lunes, marzo 31 2025

Daniel Jiménez, escritor: «Decir que volverte loco es lo mejor que te ha pasado en la vida es casi un atentado contra la salud pública»

El autor de ‘El plagio’ publica ‘El incidente’, una novela autobiográfica basada en una investigación real, que se adentra en los problemas mentales a partir del enfrentamiento entre el jefe de psiquiatría de un hospital y un paciente

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“Solo fue un incidente” es la frase que más se repite al hablar del enfrentamiento entre Ricardo Montesinos, jefe de planta de psiquiatría de un hospital, y Manuel Alejandro, un paciente ingresado por tercera vez en la unidad de agudos. Una ‘versión oficial’ de los hechos que se tambalea y esconde demasiados silencios, complicidades, miedos, implicaciones, dudas y tensiones; hasta que un escritor, que estuvo ingresado en el mismo centro veinte años atrás, decide investigarlo.

Realidad y ficción se combinan así en El incidente (Seix Barral), la nueva novela de Daniel Jiménez (El plagio), que disecciona en ella la salud mental desde todas las aristas que le ha sido posible. Mezcla los testimonios de profesionales de la salud, enfermos y un amplísimo etcétera de agentes implicados tanto en el caso que le ocupa como en la problemática que este tema ha cobrado en el debate y la sociedad actual. Eso sí, generando más interrogantes que dando respuestas, adrede.

“Quería huir de la simplificación porque ya hay otros que lo saben hacer muy bien. No quería dar una solución mágica y barata a algo que es un ‘problemón’, porque se pasa del estigma a la banalización / mercantilización, a comerciar con esto”, reflexiona el autor ante elDiario.es.

Daniel Jiménez ha trabajado durante tres años en este ejemplar para el que ha mantenido múltiples conversaciones que iba colocando con post-its en una pizarra. En la primera versión del volumen omitió su figura, que finalmente terminó incluyendo como personaje para compartir sus propias impresiones y acercamiento como persona que fue paciente, y que durante el proceso de escritura ha dejado el alcohol. También en estos años ha sido testigo de un bum literario sobre salud mental, repleto de testimonios en primera persona como hizo Ángel Martín en Por si las voces vuelven, en el que el cómico relató el brote psicótico que sufrió, y su posterior recuperación.

El ensayo autobiográfico del humorista sirvió a Jiménez como ejemplo del tipo de literatura del que quería alejarse a toda costa. “Lo que más me cabrea no es que venda libros o que se haya hecho millonario, es que tenga la desfachatez de decir ‘volverme loco es lo mejor que me ha pasado en la vida’”, critica, “eso es tener muy poco tacto y conciencia de la enfermedad mental”. “Tú tuviste un brote por ciertos consumos y la suerte de ser una persona mediática que ha salido rapidísimo, con recursos, apoyo y sostén. ¿Y a la gente que está en las plantas les dices que volverse loco es una cosa maravillosa? No es necesario”, concluye: “Volverte loco es lo peor que te puede pasar en la vida. Yo lo sé porque me pasó. Estuve veinte años metido en una cama de una planta de la que no podía salir, y día tras día me levantaba dando golpes a las puertas porque quería hacerlo y no me dejaban”.

El escritor tampoco entiende que la gente “compre ese discurso y se regalen los libros”. El autor sí apoya que se haga humor sobre el tema –él mismo ha intentado hacerlo a través de uno de sus personajes–, “pero que diga cosas así que son casi atentados contra la salud pública, me cabrea”. A su vez recuerda que el propio Ángel Martín no encajó bien la broma que le hicieron los artífices de Pantomima Full (Rober Bodegas y Alberto Casado), que en octubre publicaron Contar tus problemas, el negocio, un vídeo en el que, con su habitual tono irónico y satírico, bromearon sobre quienes han encontrado en sus dramas personales una vía para ganar dinero.

Jiménez comenta igualmente la polémica que suscitó la visita de la psiquiatra Marian Rojas a El hormiguero en febrero, que afirmó que “las dos únicas cosas que dan sentido a la vida son el amor y el trabajo”. “Hay gente que de repente son gurús y todos los gurús, por definición, caen en una serie de simplificaciones y recetas mágicas que lo ideal sería que nadie cayera en ellas. Pero como son fáciles, rápidas y mágicas, son las que más se consumen”, opina el escritor.

Una pastilla y a casa

El incidente visibiliza las condiciones en las que trabajan los profesionales de la salud dentro de las plantas de psiquiatría, incluidos los episodios de violencia: “También hay agresiones a sanitarios”. Y precariedad, falta de personal y de tiempo para atender a los pacientes. Uno de los testimonios incluidos en el libro recuerda la sesión de una psiquiatra con su paciente, Manuel Alejandro, al que, tras apenas veinte minutos de consulta, se ve obligada a despachar porque les organizan la agenda para que vean a distintos enfermos cada tres minutos.

La supuesta protección que ofrece recibir un diagnóstico es otro de los aspectos abordados. “Tiene que ver un poco con la desresponsabilización. Cuando tienes un diagnóstico te puedes quitar responsabilidad”, valora. Aunque uno de los grandes pilares del volumen y que afecta al tratamiento de la salud mental son la medicación y automedicación. “Hay psiquiatras que se quejan porque se están convirtiendo en camellos con estudios”, comparte sobre los profesionales que sienten que ya no se les deja “ni tiempo ni espacio” para atender a los pacientes, y que “la gente ya no tiene ganas de hacer terapia”.


El escritor Daniel Jiménez, en la redacción de elDiario.es

El escritor hace alusión al libro Malestamos: Cuando estar mal es un problema colectivo (Capitán Swing) de Marta Carmona y Javier Padilla, que para él es un ejemplo de los libros que sí han abordado con ahínco y profundidad la salud mental, por cómo tiene igualmente en cuenta las problemáticas sociales, la pérdida de vínculos y la influencia de las redes sociales. “Es el discurso minoritario porque apela a muchas cosas que se pueden cambiar, poner unos mensajes en redes sociales, hacer cierta ostentación incluso de la fragilidad y vulnerabilidad. Rápidamente, nos responden con que si te pasa algo, necesitas esto otro, léete este libro, tómate esta pastilla y vete corriendo a trabajar otra vez que la rueda no para”, reflexiona Daniel Jiménez.

De ahí a que invite a considerar que a veces cuando, fruto de las condiciones en las que trabajamos, no estamos bien, “acabamos yendo al psiquiatra e igual lo que tenemos que hacer es ir al sindicato, asociarte y protestar”. “Se acaba responsabilizando de algo a la persona de cosas que son estructurales, sistémicas o problemas sociales. Por eso se hace tanto hincapié en los libros de autoayuda en el positivismo, porque te hacen responsable a ti de todo”, describe, “y si no lo consigues, es culpa tuya”. “Este tipo de soluciones son poner un parche, una tirita y no ver lo que hay dentro y lo que está gangrenado”, lamenta.

Reaccionar a la locura

La proliferación de libros e incluso discursos sobre salud mental no tiene por qué ir de la mano de una mejora en su estimación, abordaje y acompañamiento. “Se confunden las cosas. Cuando se habla mucho sobre algo, a veces nos quedamos en la superficie. No sé si es por la forma en la que ahora damos la información, que vamos al clickbait y hay que estar sacando una noticia tras otra, y que el tiempo para la reflexión es menor”, apunta el escritor, “pero lo que suele funcionar mejor es lo más simple, se suele comprar antes el mensaje explícito, directo y al grano”.

Vamos al psiquiatra e igual lo que tenemos que hacer es ir al sindicato. Se responsabiliza a la persona de cosas que son estructurales. Por eso se hace tanto hincapié en los libros de autoayuda en el positivismo, porque te hacen responsable de todo. Y si no lo consigues, es culpa tuya

Daniel Jménez
Escritor

Esto puede tener como consecuencia que haya quienes vendan más libros, pero no que la situación de las personas que sufren enfermedades mentales esté mejor. “Ahora todos estamos muy sensibilizados porque queda muy bien en las redes, pero realmente, dentro de que todos podemos volvernos locos, cuando aparece uno al lado, cuando alguien pierde la cabeza y se le está yendo de las manos, nos retiramos”, critica el autor. “No sabemos cómo reaccionar ante la locura”, concluye Daniel Jiménez, que a su vez recuerda que no sirven los discursos que olvidan que superar estos trastornos es “un trabajo que se hace día a día”.

“Puede que una persona vaya a dar una entrevista y diga: ‘Pasé por todo esto, pero está todo solucionado’. Y no, esto es una pelea diaria. Si te contara todas las mierdas que han pasado en los quince años que he estado bebiendo a un ritmo desorbitado, no podría decirlo en una entrevista de una hora, necesitaría un reality”, reconoce Daniel Jiménez. “La sensación de que las cosas empiezan y acaban son para las películas y los libros malos. En general las cosas continúan, continúan y continúan”. Es por ello que ha optado por escribir una novela con “más interrogantes y cuestiones ambiguas” que soluciones: “Porque yo no las tengo, ni los profesionales”.