jueves, diciembre 26 2024

De Viena a Turín pasando por Astorga: un viaje por los mejores chocolates calientes

Cuando aprieta el frío, nada mejor para desentumecer las manos que una taza de chocolate caliente. Te llevamos de ruta por los lugares donde, más que una bebida, el chocolate es cultura, tradición y un placer irresistible

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Quizá nunca lo habías pensado, pero el chocolate caliente puede convertirse en un destino. Ponte en situación: es pleno invierno, las manos entumecidas buscan refugio en una taza humeante y el aroma a cacao envuelve acogedoramente el ambiente. En muchos rincones del mundo el chocolate caliente no es solo una bebida: es un ritual, una experiencia que conecta con la tradición y la identidad del lugar. Desde su versión aristocrática hasta las recetas más conectadas con la historia local, esta bebida nos invita a recorrer el invierno con otros ojos.

Cuando el chocolate llegó a Europa traído desde Mesoamérica era una bebida espesa y amarga que los mayas y los aztecas consideraban sagrada. Su introducción en el viejo continente marcó el inicio de una transformación: se endulzó con azúcar y se aromatizó con especias como la canela, convirtiéndose en un lujo reservado para la nobleza. A medida que se popularizaba, cada región europea adaptó el chocolate a su cultura, desarrollando recetas únicas y tradiciones que han perdurado hasta hoy. 

Si alguna vez has buscado excusas para viajar en invierno, aquí tienes una lista deliciosa. Estos destinos no solo ofrecen planes invernales acogedores y apetecibles, sino también una excusa perfecta para detenerte, disfrutar del momento y saborear una buena taza de chocolate caliente.

Cada destino tiene su propia interpretación y cada taza cuenta una historia. Muchos, además, acompañados de dulces típicos; desde los macarons en Zúrich hasta la tarta Sacher de Viena. Así que prepárate para viajar y recuerda: un chocolate caliente no es solo una bebida, es una pausa para disfrutar del ambiente acogedor de una cálida cafetería en pleno invierno, perfecta para disfrutar del momento y el entorno mientras lo degustas.

Turín (Italia): bicerin, un clásico refinado

En el corazón del Piamonte, Turín se alza como la capital italiana del chocolate. Aquí, el bicerin, más que una bebida, es una institución. Esta peculiar combinación, compuesta de chocolate caliente, café y crema, se sirve en capas que no se mezclan hasta el primer sorbo. La receta, que data del siglo XVIII, ha conquistado a locales y visitantes durante generaciones.

Recomendación:

Para disfrutarlo como manda la tradición, visita el Caffè Al Bicerin, un pequeño local que abrió sus puertas en 1763 donde, rodeado de historia y bajo una luz tenue, podrás sentir cómo el aroma a cacao y café llena el aire. Cada trago es un viaje al pasado, una conexión con la tradición turinesa que ha perdurado durante generaciones.


El bicerin de Turín.

Zúrich (Suiza): chocolate suizo en estado puro

Si hay un país donde el chocolate es un arte, ese es Suiza. Y Zúrich, con su mezcla de elegancia y calidez, es el lugar perfecto para disfrutarlo. Aquí, el chocolate caliente es espeso, cremoso y absolutamente irresistible, sobre todo cuando el invierno congela el ambiente en las calles y nos empuja a buscar una cafetería.

Recomendación:

Dirígete a Confiserie Sprüngli, famosa por su receta de chocolate caliente casero que se puede pedir en diferentes versiones. Acompáñalo con unos luxemburgerli, esos delicados macarons que completan la experiencia. O, si quieres aún más chocolate, con alguna de sus delicadas trufas.

Bruselas (Bélgica): cuna del chocolate europeo

Bélgica y el chocolate son prácticamente sinónimos, y Bruselas, su capital, alberga algunas de las chocolaterías más prestigiosas del mundo. En invierno, las calles adoquinadas y los mercados navideños crean el escenario perfecto para disfrutar de un chocolate caliente elaborado con tabletas artesanales.

Recomendación:

Haz una parada en Neuhaus, una de las chocolaterías más emblemáticas de la ciudad. Aquí, el chocolate caliente se sirve con pequeños acompañamientos que complementan su sabor. Un ritual que combina la maestría chocolatera belga con la atmósfera mágica de la ciudad en invierno.


Chocolate caliente en Bruselas.

Viena (Austria): chocolate con aires imperiales

La capital austríaca, con su rica herencia imperial, ha elevado el chocolate caliente a una experiencia aristocrática. En los elegantes cafés vieneses, esta bebida se sirve con nata montada y suele acompañarse de delicias como la famosa sachertorte.

Recomendación:

Haz una visita al icónico Café Sacher, donde puedes combinar el chocolate caliente con la legendaria tarta sacher, que lleva conquistando paladares desde 1832. Todo en un ambiente que parece salido de otra época.

Budapest (Hungría): chocolate especiado y sorprendente

En Budapest, el chocolate caliente adquiere matices únicos gracias a la incorporación de especias que realzan su sabor. De este modo, si te animas a probar cosas nuevas, encontrarás cafeterías que ofrecen versiones de esta bebida con toques de canela, vainilla, clavo, pimentón o incluso pimienta, creando una experiencia sensorial singular.

Recomendación:

Prueba esta explosión de sabores en Rengeteg RomKafé, un pequeño café especializado en chocolates calientes creativos, o en Zsivágó, cuyo ambiente nostálgico te hará sentir como en casa de tus abuelos.


Popurrí de sabores en Budapest.

París (Francia): el chocolate refinado

En la “ciudad de la luz”, el chocolate caliente no es simplemente una bebida, es un placer refinado. París lleva siglos perfeccionando la receta del chocolat chaud, ofreciendo una versión espesa y cremosa que se elabora con tabletas de chocolate derretidas en leche caliente. Algo que aún sabe mejor todavía si lo degustas en alguna cafetería histórica.

Recomendación:

Un lugar imprescindible es Angelina, una célebre pastelería con más de 120 años de historia y numerosas localizaciones. Su icónico chocolat chaud l’Africain es tan espeso que se asemeja a una mousse líquida y forma un dúo perfecto con su famosa tarta Mont-Blanc. 

Londres (Reino Unido): tradición con un toque moderno

Londres, con su clima húmedo y neblinoso, encuentra en el chocolate caliente un aliado perfecto para combatir el frío. Aquí las opciones han evolucionado hacia la creatividad. Desde versiones clásicas hasta combinaciones modernas con sabores inesperados, esta ciudad tiene algo para todos los gustos.

Recomendación:

Si quieres probar cosas nuevas, y hacer unas fotos espectaculares de tazas humeantes, pásate por sitios como Italian Bear Chocolate, Chin Chin Labs o The Parlour at Fortnum & Mason. 


Chocolates muy instagrameables en Londres.

Astorga (España): cuna del chocolate en España

Astorga, en León, posee una tradición chocolatera que se remonta al siglo XVIII, cuando fue uno de los primeros lugares en España en producir chocolate. Durante el invierno, las confiterías locales ofrecen tazas de chocolate caliente que reflejan siglos de historia y maestría artesanal. 

Recomendación:

Una visita al Museo del Chocolate permite sumergirse en el legado chocolatero de la región, mientras que degustar una taza en una confitería tradicional brinda una experiencia reconfortante que te transporta a los inicios del chocolate europeo.