El eurodiputado no acude a declarar ante el juez, que le había citado para comparecer de manera voluntaria en la causa abierta por financiación ilegal, pero su abogado afirma que está dispuesto a declarar próximamente
La Audiencia Nacional abre una investigación contra Alvise Pérez por financiación ilegal
Álvaro Romillo, el empresario investigado en la supuesta estafa piramidal de Madeira Invest Club (MIC), ha reconocido este miércoles en la Audiencia Nacional que pagó 100.000 euros en metálico en plena campaña al eurodiputado Alvise Pérez a cambio de “favores futuros”, confirman a elDiario.es fuentes conocedores del contenido de su declaración. Romillo estaba citado a comparecer en una investigación abierta por financiación ilegal después de que confesara en un escrito presentado a la Fiscalía haber pagado esa cantidad al entonces candidato y ahora miembro del Parlamento Europeo.
En el marco de esas pesquisas, que se investigan como una pieza separada en el procedimiento que analiza el hundimiento del negocio de inversiones de Romillo, también estaba citado a comparecer el propio Alvise, que no se ha presentado. Tras admitir la denuncia, el juez José Luis Calama ofreció al eurodiputado, dada su condición de aforado, la posibilidad de declarar de forma voluntaria. Alvise ha decidido por el momento no acogerse a ese ofrecimiento, si bien sus abogados han confirmado que ofrecerán otras fechas para que pueda acudir ante el juez “la semana próxima o la siguiente”, de acuerdo a las fuentes consultadas.
Tal y como desveló elDiario.es, el agitador ultra desarrolló una relación con Romillo, líder de un club financiero de inversiones y empresario del sector de las criptomonedas, hasta el punto que el entonces aspirante a eurodiputado participó en un acto de promoción de su plataforma —hoy desaparecida— Madeira Investment Club.
El intercambio de mensajes aportados a la causa revelan que Alvise comentó sus necesidades de financiación y Romillo acabó ofreciéndole cobrar 100.000 euros en mano, en metálico y en negro a través de Sentinel, una firma dedicada a facilitar intercambios de dinero bajo una promesa de total confidencialidad que manejaba 5.000 cajas de seguridad en una fortificación blindada en pleno centro de Madrid.
Tras saltar el escándalo, Alvise reconoció que había cobrado ese dinero pero atribuyó el pago a un trabajo que hizo como “autónomo”, que no ha terminado de especificar y que no figura en las conversaciones con el empresario. Ante el juez, Romillo ha reconocido que “no existió ningún servicio” y que era una contraprestación a cambio de “favores futuros”.
Las conversaciones aportadas desvelan que entre Alvise y Romillo se fraguó durante meses una especie de relación casi mercantil en la que el candidato buscaba dinero para financiarse y el empresario tener acceso a su comunidad para publicitar sus negocios. “Tu discurso es absolutamente idéntico al mío contra el Estado, y por eso quiero apoyarte”, llegó a decirle Alvise, que le preguntó si conocía gente que pudiera estar interesada en apoyar su comunidad, que definió como “de libertad y lucha de éxito contra la corrupción”.
El empresario le contestó que él conocía a “gente que tiene dinero” y que podría estar interesada no tanto en su proyecto político, sino en hacer aportaciones como una especie de “inversión” o “colaboración” a cambio de que él hiciera publicidad de sus negocios entre sus seguidores. Alvise se mostró “encantado” de hacer alguna “promo semanal” o de “grabar cosas muy virales con invitados e influencers”, aunque en los mensajes aportados no figuran los términos exactos de esa supuesta colaboración. Además, cuando el empresario le anunció que ya tenía el dinero para él, Alvise le dijo en otro mensaje que esos fondos le iban a permitir poner en marcha “una parte urgente de la campaña”.