamp, uno de esos fanzines que ya eran devotos de Family cuando solamente tenían maquetas, los definieron a través de doce secretos. El último de ellos era: “El secreto de ser invisible cuando hay que ser invisible”. He ahí su misterio.