Es en un momento tan delicado como este cuando tendrían que haber reivindicado el derecho de todo justiciable a tener una defensa digna ante los tribunales, aunque le hayan pillado con las manos en la masa
Si no hubiera gente mala no habría grandes abogados.
La pasta de un profesional se demuestra en los momentos difíciles. Ponga la profesión que quiera. Para lo del día a día, lo normalito, lo corriente, lo que no cuesta, valdría cualquiera. Es en los momentos más duros cuando el verdadero profesional se destapa y deja su profesión y su tarea dentro de la sociedad a la altura de las gentes con principios.
Esto que les voy a decir, no va a gustar a muchos: los abogados del turno de oficio de Badajoz no han estado a la altura, no han hecho alarde de principios sino oficio de cobardes. Se han negado todos a defender a los tres menores autores del execrable homicidio de Belén Cortés, la mujer que les cuidaba en el piso tutelado y que pretendía colaborar en su reinserción social. A los abogados del turno, claro, se les han revuelto las entretelas, máxime cuando la pareja de la víctima es procurador ante los juzgados de esa misma ciudad. Es probable que algunos de esos abogados tuvieran trato profesional con el doliente y, aun así, podrían haber cumplido su trabajo constitucional, que exige que hasta el peor de los criminales sea representado por un abogado. Es probable que alguno fuera amigo de la pareja; lo que resulta inverosímil es que todos lo fueran. Aun así, con el respaldo del Colegio de Abogados, se ha tenido que ir a buscar un letrado de oficio fuera de la ciudad. No han estado a la altura de la toga que visten.
En un Estado de Derecho hace cada uno lo que le corresponde. Cierto es que el artículo 31 de la Ley de Asistencia Gratuita dice que en el orden penal los abogados podrá excusarse de la defensa y que para ello “deberá concurrir un motivo personal y justo que será apreciado por los decanos de los Colegios”. ¿Es un motivo personal conocer a un allegado de la víctima? En un sitio pequeño ¿cuántas veces se puede dar esta circunstancia? ¿Ha estado a la altura de la reivindicación del derecho de defensa el decano de Badajoz? Me van a perdonar, esto huele a señalamiento local, a no querer tener problemas con la masa que puede confundir al abogado con su patrocinado, a evitar un marrón. Es en un momento tan delicado como este cuando tendrían que haber reivindicado el derecho de todo justiciable a tener una defensa digna ante los tribunales, aunque le hayan pillado con las manos en la masa.
Me viene a la cabeza otro ejemplo de templanza, de profesionalidad y de compromiso con la Justicia y es el de los abogados de oficio de los condenados por los atentados del 11M en Madrid. Miren, eso fue un shock en la capital, en el país, en Europa toda. No había en la ciudad quien, de más cerca o más lejos, no conociera el caso de un muerto o un herido porque en esos trenes viajaban trabajadores con los que la capital convivía día a día. No hubo ningún problema a la hora de designar a los defensores de oficio. Es más, hicieron una instrucción y un juicio ejemplar. Trabajaron como leones. Eran tan partícipes del dolor común como cualquiera y, sin embargo, lo dieron todo en el cumplimiento de su deber constitucional. ¿Es más conturbador el asesinato, si así queda probado, de una joven comprometida en Badajoz que el asesinato de 192 personas y las heridas de dos mil? ¿No podían haber pensado los letrados de oficio que les señalarían y les escupirían los madrileños, los familiares, los viajeros de Cercanías por defender a los terroristas? No ha lugar, señores letrados, no ha lugar.
Parecería que con el paso de los años hemos ido dejando atrás el señalamiento pueblerino, el miedo al qué dirán, la acción o la inacción movida por la presión de la vieja del visillo. Ya se ve que no es así. No sé cómo el propio familiar de la víctima, siendo procurador, no ha animado a los letrados de oficio a que ejerzan una misión que conoce perfectamente, como conoce a la perfección el funcionamiento del sistema en un Estado de Derecho. ¿Qué ha llevado a esta dejación en bloque? Me dirán que el espanto, lo horrible del crimen, la tremenda injusticia que entraña. Les diré que de eso está hecha la Justicia y la grandeza del sistema: de que hasta el criminal más abyecto, más deleznable tenga derecho a ser defendido por un abogado y disfrute de la presunción de inocencia y de todas las armas que le otorga la ley.
No podemos dejar de lado la actuación del decano. No sé cómo Ildefonso Seller no ha sido más estricto con eso del motivo “personal y justo” a la hora de aceptar las abstenciones. Seller es un gran defensor del turno de oficio y de facto se ha reunido con el equipo de Bolaños en calidad de Coordinador del Grupo de Trabajo del Turno de Oficio en Territorio Común. “El turno de oficio tiene una inmerecida fama -declaró en su día- pero ahí trabajan grandes profesionales”. Pues buen momento tenían ahora para haberlo demostrado. Ser profesional significa hacer tu trabajo aunque te cueste y hacerlo bien. Ser profesional es ser capaz de abstraerte de las presiones exteriores y hacerlo bien. Ser profesional es no buscar subterfugios para esquivar los temas complejos o dolorosos.
Creo que el decano debería haberles hablado de Geir Lippestad, el abogado que se hizo cargo de la defensa de Breivik tras la matanza de Utoya en la que perdieron la vida 69 adolescentes. Lippestad, que llegó a ser amenazado de muerte durante el proceso, también tuvo sus dudas antes de asumir la defensa del criminal que mayor impacto había causado en la historia reciente de Noruega. Mientras se desarrollaba el juicio, su hija de 16 años permanecía ingresada en un hospital en el que moriría un año después debido a la enfermedad neurodegenerativa que parecía. Pues bien, Lippestad consultó con su mujer sobre la decisión de asumir la defensa de Breivik y esta le respondió: “Soy enfermera. Si me hubieran llamado del hospital para curarlo lo habría hecho. Es mi trabajo. Tú eres abogado, haz el tuyo”.
De eso se trata, señores letrados del turno de Badajoz, de eso se trata.