miércoles, marzo 19 2025

La Pasionaria, el icono comunista lucha contra el olvido: “Gracias a gente como ella vivimos en democracia”

El Festival de Málaga proyecta un documental dirigido por Amparo Climent, que cree que las nuevas generaciones ya ni siquiera conocen una figura fundamental de la historia española

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Su imagen entrando en el Congreso de los Diputados el 22 de julio de 1977, tras casi 40 años exiliada es una de las que define un país. La Pasionaria, con Rafael Alberti agarrado de su brazo, bajando aquellas escaleras en el regreso de la democracia fue más que un símbolo. El país abrazaba la libertad y traía de vuelta a aquellas personas que lucharon contra el franquismo y tuvieron que huir tras la derrota en la Guerra Civil. 

De Dolores Ibárruri se recuerda su imagen icónica, con su moño, su cara agotada por el tiempo. Y, sobre todo, sus discursos. Palabras que eran poderosas y en cuyo interior había una lucha por las libertades y los derechos de los trabajadores, especialmente por las mujeres. Pasionaria fue una mujer cuya vida es inabarcable y que, sin embargo, más allá de los lugares comunes, la gente no conoce. Muchos sí le atribuyen aquel mítico “No pasarán”, dedicado a las tropas franquistas. O ese “Prefiero morir de pie que vivir arrodillada”. Pero, ¿dónde lo dijo?, ¿sabemos algo más allá de la anécdota?, ¿de la frase convertida en eslogan o incluso en frase promocional de una camiseta?.

Si La Pasionaria fuera de otro país seguro que tendría una serie de Netflix, dos películas y varios documentales. Aquí sigue habiendo una ausencia de relatos, especialmente desde la ficción, de una vida fundamental de la historia de España. Hace poco anunciaron, precisamente, que Arantxa Echevarría (La infiltrada) dirigiría una película sobre Ibárruri con el mismo equipo en la producción (Mercedes Gamero y María Luisa Gutiérrez) como productoras.


La pasionaria junto a un soldado en la Guerra Civil

Es esta última quien, además, ha apoyado un documental sobre ella que ha llegado al festival de Málaga. Dolores Ibárruri. La pasionaria es una visión “profunda y humanizada” del personaje, tal como describe su sinopsis oficial. A través de testimonios, entre los que destaca su nieta Lola, se traza un repaso a la vida de la política. Una mirada personal, pero por supuesto también de aquellos tiempos que marcaron a fuego la historia española, y que se acompaña de documentos oficiales, pero también de poesía y música para añadir “una dimensión íntima y emocional al relato”.

Para su directora, Amparo Climent, esa ausencia de series y películas fue el motor para realizar este documental. Coincide en que en otro país habría decenas de ellos. “Por eso me planteé este proyecto, porque estaba completamente olvidada esta figura tan importante, porque no interesa, y es importantísimo que las recordemos”, comienza diciendo para destacar la ayuda de Mario Amorós, autor de la reciente biografía de Dolores Ibárruri, No pasarán; y “del libro que Lola Ruiz-Ibárruri ha publicado también, y de la biografía de su hija Amaia”.

A su lado se encuentra sentada, precisamente Lola, nieta de La Pasionaria, que asiente cuando Climent dice, con pena, que se dio cuenta de que “la figura de Dolores estaba abandonada, cuando fue una de las figuras fundamentales para nuestro país en la defensa de la República, en las reivindicaciones de las mujeres y de los trabajadores”. En definitiva, “una luchadora”. Le dolió sobre todo cuando pregunto a la gente joven y desconocían quién era. Por eso supo que este era “el momento oportuno para hacerla este homenaje”. Sobre todo porque “estamos en un país donde se olvida a la gente que ha sido importante en nuestra historia”.

Las amas de casa estaban absolutamente olvidadas, erán invisibles. No aparecían en ningún documento periódico. Ella fue la que dedicó su vida a darles voz

Lola Ruiz-Ibárruri
Nieta de La Pasionaria

La nieta de La Pasionaria cree que no deberíamos acordarnos de su abuela solo ahora, solo porque la extrema derecha esté acechando, sino porque “toda su vida ha estado luchando por los derechos”. “No debería estar de actualidad ahora, sino siempre, porque es la lucha de los trabajadores, de la mujer… su figura ha sido de suma importancia en el siglo XX y que ha marcado los grandes avances en la sociedad. En Europa, gracias a gente como ella, vivimos en democracia”, opina.

Subraya que “no era solo una mujer”, porque “mujeres había otras, Clara Campoamor, Victoria Kent… pero Dolores era una ama de casa”. “A diferencia de las maravillosas mujeres nombradas, que pertenecían a la clase media-alta y tenían estudios, Dolores tenía solamente una buena escuela del País Vasco y las amas de casa estaban absolutamente olvidadas, eran invisibles. Nadie sabía lo que era una ama de casa porque no aparecían en ningún documento, en ningún periódico, en ninguna imagen. Y, sin embargo, ella fue la que dedicó su vida a dar la voz a aquellos que nunca tuvieron voz”, añade.


La Pasionaria en un mitin en el Monumental Cinema en 1937

Curiosamente, el ambiente en el que se crio era católico, con una familia religiosa. “Ella pertenecía al apostolado de la oración, por lo cual su fuente de conocimiento era la escuela y era la parroquia. Al ser una buena alumna, aprendió muy bien tanto la historia como las injusticias y las ideas modernas que descubrió en la casa del pueblo. Descubrió a Marx. Descubrió el capital y pensó en que el único camino para la emancipación de la clase trabajadora y para la mujer, por supuesto, que era la esclava del esclavo, sería la presencia pública, el periodismo, la prensa, las revistas, la radio para hacer visibles a los invisibles y para darles una voz, un voto y unos diputados que defendieran sus intereses”, analiza su nieta que recuerda como cuando las mujeres lloraban por las condiciones en las que vivían o se quejaban por sus maridas ella les decía: “Nosotras no tenemos que llorar, tenemos que luchar”.

También ponen el acento en que para entender a Pasionaria “hay que situarse en el lugar, en la ideología y en el momento histórico”. “Pasionaria fue una mujer que no se amedrentó ante nada. Ella decide aparcar sus objetivos más personales, más emocionales, para dedicarse plenamente a sus ideales políticos. Esa mujer con ese vestido negro, con esos pendientes, con ese moño bajo, que andaba por el mundo con ese discurso, con esa fuerza de la naturaleza, y se enfrentaba a quien hiciera falta. Desgraciadamente, tuvo que salir del país y exiliarse, y eso fue una pérdida tremenda”, zanja con el deseo que con su documental la voz de Pasionaria, a quien se escucha cantar La Internacional al final del filme, vuelva a resonar con fuerza en el presente.