Varias familias abandonan sus viviendas mientras el castizo bar La Carpa y el hostal Montaloya bajan la persiana, después de que una sociedad inmobiliaria adquiera un bloque completo en la plaza de Tirso de Molina gracias a un tipo de operación que facilita la nueva normativa de Almeida para pisos turísticos
“No voy a venderlo regalado”: un casero discute que su edificio esté en ruina a una inmobiliaria y al Ayuntamiento de Madrid
Una jubilación, un cierre y varias mudanzas forzosas. Ese es el destino de todas las vidas que hasta ahora confluían en el número 20 de la plaza de Tirso de Molina, punto de entrada (o salida) al barrio de Lavapiés, en el centro de Madrid. La compra del edificio por parte de un fondo inmobiliario, Buildings & Flats Real Estate SL, reconfigurará radicalmente el tejido del bloque con la clausura del mítico restaurante asador La Carpa, el fin del hostal Montaloya y la marcha de en torno a una decena de familias.
El objetivo de esta sociedad es dedicar este edificio residencial por completo a alojamientos turísticos, como desveló una consulta efectuada al Ayuntamiento de Madrid el pasado mes de febrero, que el Gobierno de Almeida resolvió de forma favorable. También lo apuntan algunos vecinos del barrio, y no lo desmienten fuentes del hostal consultadas por Somos Lavapiés. Una persona de la plantilla de este negocio, que ocupa el bajo y el tercero izquierda, confirma que el fin de su actividad ya ha sido trasladado al equipo y se ejecutará “muy pronto”. Lamenta que ahora “no quedará otra que ponerse a buscar trabajo”.
Quien no deberá dedicarse a ello es Manuel Moreno, el dueño de La Carpa. A sus 76 años, ha acordado con la nueva entidad propietaria rescindir su contrato de arrendamiento y proceder a una jubilación que había postergado por su pasión hostelera. Uno de los hijos de Manuel atiende a este diario, aunque prefiere no profundizar en los pormenores de la compra del bloque ni la rescisión del alquiler. “Es mejor que preguntes a los vecinos o en el hostal”, argumenta.
El local todavía permanece abierto en determinados intervalos, aunque ya no para ofrecer cafés ni menús, sino por la liquidación de materiales, bebidas y hasta reliquias futbolísticas que la familia Moreno está llevando a cabo. Numerosos carteles en la fachada y la puerta del restaurante así lo indican, lo cual no termina de evitar que algunos asiduos del bar se acerquen a tomar su tradicional café de la mañana.
Es el caso de Sonsoles, que después de no poder acceder a La Carpa comenta la situación con otro vecino de Lavapiés. “Me acabo de enterar de que cierra. Es una pena, hacían el mejor café del barrio”, afirma en conversación con este periódico. Se solidariza especialmente con la plantilla, sobre todo “con un camarero que es una auténtica maravilla, un profesional de esos que ya no quedan”. Para Sonsoles, la clausura de este restaurante con décadas de historia ilustra “todo lo que está cambiando en el paisaje y el paisanaje de Lavapiés”.
Muestras de tristeza (o nostalgia) similares se han dejado ver en redes sociales: “¡No puede ser! Ni hace dos semanas estábamos tomándonos algo en ese bar”, publicaba hace unas semanas en redes sociales un residente del barrio. Lo hacía en respuesta a un post de X (antes Twitter) que denunciaba el cierre de uno de “esos bares clásicos que resistían a la gentrificación”. Para @MadridDecadente, “con su desaparición se pierde otro emblemático bar de ese Madrid que poco a poco nos va dejando”. Una tendencia que se suma a la de otros establecimientos que han bajado recientemente la persiana como el Café Santamaría de Arganzuela, la sala BarCo de Malasaña o el Buen Gusto, el restaurante chino para chinos más antiguo de la capital.
En cuanto a los inquilinos de Tirso de Molina 20, de momento prefieren guardar silencio. “Nos vamos a ir todos”, declaraba uno de los residentes al medio digital xLavapiés, que habla también de importantes “incentivos económicos” a los residentes que abandonen sus domicilios antes incluso de la fecha límite que marcan sus contratos.
Una estrategia que parece estar surtiendo efecto, habida cuenta de la escasa o nula movilización vecinal en el bloque. No en vano, algunos de los pisos ya están operando como alojamientos turísticos. Lo confirma a Somos Lavapiés uno de los usuarios de estos apartamentos, que accede a él después de pasar la mañana viendo el centro de Madrid. El turista, de origen ruso, dice no saber si hay otras viviendas funcionando ya como pisos turísticos además de la que está utilizando como hospedaje unos días.
Operación turística y comercial amparada por la nueva normativa de Almeida
Con esta situación, este edificio erigido en 1880 se encamina a iniciar una nueva etapa enfocada a uno de los negocios más lucrativos y extendidos en el centro de Madrid. Siete plantas y más de 2.000 metros cuadrados que, por su ubicación privilegiada a diez minutos a pie de la Puerta del Sol, suponen todo un filón para el fondo inmobiliario Buildings & Flats Real Estate. La entidad compró la propiedad al sobrino de la anterior dueña después de la muerte de esta.
Esta sociedad limitada con sede en el municipio madrileño de Alcobendas fue constituida hace menos de dos años, el 5 de mayo de 2023. Su administración coincide, no obstante, con la de otras promotoras inmobiliarias de mayor trayectoria que operan con un modelo similar: Mator Investments SL (fundada en 2012) e Inmuebles Prácticos Totemoi SL (en 2021).
Los planes de Buildings & Flats Real Estate para el edificio parecen ir viento en popa ante el cierre de los dos negocios y la progresiva marcha de los inquilinos, pero queda un último escollo por superar: el uso del inmueble está catalogado como residencial, aunque el hostal y el bar contaban con sus presceptivas licencias. De este modo, la propiedad deberá modificarlo a uso terciario (comercial) de tipo hospedaje si desea reconvertirlo en viviendas de uso turístico (VUT), algo avalado ya por el área de Urbanismo municipal en una consulta respondida el pasado 19 de febrero y a la que ha tenido acceso este periódico.
Con la normativa municipal vigente, este edificio solo podría convertirse en un hotel si la empresa promotora solicitara un plan especial, que tendría que ser validado por el Ayuntamiento siempre que se levantara la actual suspensión de nuevas licencias de hospedaje. Pero la legislación puesta en marcha por el Ayuntamiento que lidera José Luis Martínez-Almeida facilitará la operación gracias al Plan Reside, que es como el área de Urbanismo ha llamado a su último cambio normativo en la materia. El edificio de Tirso de Molina 20 podrá convertirse en un alojamiento turístico al completo a través de una simple licencia, al contar con nivel 3 de protección y encontrarse en la APE 00.01 de Madrid (el centro histórico).
La conversión masiva de edificios enteros al turismo en el centro de Madrid es uno de los temores de los partidos de la oposición ante la inminente aprobación del Plan Reside, ya que la nueva norma amplía el número de casos en los que esto es posible, como constata el caso de Tirso de Molina. Un buen número de inmuebles del centro histórico se encuentra actualmente en manos de fondos de inversión y podrán cambiar legalmente de usos residenciales a hoteleros a partir de la entrada en vigor de este cambio legal, que previsiblemente será aprobado el próximo verano.