miércoles, enero 8 2025

Un grupo de arqueólogos se encargará del estudio y la conservación de la cueva de los emboscados de la Brigada Machado

El objetivo del Gobierno de Cantabria es «preservar tanto el espacio como los hallazgos encontrados en la cavidad» y «evitar en lo posible acciones que pudieran deteriorar su contenido»

Antecedentes – Descubren una cueva intacta durante 80 años que fue refugio de los emboscados de la Brigada Machado en Liébana

El Gobierno de Cantabria, a través de la Dirección General de Cultura y Patrimonio, está elaborando las bases para adjudicar un contrato destinado a una empresa especializada que pueda realizar los trabajos de conservación tanto del espacio como de los hallazgos encontrados en la cavidad donde se escondían los miembros de la Brigada Machado, en un espacio recientemente descubierto en el Desfiladero de La Hermida tras 80 años sin uso y que permanece intacto.

“El objetivo de la Consejería es preservar dichos descubrimientos y evitar, en lo posible, acciones que pudieran deteriorar lo encontrado”, han explicado desde el departamento que dirige Eva Guillermina Fernández (PP) a preguntas de elDiario.es, tras la exclusiva publicada hace unas semanas en este periódico que reveló la existencia de la cueva que fue utilizada, entre otros, por los guerrilleros antifranquistas Santiago Rey, Segundo Bores y Mauro Roiz, que ocuparon este refugio cuando se echaron al monte después de la Guerra Civil, como se refleja en las notas y escritos que aún se conservan en su particular biblioteca, junto a otros objetos personales y recuerdos de su paso.

Según han informado desde el Gobierno de Cantabria, en el contrato que se está redactando se contemplan distintas acciones, como una prospección y documentación de la cueva (planos, fotografías, mediciones…), además de una georreferenciación de la cueva y de todas las piezas que allí se encuentran y que pueda facilitar su catalogación.

“Otra de las actuaciones que se contemplan es que, una vez recogidos los materiales, se trasladarán o bien al Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria (MUPAC) o bien al Archivo Histórico Provincial, dependiendo de su naturaleza, para inventariarlos e identificarlos, para su posterior restauración y conservación”, han subrayado desde el Gobierno de Cantabria a preguntas de elDiario.es.

Descubrimiento 80 años después

Los descubridores de esta cueva, hace aproximadamente un año, fueron Jesús Pelayo Mirones y Delia Guardo Verdeja, con la colaboración indispensable de Francisco Verdeja Otero, el abuelo de esta, que les había puesto sobre la pista para encontrar el refugio de algunos de los ‘emboscados’ de la Brigada Machado en Liébana.

Se trata de una cavidad de apenas un metro de altura y de forma casi circular, con unos tres metros de fondo. No es una cueva a ras de suelo, ni en una zona accesible. Mucho menos en aquella época. Sabían que ahí podrían dormir tranquilos y que no necesitaban montar vigilancia dada la situación de la cueva en pleno corazón del escarpado Desfiladero de La Hermida, a los pies de los Picos de Europa.

En una ubicación que los descubridores prefieren no revelar de momento para mantenerla a salvo de ojos indiscretos y cazadores de tesoros, hasta que los técnicos de Patrimonio puedan valorar su contenido, en el medio de una pared vertical de casi 50 metros de altura al que no se puede acceder sin cuerda de escalada a riesgo de jugarse la vida, se escondieron en diferentes momentos cuando se echaron al monte durante la dictadura franquista al menos tres personajes muy relevantes de la historia reciente de Cantabria, como puede comprobarse en el material que se ha conservado intacto.


El material que se conserva en la cueva de los emboscados.

En cuanto al inventario de los objetos que se han conservado a lo largo de todos estos años, es de lo más variado. Sobre todo, han aparecido libros de las temáticas más insospechadas, que incluyen hasta un ejemplar sobre el catolicismo alemán. Según relataron sus descubridores en una entrevista con elDiario.es, en esta pequeña biblioteca particular se incluye cerca de una decena de libros, que conservan firmas y mensajes manuscritos de los que habitaron esta cueva.

Además, también se conserva un bidón metálico que servía para hacer acopio de agua, con un sistema con ramas para que el agua que bajaba de la peña decantara en el recipiente, una báscula de precisión, restos de mantas viejas en la única zona de la cavidad en la que se podía descansar, una lata de hojalata con medicinas a modo de botiquín, en la que había mercurio, enjuagues bucales, vendas, un bote de aspirinas, rollos de algodón… Y lo que más llamó la atención a los descubridores: unos zapatos de tacón, probablemente destinados a ser un regalo para una novia que nunca pudieron entregar.